La CNMC avala los cálculos de Aena sobre sus costes para subir las tarifas aéreas en 2026
Competencia resuelve su análisis sobre las estimaciones del gestor aeroportuario, que quiere elevar los precios un 6,5%, y zanja diez años de congelación

Adiós a un decenio de precios congelados por el uso de los aeropuertos españoles y hola a un nuevo foco de tensión a las relaciones que mantienen Aena, el gestor de los aeródromos españoles, y las aerolíneas. Las tarifas podrían subir un 6,5%, a razón de 68 céntimos por pasajero en 2026, a la espera de lo que decida finamente el consejo de administración de la empresa. La Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) ha avalado punto por punto los cálculos de costes regulados que Aena había realizado para justificar su incremento de precios. La subida tendría efecto a partir del 1 de marzo del año que viene.
En su reunión del pasado 10 de julio, el organismo presidido por Cani Fernández analizó y ratificó la estimación de costes planteada por Aena en torno al llamado Índice P. La CNMC considera “correcto” cada uno de los apartados que componen ese indicador (que van desde el tráfico aéreo al personal, la seguridad o el gasto energético). No es un trámite cualquiera porque con esta base Aena puede plantear su actualización de tarifas, una decisión que suele ser carne de tribunales por la disparidad de criterios de las partes.
El planteamiento de 2026 era distinto para Aena y la CNMC porque al fin se cerraba el plazo marcado por la Ley 18/2014, aprobada por Ana Pastor en el Ministerio de Fomento durante el primer Gobierno de Mariano Rajoy. A rebufo de la crisis de la que todavía salía España, se obligó a que la evolución tarifaria fuera del 0% interanual entre 2015 y 2025. Ni siquiera el estreno en Bolsa de la empresa pública, prevista para inicios de 2015, impidió la aplicación de esa cortapisa.
Aún hoy, con todo lo que se ha disparado la inflación (un 29% acumulado, según el Instituto Nacional de Estadística), Aena defiende que cobra menos que a mediados de la década pasada por usar alguno de los 46 aeropuertos que gestiona en España (además de 18 en el Reino Unido y Brasil y otros 15 más en los que participa en otros países de América). También argumenta que sus precios se sitúan hasta un 60% por debajo de los que exigen grandes aeropuertos europeos como Paris-Charles de Gaulle, Londres-Heathrow, Ámsterdam o Fráncfort.
Las aerolíneas no se suben a ese barco. Ryanair, la líder mundial en viajeros, lleva años en conflicto directo con Aena y la pasada primavera recortó sus vuelos en 800.000 plazas a varios aeropuertos regionales en España como protesta por las tasas aeroportuarias. La semana pasada, antes de conocerse las intenciones de Aena para 2026, ya avisaba de que se planteaba nuevas cancelaciones de rutas en los próximos meses. Otras aerolíneas y el sector en general aguardaban a que se certificase la subida antes de entrar a valorar la noticia.
La protesta de la industria se dirige especialmente a la única excepción que pudo aplicar Aena el año pasado, cuando incrementó un 4,09% los precios tras obtener el visto bueno del Gobierno para la recuperación de costes extra en la factura energética motivados por la invasión rusa de Ucrania (Aena carga su coste energético a las tarifas con dos años de decalaje).
Este choque de trenes entre gestor y aerolíneas se produce justo cuando España busca rebasar un nuevo récord de visitantes extranjeros y llegar a los 100 millones de turistas en el total del ejercicio. Para Aena, su cifra mágica de pasajeros anuales es 320 millones. En ambos casos, el concurso de las aerolíneas se antoja esencial. Según los datos hasta junio conocidos hace unos días, el tráfico de pasajeros subió otro 4,5% en el primer semestre respecto al mismo periodo de 2024, pero los aeropuertos regionales donde Ryanair recortó rutas se resienten ya con cifras como el 57% menos de Valladolid o el 8% de Jerez (las dos ciudades más afectadas).
La compañía que preside Maurici Lucena necesita más que nunca esta inyección extra. La empresa debe cubrir sus costes operativos y mantiene una inversión media que viene ascendiendo a 450 millones anuales, valiéndose de las tarifas que recauda entre las compañías aéreas y sin recibir un solo euro de los Presupuestos Generales del Estado. Aena afronta un periodo de intensa inversión con la ampliación de capacidad de aeropuertos como Madrid-Barajas, Tenerife, Alicante, Valencia, Palma de Mallorca, Málaga, Menorca, Ibiza, Lanzarote o Bilbao. Con todo ello, la inversión anual podría más que duplicarse y alcanzar los 1.000 millones.
La previsión de tráfico de Aena para este 2025 es de 320 millones de viajeros en las terminales de la red española de aeropuertos, y se da por descontado que esa estimación seguirá escalando para 2026. Sobre la base de esos 320 millones, la mejora en las tasas propuesta por Aena supone un alza de unos 218 millones de euros por su actividad regulada, a la que destinó una facturación de 3.190 millones en 2024 sobre un total de 5.827 millones.

