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Glovo transforma su app en una red similar a TikTok a la espera de superar su espiral de pérdidas

La ‘startup’ de reparto a domicilio, que prevé tener un ebitda positivo a finales de año, se transforma en una red social e incorpora un muro de vídeos de cocina desde el que se podrán hacer los pedidos

Josep Catà Figuls
La nueva versión de la aplicación de Glovo, que incorpora vídeos, en una imagen cedida por la compañía.
La nueva versión de la aplicación de Glovo, que incorpora vídeos, en una imagen cedida por la compañía.

En todas las empresas emergentes del sector tecnológico hay dos ingredientes básicos para mantener el aura de innovación: que siempre haya novedades en el producto, y que los fundadores, guardianes del relato de la startup desde su nacimiento, piloten estas transformaciones. Glovo es ahora una empresa en pérdidas que forma parte del gigante del reparto a domicilio alemán Delivery Hero. Es además una empresa que atraviesa una investigación judicial por la vía penal por supuestos incumplimientos en su modelo laboral. Pero sigue siendo una startup.

Este miércoles, la compañía ha presentado la transformación de su aplicación móvil: la ha convertido en una red social. La app incorporará interacción entre usuarios y también un muro de vídeos, al estilo de Tik Tok, desde el que se podrán hacer los pedidos de lo que se ve en la pantalla. El martes Glovo anunció estos cambios ante los medios de comunicación nacionales e internacionales en su gran sede en Barcelona, y la primera parte de la presentación fue a cargo del cofundador y consejero delegado, Òscar Pierre, que tiene que declarar próximamente en la investigación penal. Explicó cómo esta transformación entronca con la historia de innovación de la compañía, que empezó en 2014 —y mostró fotos de esa época— con él y el otro fundador, Sacha Michaud, repartiendo pedidos en bici y pasando las noches programando. Pero cuando llegó el turno de preguntas, Pierre, con el portátil bajo el brazo y el atuendo típico del startupero —pelo despeinado, camisa básica, vaqueros y bambas— ya había salido sigilosamente de la sala.

“No podemos responder a las preguntas sobre el proceso judicial porque estamos hablando de la parte del producto”, apuntó Felix Eggert, director de comunicación global de Glovo, acompañado de los dos responsables de la transformación de la aplicación, Shiro Theuri, jefa de tecnología, y Daniel Alonso, vicepresidente de producto. El juzgado número 31 de Barcelona está investigando a Glovo y a Òscar Pierre a raíz de una denuncia presentada por la Fiscalía Provincial de Barcelona, que apunta a un presunto delito contra los derechos de los trabajadores por seguir manteniendo a falsos autónomos entre sus repartidores y por no respetar la legislación que obliga a contratarlos por cuenta ajena. Esta falta de adecuación a la normativa laboral también está, en parte, detrás del otro dolor de cabeza de Glovo: su situación financiera. La startup catalana acumula pérdidas año tras año, y una parte de ellas se explica por las constantes sanciones que la administración y la inspección de trabajo le impone. En su último informe semestral, Delivery Hero señaló que Glovo se enfrenta a potenciales multas por un importe máximo de 953 millones euros (403 millones de los cuales, provisionados por la investigación de la Comisión Europea sobre posibles infracciones de normas de competencia).

De ahí que Glovo, por la que Delivery Hero pagó cerca de 1.000 millones de euros en 2021 para adquirirla, no logre sacar cabeza de su espiral de pérdidas: en 2023, Glovoapp23 SA, que consolida las cuentas del grupo, registró pérdidas por valor de 178,8 millones euros. La compañía, que es líder junto con Just Eat en el mercado del reparto a domicilio en España, explica que el valor bruto de sus ventas ha crecido un 44% en los últimos dos años. “Prevemos llegar al break even (rentabilidad) a finales de este año”, dijo Eggert, en referencia al resultado bruto (ebitda) ajustado, es decir, sin tener en cuenta el impacto de las sanciones e impuestos.

En su presentación, Pierre destacó que “la tecnología es lo que hace este negocio”, y apuntaló el relato de la startup con fotografías de sus inicios hace 10 años. “Empezamos con una idea muy pequeña que después se convirtió en una cosa muy grande”, dijo en referencia a las grandes magnitudes del grupo: decenas de millones de clientes, 160.000 socios entre restaurantes y tiendas, 200.000 repartidores y más de 500 marcas que usan Glovo como escaparate. La compañía, presente en 23 países y más de 2.000 ciudades, tiene 3.000 empleados de oficina (sin contar los repartidores), la mitad de ellos en Barcelona. Pierre explicó que en este negocio “se necesita una masa crítica para crecer y funcionar”, y que para ello es imprescindible la tencología y el diseño de la aplicación. Por ello han emprendido la enésima transformación, apuntando ahora hacia la conversión en una red social. “Todo nace de un problema de usuario: el 35% de las veces que un usuario entra en la app no sabe qué pedir. Por eso lanzamos la versión vídeo. En menos de media hora puedes tener exactamente lo que has visto en el vídeo”, explicó Alonso. La nueva versión de la aplicación también permitirá al usuario personalizar sus preferencias en unas colecciones de pedidos y restaurantes, y le permitirá interactuar con otros usuarios para ver qué piden y qué les gusta.

Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.
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