Blackstone y Santander pierden 4.135 millones en cinco años con los activos tóxicos de Popular
La sociedad conjunta Quasar suma 448,5 millones en números rojos en 2023, aunque la sociedad ha repartido 566 millones en dividendos a sus socios desde su creación
La venta de activos tóxicos procedentes de Popular, en una cartera en manos de Blackstone y Santander, no está siendo rentable para sus propietarios por el momento. La empresa conjunta llamada Project Quasar Investments 2017, habitualmente conocida como Quasar, sumó en pérdidas 448,5 millones de euros en 2023 (un 55,6% más de forma interanual), según se desprende de las cuentas consolidadas de la...
Para seguir leyendo este artículo de Cinco Días necesitas una suscripción Premium de EL PAÍS
La venta de activos tóxicos procedentes de Popular, en una cartera en manos de Blackstone y Santander, no está siendo rentable para sus propietarios por el momento. La empresa conjunta llamada Project Quasar Investments 2017, habitualmente conocida como Quasar, sumó en pérdidas 448,5 millones de euros en 2023 (un 55,6% más de forma interanual), según se desprende de las cuentas consolidadas de la sociedad recientemente depositadas en el Registro Mercantil. En los últimos cinco años, todos en números rojos, acumula pérdidas por 4.135 millones.
Esta compañía, que es dueña de activos inmobiliarios, créditos dudosos y del servicer Aliseda, reconoce en sus últimas cuentas que las pérdidas vienen originadas por “unos márgenes de negocio insuficientes” para sostener una estructura de costes elevada en la gestión, por los gastos financieros que debe abordar (causados por un préstamos sindicado original de más de 7.300 millones) y por el ajuste anual de la cartera de propiedades. Estas causas se vienen replicando en los últimos años, lo que explican los números rojos acumulados.
El origen de Quasar proviene de la decisión de Santander de desprenderse de la cartera de activos tóxicos procedentes de su adjudicación de Popular en 2017. En 2018, ambos socios pusieron en marcha la sociedad con la que el fondo estadounidense se hacía con el 51% y el banco con el 49%. Esos activos tenían un valor en libros de 30.000 millones, aunque fueron tasados en 10.261 millones. Para constituir la sociedad, ambos socios pusieron 2.928 millones de capital y firmaron un megapréstamo sindicado de 7.333 millones.
El negocio de Quasar consiste fundamentalmente en vender las propiedades inmobiliarias (que proceden de activos adjudicados) y deshacerse de los créditos dudosos (non performing loans o NPL, en inglés y en la jerga habitual del sector) bien por vía amistosa o judicial. Además, a través de Aliseda gestiona la propia cartera y la de otros como Sareb, Intrum, Testa o Bain Capital.
La cifra de negocio de Quasar se redujo levemente el pasado año cerca de un 1%, hasta los 568,1 millones. Por segmento, el principal negocio es la venta de activos (que pueden ser viviendas, terrenos o edificios, por ejemplo), con 494 millones en ingresos. De mucha menor magnitud es la facturación por arrendamientos (31,9 millones), el servicing (22,7 millones) y los ingresos de la cartera de créditos (19,3 millones).
Únicamente en 2018 la sociedad dio beneficios, de 1.023 millones, aunque únicamente por un efecto contable. En los siguientes ejercicios, las perdidas fueron sucesivamente de 1.229 millones, 1.852 millones, 317 millones, 288 millones y los 448 millones citados de 2023.
Aún así, la empresa ha repartido dividendos entre sus socios. Santander y Blackstone tenían un acuerdo, según se recoge en las cuentas, en el que se especifica que los primeros 459 millones distribuidos entre los accionistas irían únicamente al fondo estadounidense, y a partir de ese momento, el reparto sería equitativo. De hecho, la sociedad aprobó en 2019 la reducción de reservas de libre disposición y su distribución en concepto de dividendo extraordinario por esos 459 millones, que en virtud del pacto habrían ido a parar a Blackstone. En total, Quasar ha repartido 566 millones de dividendos, principalmente con cargo a reservas de libre disposición.
De los 7.333 millones de préstamo sindicado, a esta firma de Blackstone y Santander le quedaba una deuda por 3.603 millones. El pasado año, la factura por gastos financieros de la compañía fue de 278 millones, lo que supuso una cifra de casi un 50% de sus ingresos.
Como cualquier tipo de sociedad similar con activos tóxicos, como pueda ser también la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), el objetivo de Quasar es vender todo su portfolio para recuperar la inversión y dejar un margen de rentabilidad. Posee una cartera todavía de 3.464 millones, de los que 2.863 millones corresponden a existencias (terrenos, por ejemplo) e inversiones inmobiliarias y otros 601 millones son créditos dudosos.
Debido a que la evolución del negocio ha sido negativa durante estos años, Santander rebajó a cero el valor contable de su participación en Quasar, según se recoge en los resultados hasta junio de la entidad financiera y como adelantó Expansión a finales de julio. En 2018 había contabilizado ese negocio en 1.700 millones.
Sigue toda la información de Cinco Días en Facebook, X y Linkedin, o en nuestra newsletter Agenda de Cinco Días