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Las dudas sobre el mercado del coche eléctrico hacen tambalearse a Wallbox

La empresa de cargadores para vehículos electrificados perdió 131,5 millones de euros el año pasado, en el que recortó un 35% su plantilla

Josep Catà Figuls

En la cadena de valor de la automoción, si uno coge frío, el de más allá ya está con un catarro. La empresa de cargadores para coches eléctricos Wallbox, fundada en 2015 en Barcelona y que llegó a ser considerada como un “unicornio” —las compañías que superan los 1.000 millones de dólares en la valoración del mercado—, está pasando por un momento complicado. Aunque sus ventas crecen —en 2024 los ingresos crecieron un 14% con respecto al año anterior, hasta los 163,9 millones de euros, según los resultados presentados este miércoles— y Wallbox sigue siendo una empresa con fuerte liderazgo en el sector, el mercado de coches eléctricos no está lo suficientemente estimulado como para que esta compañía sea todavía rentable. En 2024, Wallbox tuvo que recortar su plantilla en un 35%, con unos 300 despidos, y registró 131,5 millones de pérdidas, un 17,3% más que el año anterior.

El consejero delegado de Wallbox, Enric Asunción, ha explicado que se están dando pasos para lograr la rentabilidad operativa de la compañía este año —aunque todavía sin resultado neto positivo—, y ha justificado las pérdidas por el resultado bruto de explotación obtenido (70,8 millones en negativo) y por factores extraordinarios derivados de la adquisición de una empresa en Alemania.

Que el mercado no sea lo suficientemente dinámico hace más complicado, para una compañía como Wallbox, traducir sus ventas a beneficios. No obstante, Asunción ha afirmado, en una rueda de prensa telemática, que gestionan su empresa independientemente de la evolución del mercado de los coches eléctricos. “El mercado ha decrecido pero hemos sido capaces de gestionarlo”, ha explicado Asunción, que recuerda que proporcionalmente se ha aumentado más el número de cargadores que el de coches eléctricos vendidos. “Gestionamos la empresa para que sea rentable sin pensar en el crecimiento del mercado”, ha añadido, aunque ha matizado que el sector espera que haya un crecimiento importante en los próximos años, debido a las normativas que piden dejar atrás el vehículo de combustión y reforzar las ventas de los coches eléctricos. “Los fabricantes de coches están discutiendo para reducir las multas, pero la normativa está, y esto nos asegura un mínimo de crecimiento del 20%”, ha expresado.

Pero este crecimiento, por ahora, no se puede dar por descontado. El mercado de los vehículos eléctricos sufre un frenazo —en 2024 las ventas de estos vehículos cayeron un 5,9%— y los fabricantes de coches piden que la transición eléctrica sea proporcionada, y que haya ayudas públicas para incentivar la compra de estos vehículos. Así, una empresa dedicada a la fabricación de cargadores para estos coches sufre la paradoja del pez que se muerde la cola: la extensión de una red de cargadores es imprescindible para que los consumidores se convenzan para comprar un coche eléctrico, pero a la vez, si no hay un mercado estimulante, no hay negocio.

En este contexto se explica también la evolución de la valoración de Wallbox, que llegó a valer 3.000 millones de dólares y ahora tiene una capitalización bursátil de 124 millones. La compañía cotiza en la Bolsa de Nueva York y ha perdido en un año más del 65% de su valor. De hecho, cotiza en torno a los cincuenta céntimos de dólar por acción, cuando la regulación bursátil obliga a cotizar por encima de un dólar. “La prioridad es seguir cotizando en Bolsa”, ha afirmado el responsable financiero de la compañía, Luis Boada.

La empresa, que recientemente captó 10 millones de dólares con el apoyo de varios inversores, utilizará este montante “para reforzar el balance”, según ha explicado Asunción. En 2024, Wallbox superó el millón de cargadores de vehículos eléctricos vendidos en todo el mundo desde el inicio de sus operaciones. El crecimiento de ingresos en Norteamérica fue del 41%, siendo Estados Unidos uno de sus principales mercados —donde según Asunción, la política arancelaria de Donald Trump da más sentido a que estén presentes en el mercado americano—, junto con Alemania, donde la legislación ya le permite vender cargadores rápidos.

Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.
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