Jaime Rodríguez (Airbnb): “La crisis de vivienda no se solucionará eliminando los pisos turísticos”
El director general de la plataforma en España y Portugal carga contra las administraciones que utilizan a la compañía “como una excusa conveniente para no asumir responsabilidades políticas”


Jaime Rodríguez de Santiago (Madrid, 1984) acude eufórico a la primera presentación pública desde que fue nombrado el pasado mes de noviembre director general de Airbnb en España y Portugal. Escasas horas antes de su intervención ante los medios de comunicación, la compañía ha presentado a nivel global la mayor diversificación de su modelo de negocio, hasta ahora centrado en exclusiva en el alquiler de viviendas de uso turístico, y que desde ayer se abre para que el viajero que alquile un piso pueda al mismo tiempo contratar servicios similares a los que se pueden encontrar en un hotel, como un spa, comida preparada o peluquería; o bien experiencias, como viajes en globo, menús preparados por chefs o catas de vinos, entre otros.
Un cambio que responde a la necesidad de no depender en exclusiva de una sola actividad y a la proliferación de legislaciones restrictivas en las grandes ciudades donde opera, cuyos gobernantes se han alineado para acusar de forma mayoritaria a Airbnb de ser responsable del turismo masivo, de la expulsión de los vecinos del centro histórico, de la falta de vivienda y del encarecimiento de la misma. El destino que ha ido más allá en su lucha contra la plataforma ha sido Nueva York, que desde septiembre de 2023 prohibió los alquileres de pisos turísticos en toda la ciudad. “La persecución del alquiler de corta duración solo ha servido para que se disparen los precios de los hoteles y siga creciendo el precio del alquiler. Y al mismo tiempo ha impedido a los residentes de Nueva York generar actividad económica con su alojamiento y ha limitado las posibilidades de alojamiento para los turistas que visiten la ciudad“.
El máximo ejecutivo de Airbnb en España intuye que detrás de esta prohibición está el sector hotelero. “Es una medida que no ha cumplido los objetivos que pretendía y que parece responder más a favorecer los intereses de los hoteles que ya estaban en la ciudad”. Antes de llegar a la plataforma de alquiler para turistas ocupó posiciones directivas en Blablacar o Freenow, donde confiesa que “también se tuvo que enfrentar contra aquellos que querían mantener su statu quo”, en clara alusión a los distintos agentes del transporte. “No les gusta que les surja competencia y tratan de preservar lo que ya tenían, al igual que los hoteles”.
Rodríguez de Santiago trata de derribar con argumentos todas las acusaciones y se muestra especialmente crítico con aquellas que le apuntan como responsable de la crisis de vivienda en España. Barcelona y Madrid han seguido el ejemplo de Nueva York y han sido pioneras en la aprobación de legislaciones que condenan a plataformas como Airbnb a un papel marginal. El Ayuntamiento de Barcelona ha anunciado su intención de que en 2028 no haya pisos turísticos en la ciudad y el consistorio dirigido por José Luis Martínez Almeida prevé que el Plan Reside, que contempla que no habrá pisos turísticos compartiendo espacio con residentes (solo estarán permitidos en edificios completos para uso turístico), entrará en vigor el próximo verano. El directivo considera que tampoco lograrán el objetivo que persiguen porque parten de un diagnóstico equivocado. “El alquiler de corta duración en Madrid y Barcelona apenas representa el 1% del parque de viviendas. La crisis de oferta y precios de vivienda no se solucionará eliminando los pisos turísticos. El peso que se le está dando en el debate público no se corresponde en absoluto con su peso en el mercado de la vivienda. Creo que se ha convertido en una excusa muy conveniente para no asumir las responsabilidades políticas de una planificación urbanística ineficiente durante muchos años”.

También rechaza de forma categórica que la plataforma sea responsable del turismo masivo, que ha colapsado los centros históricos de las ciudades más visitadas y ha provocado un fenómeno inédito en un país dependiente del turismo como España: la proliferación de manifestaciones en contra de la llegada de viajeros internacionales. La mecha de esas protestas se prendió en Canarias y posteriormente se extendió con rapidez a Baleares, Barcelona o Málaga. “Hemos cometido el error de no participar en el debate tan activamente como debíamos haberlo hecho. Las cifras hablan por sí solas. Entre el 80% y el 90% de los turistas que visitan grandes ciudades en España se alojan en hoteles y el resto optan por otras alternativas. No tiene sentido que para resolver el problema de la masificación se opte por eliminar los alquileres de corta duración”.
El director general de Airbnb en España considera que es un contrasentido que las distintas administraciones traten de liderar la lucha contra el turismo masivo cuando han sido las que han propiciado ese crecimiento exponencial de las llegadas de viajeros. “Han creado decenas de líneas de tren de alta velocidad, han apoyado la decena de llegadas de aerolíneas de bajo coste y han atraído a las grandes líneas de cruceros. Entre todas ellas han desarrollado una industria del ocio y de la restauración alrededor del turismo. Se ha construido una gran industria y lo que tendremos que hacer es ordenarla mejor, colaborar para que sea lo más beneficiosa para todos y no pegarnos un tiro en el pie”.
En su opinión, los alquileres turísticos, lejos de ser un problema, pueden contribuir a solucionarlo. “Es necesario dispersar ese turismo para evitar su concentración. Y ahí es donde el alquiler de corta duración puede cumplir un papel esencial. Porque no en todas las pequeñas poblaciones puedes poner un hotel, pero sí puedes decir a la gente que alquile las casas”, recalca. La plataforma calcula que tiene al menos un alquiler en 5.300 municipios españoles, lo que supone que cuenta con presencia en dos de cada tres ciudades, y que un anfitrión medio de Airbnb (el 80% alquila un solo alojamiento) genera unos ingresos anuales de 5.200 ingresos, lo que, en opinión del 74%, “son claves para mantener los hogares”.
Sobre la firma
