Roca consigue la luz verde de Rusia para vender sus filiales en el país tras dos años de espera
En 2022 entregó la gestión a la dirección local, con la que acordó la venta. Ha necesitado la autorización de una quincena de ministerios
El grupo Roca pone fin al tortuoso camino de dos años que ha necesitado recorrer para desvincularse de forma definitiva de sus filiales en Rusia. El fabricante catalán de cerámica para baños, que decidió salir del país poco después de comenzar la invasión sobre Ucrania, ha recibido las autorizaciones definitivas de la administración Putin para traspasar las cuatro sociedades con las que operaba en él: OOO Roca Rus, OOO Keramika, ZAO Ugrakeram y OOO Aquaton Rus.
El 27 de junio de 2022, la compañía española comunicó la firma de una carta de intenciones para ceder su negocio ruso, que incluía un total de siete fábricas, al equipo directivo que tenía en ese mercado. Posteriormente, en el traspaso también participó un grupo industrial ruso de materiales de construcción. Entonces, Roca avisó de que el cierre del acuerdo estaba sometido a la aprobación “de las autoridades locales” y de los “trámites administrativos necesarios”.
Una aprobación que se ha dilatado durante cerca de dos años. Como se confirma desde la compañía, los organismos rusos han emitido durante el primer semestre de este año todas las autorizaciones que tenía pendientes. En concreto, Roca ha necesitado del visto bueno de una quincena de ministerios para poder completar su salida del país. En sus últimas cuentas anuales de 2023, el grupo catalán insistía en que la venta seguía paralizada y “pendiente de resolución” de la Comisión Gubernamental de la Federación Rusa a la fecha de formulación de las mismas.
La compañía paralizó sus operaciones en Rusia tras el inicio de la guerra en Ucrania, frenando las importaciones, exportaciones e inversiones en ese mercado, en el que se mantuvo presente durante cerca de 30 años. Allí contaba con cerca de 3.000 trabajadores en el último año completo de actividad, 2021. Entonces, este mercado suponía representaba el 7% de sus ventas totales, unos 141 millones, y un beneficio antes de impuestos de 20 millones, también el 7%.
La venta de sus filiales rusas, eso sí, no generaron beneficio alguno a la compañía. Todo lo contrario. Roca ya se apuntó en sus cuentas de 2022 los impactos de la operación. El valor de venta se estableció en 166,8 millones, lo que implicaba una plusvalía de 12,6 millones, ya que, a 31 de diciembre de ese año, la compañía cifraba en 154,1 millones el valor neto de sus activos rusos.
Sin embargo, ese pequeño beneficio desapareció después de que Roca aplicara las pérdidas acumuladas por los tipos de cambio, generadas por la depreciación del rublo frente al euro en diferentes años: un total de casi 97 millones que aplicó sobre el patrimonio neto. A ellos, sumó otros 35,5 millones en deterioros adicionales aplicados a sus sociedades rusas. Con todos los conceptos en cuenta, el saldo fue de un impacto negativo de 119,9 millones de euros. La firma auditora, KPMG, cuestionaba en su informe que las pérdidas por tipos de cambio se aplicara sobre el patrimonio y no sobre la cuenta de resultados.
Las cuentas individuales de 2023 no reflejan nuevos impactos. En ellas, formuladas antes de obtener todas las autoridades rusas, la empresa y la parte compradora mostraban su intención de “perfeccionamiento de la venta, teniendo en cuenta que el retraso en la obtención de la aprobación gubernamental es un factor que excede de su control”, añadiendo que los administradores de Roca no “consideran posible evaluar si las condiciones que se encuentran recogidas en el acuerdo de venta original pudieran sufrir modificaciones o no”.
La compañía cerró 2023 con unos ingresos totales de 2.057 millones de euros, un 1% menos, y unos beneficios de 27 millones, un 36% menos respecto a 2022, según informó la propia compañía el pasado mes de junio. Pese a la caída de las ganancias, Roca aprobó un reparto de dividendos de 28,9 millones, como muestran sus cuentas individuales, misma cifra que el año anterior.