Un A321 de Lufthansa sobrevoló España sin nadie a los mandos por el desmayo del copiloto durante nueve minutos
El comandante se ausentó de la cabina de vuelo para ir al baño, tras lo que se produjo la incapacidad súbita del segundo. El piloto automático funcionó pese a que se activaron mandos e interruptores de forma involuntaria


Sábado, 17 de febrero de 2024. Pasan unos minutos de las 10.30 de la mañana cuando un avión A321 de Lufthansa sobrevuela las provincia de Zaragoza, Guadalajara y se sitúa a 88 millas del aeropuerto de Madrid, con destino final en Sevilla, con el piloto (43 años) en el baño y el copiloto (38 años) inconsciente. Funcionó el sistema de piloto automático y no hubo que lamentar problema alguno, pero el caso ha sido materia de estudio por la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (CIAIAC), adscrita al Ministerio de Transportes. Sus pesquisas, de carácter técnico, sirven para aprender y prevenir.
El aparato de la aerolínea germana cubría la ruta Fráncfort-Sevilla con 205 personas a bordo, seis de ellas miembros de la tripulación. Según el relato de la comisión, desvelado por CNN y al que ha tenido acceso este periódico, “el copiloto sufrió una incapacitación súbita y severa, dándose la circunstancia de que se encontraba solo en la cabina de vuelo”. El comandante, prosigue el informe, “se había ausentado unos segundos antes por motivos fisiológicos”.
El incidente y el desenlace de la investigación se producen en pleno debate en el sector aéreo sobre la necesidad, o no, de que un mínimo de dos personas viaje en la cabina del piloto. Las mayores garantías posibles son defendidas por los sindicatos de pilotos, entre ellos el español Sepla, ante los avances de los mayores fabricantes de aviones para permitir que vuele un solo piloto en viajes de corta distancia, dos en el caso de vuelos de largo radio, con la asistencia de sistemas de inteligencia artificial.
El informe señala que “la causa de incapacitación del copiloto fue la manifestación de un síntoma de una dolencia previa no detectada ni por el propio piloto ni en el reconocimiento médico aeronáutico”. Y se concluye a favor del “beneficio de que otra persona autorizada se encuentre en la cabina de vuelo cuando uno de los dos pilotos la abandona por motivos fisiológicos u operacionales”.
Desde la CIAIAC se ha elevado una recomendación al respecto a la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA por sus siglas en inglés) para que pida a las aerolíneas que vuelvan a evaluar los riesgos asociados a que un piloto permanezca solo en la cabina de vuelo cuando el otro la abandona. “La presencia de otra persona autorizada hubiera contribuido a la rápida detección de la incapacitación del copiloto, alertando al resto de la tripulación y abriendo la puerta de seguridad de la cabina para facilitar el rápido acceso del comandante y tomar el control del avión”.
En el caso de este vuelo LH77X, el comandante se ausentó a las 10:31 horas y regresaba a su puesto a las 10:39 horas utilizando el procedimiento estándar para ingresar en la cabina. La introducción del código desde el exterior, con la activación de un timbre que alerta dentro de que alguien quiere entrar, no obtuvo respuesta en las cinco ocasiones que fue introducido. Fue entonces cuando el piloto utilizó el código de emergencia, a las 10:40, para abrir la puerta de seguridad. Este segundo código reservado para situaciones extremas vuelve a activar un timbre aún más sonoro en la cabina y desbloquea la puerta de seguridad pasados unos segundos si no hay respuesta. En ese mínimo plazo el copiloto volvió en sí y realizó la apertura manual desde el interior. Fueron momentos de alta tensión para la tripulación.
El segundo a bordo, con el que el piloto había mantenido una conversación sobre la meteorología antes de salir, aparecía “pálido, sudando y moviéndose extrañamente”. El comandante pudo tomar los mandos a las 10:42 horas y decidió desviarse al aeropuerto de Madrid-Barajas para que fuera atendido en un hospital. Antes, un doctor que se encontraba entre el pasaje atendió al empleado de Lufthansa. Su último reconocimiento médico estaba fechado el 24 de mayo de 2023 y era válido hasta el 1 de junio de 2024.
Durante el primer minuto de su indisposición, el copiloto accionó “involuntariamente” varios mandos e interruptores. Entre otros movimientos se registró “un aumento repentino en la fuerza en el pedal derecho” que provocó un alabeo (deformación momentánea del ala de un avión) de cinco grados y un cambio de rumbo de dos grados, pero el piloto automático y el sistema de empuje automático continuaron en pie, lo que mantuvo a la aeronave en la ruta planificada.
Incapacitado para volar
El copiloto sufrió una incapacitación súbita y severa “por un trastorno convulsivo (de carácter neurológico)”, dicta el informe. A lo largo de esta investigación se preguntó a la AESA si los reconocimientos médicos que siguen los pilotos detectan este tipo de afecciones, y la respuesta es que solo habría detectada “si sus síntomas hubieran estado presentes en el momento del examen o si se hubieran manifestado con anterioridad”. Ni el piloto ni sus médicos tuvieron sospecha alguna previa. Pero el hecho es que una enfermedad de estas características es excluyente para obtener o mantener la aptitud psicofísica de vuelo. El manual de medicina de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) describe el trastorno convulsivo o la convulsión como una descarga paroxística excesiva anormal de las neuronas de la corteza cerebral. Algo incompatible con llevar los mandos de un avión.
“Durante unos diez minutos la aeronave continuó volando, en la fase de crucero con el piloto automático conectado, pero sin supervisión adicional por parte de alguno de los dos pilotos”, concluye el informe. El copiloto solo recordaba haber sobrevolado Zaragoza antes de ser atendido por el pasajero.
La normativa aérea recomienda a las compañías con aviones dotados de puerta de seguridad que evalúen el riesgo y decidan si necesitan aplicar la política de dos personas en la cabina. El blindaje de esta zona crítica de cualquier avión con una puerta de seguridad se impuso tras los atentados del 11S de 2001 en Nueva York. Con ello se imposibilita el acceso desde el exterior a personas no autorizadas y se dificulta un potencial secuestro de la aeronave. La presencia de dos personas se impone tras el accidente de Germanwings del 24 de marzo de 2015, cuando el copiloto estrelló el avión de forma deliberada contra una montaña en Los Alpes franceses.
El caso de las incapacitaciones súbitas en cabina no es usual, pero son cosas que pasan. El órgano estadounidense de Aviación Civil (FAA) contabilizó 39 incapacitaciones en vuelo en un periodo de seis años entre aerolíneas americanas. En 2004 se dieron 36 casos en Reino Unido, con cuatro muertes súbitas a los mandos. Y la CIAIAC española identificó 30 incapacitaciones entre 2014 y 2024. Los desmayos, enfermedades gastrointestinales, ataques epilépticos y los infartos de miocardio están entre las principales causas. La FAA concluye que la probabilidad de que estos eventos concluyan en accidente es del 0,04%.
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