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El BBVA acelera su reestructuración en Argentina en plena opa al Banco Sabadell

El banco da el mando del país a un nuevo responsable y avanza en la división del negocio en dos, mientras crecen los rumores de venta del negocio en el país

Una oficina de BBVA en el centro de Buenos Aires, a mediados de 2019
Una oficina de BBVA en el centro de Buenos Aires, a mediados de 2019Ricardo Ceppi (Getty Images)

El BBVA avanza en abrir una nueva era. El banco acelera la división en dos de su negocio en los distintos países en los que está presente, entre banca comercial y banca de empresas. Uno de estos países es Argentina, donde este movimiento se produce a la vez que toma el mando un nuevo responsable en el país y en plenos rumores de desinversiones en el país austral, de acuerdo a la otra línea estratégica que está desplegando. Esta no es otra que dar más peso al mercado español, con la opa al Banco Sabadell como principal piedra de toque, y aligerar la dependencia de los emergentes.

El banco, por el momento, ha abierto una nueva etapa en Argentina. La entidad ha relevado al director general en el país. En abril nombró a Jorge Bledel en sustitución de Martin Zarich, que llevaba al mano de la división de ese país desde 2016. El Banco Central Argentino autorizó el nombramiento la semana pasada, lo que supone que Bledel empiece ahora con su mandato. Sale también del banco Juan Kindt, hasta ahora responsable de Desarrollo de Negocio en el país.

Además, en este contexto, el banco también ha acometido una reorganización interna. Según ha comunicado en un hecho relevante a la Comisión Nacional de Valores (el regulador de la Bolsa argentina), ha dividido su negocio en el país en dos nuevas direcciones, una centrada en clientes minoristas y la otra en empresas.

El movimiento está en línea con el acordado a finales de julio para todo el grupo. Entonces, el BBVA decidió crear dos áreas globales orientadas a clientes minoristas y empresas, respectivamente, y que ambas dependiesen directamente del consejero delegado de la entidad, Onur Genç. La firma busca replicar este modelo en cada país en los que está presente, dependiendo cada una de estas nuevas unidades de negocio del responsable para cada geografía. Un portavoz del banco indica que han desarrollado una estructura idéntica en todas las áreas en las que opera y que ya ha nombrado a los responsables de estas nuevas áreas en todos los países.

En medio de estos movimientos, el banco ha recibido el interés por adquirir su negocio en ese país, en el que desembarcó en 1996. Según indican fuentes financieras, uno de los grupos interesados es el liderado por la familia Eskenazi, viejos conocidos del empresariado español, ya que en 2008 se convirtieron en socios de Repsol en la petrolera YPF. La operación permitiría dar alcance nacional a los cuatro bancos regionales que el grupo Petersen, el holding familiar de los Eskenazi, controla. El BBVA cuenta con 4,1 millones de clientes de su banca minorista, así como otros 800 para su negocio de banca corporativa y de inversión. Acumula 242 oficinas distribuidas a lo largo de Argentina.

De prosperar, la integración de los cuatro bancos regionales manejados por los Eskenazi y el negocio local del BBVA consolidaría un nuevo gigante en Argentina, que se convertiría en el mayor banco privado del panorama local, al menos en materia de activos. Esto le arrebataría el liderazgo al Santander, que es la mayor entidad privada del sistema financiero local, solo por detrás de los dos grandes bancos públicos.

La salida del grupo español permitiría posicionar al nuevo grupo en un contexto de fuerte cambio en el negocio local, con la salida acelerada de la banca internacional y un mayor peso de los grupos locales. Tras la salida del estadounidense Citi y el británico HSBC, adquiridos por el Santander y la compañía local Galicia, el BBVA quedó relegado a un tercer lugar entre los bancos privados que aún operan en Argentina.

La pérdida del liderazgo se suma al fuerte impacto de la inflación y la debilidad económica local. La situación macroeconómica de Argentina, con una inflación esperada por la entidad del 135% para 2024, ha generado pérdidas por 1.020 millones para el BBVA. El beneficio neto atribuido de la filial argentina se elevó un 4,5% el último semestre, hasta 103 millones de euros, mientras que el margen neto se contrajo un 11,6%, hasta 337 millones de euros.

Estos débiles resultados han llevado al mercado a cuestionar cuál es el fin último de permanecer en la tercera mayor economía latinoamericana. En abril de este año, en la presentación de los resultados del primer trimestre, los analistas preguntaron directamente a Genç. Prefirió el silencio y enfocar su respuesta a todo el mercado sudamericano, una forma de evitar responder los planes concretos para cada país. “Creemos que la creación de valor llegará”, afirmó el ejecutivo, pero solo en referencia a todo el negocio regional y sin mención particular a Argentina. Tres meses después, en la presentación de resultados del primer semestre reincidió: “Estamos muy cómodos y encantados con nuestra posición en este gran banco en Argentina”.

Mirada global

El movimiento es consistente con la estrategia desplegada por el banco durante los últimos meses. El mercado argentino supone en torno al 1,5% del beneficio global del grupo y se queda muy lejos de los dos mercados principales, España y México. La entidad ha sufrido en los últimos ejercicios precisamente por esta elevada exposición a los países emergentes, de entre los que destaca Turquía, además de México. Entre enero y junio, la exposición a economías hiperinflacionarias, entre las que se encuentra la argentina, le ha costado 23 puntos básicos en capital, de modo que la ratio CET 1 fully loaded se sitúa en el 12,75%.

La opa hostil sobre el Banco Sabadell ayudaría a aminorar esta ligazón con estos mercados, especialmente con el mexicano, que es el país que más pesa en la cuenta de resultados del BBVA. De este modo, tras la transacción, el banco contaría sería el segundo en España tras CaixaBank y por encima del Banco Santander. Vender las operaciones en Argentina ayudaría a restar el peso de los países emergentes y aminorar el castigo por la devaluación de sus divisas en la cuenta de resultados del banco.

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