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Carmelo Ezpeleta, el alcalde de MotoGP

El consejero delegado y accionista de Dorna Sports ha multiplicado por mil su inversión en la compañía tras tres décadas de tejer un sinfín de relaciones

Dani Cordero
Carmelo Ezpeleta charla con Marc Márquez durante un gran Premio de Valencia, en una fotografía de 2018.
Carmelo Ezpeleta charla con Marc Márquez durante un gran Premio de Valencia, en una fotografía de 2018.Mirco Lazzari gp (EL PAÍS)

Bernie Ecclestone llamó el martes a Carmelo Ezpeleta. Durante años mantuvieron vidas paralelas y ahora, el exjefe de la Fórmula 1, no quería dejar de felicitar al que ha ejercido las últimas tres décadas de alcalde del paddock de los grandes premios de motociclismo. El motivo no era otro que la adquisición del 86% de Dorna Sports por Liberty Media un día antes, todo un terremoto en el motor de competición por el deseo de unir bajo el mismo techo la máxima velocidad de automóviles y motocicletas, pero también porque afloraba el precio de la empresa española: 4.200 millones de euros. Además de consejero delegado y propietario de un 10,5% de las acciones, Ezpeleta es el gran artífice de esa máquina que hoy organiza el Mundial de MotoGP desde que en 1991 le pidieron que tomara las riendas de los derechos del motociclismo en un momento en el que los de fútbol parecían los buenos.

Antiguo jugador de cesta punta y con el olor de aceite de ricino de los locos coches de carreras en la Barcelona en su niñez grabado en la mente, llegó a aquella Dorna con el aval de haber recuperado el circuito de Calafat, de gestionar el circuito de Jarama y de dirigir la construcción del de Montmeló. Lo fueron a buscar desde Banesto para que lo gestionara y cuando este cayó intervenido pidió que no vendieran la empresa por los cinco millones (de pesetas) que un inversor había puesto sobre la mesa. De hecho, pidió la confianza para intentar reflotarla convencido de que valía más. Aquellos cuatro años debieron de ser un éxito, porque en 1998 apareció CVC y se quedó el 75% de la compañía, marcando el inicio de un baile de socios financieros. El resto se lo quedaron los directivos, con él al frente. “Me pareció de mala educación cuando me preguntaron cuánto dinero tenía para invertir y me dijeron incluso que podía pedir un préstamo para tener más participación, pero les dije que de créditos ni hablar”, explica.

Aquellos antiguos 70 millones de pesetas se han multiplicado hoy por 1.000. Reconoce que ahora es más rico, pero Carmelo, como su mano derecha financiera Enrique Aldama (propietario de cerca de un 4%), no ha querido vender sus acciones: “El mejor sitio donde tener mi dinero es donde trabajo”, considera este empresario de 78 años que cree que debe seguir ”tres o cuatro años más” después de haber estado en carne y hueso en los 538 grandes premios que ha organizado hasta ahora.

“En 33 años yo he fallado a 12, pero él a ninguno”, explica Pep Vila, propietario de una de las empresas subcontratadas encargadas de la logística del Mundial y que es un asiduo de su despacho para compartir las carreras por televisión, para cenar algunas noches de gran premio tras el trabajo o, antiguamente, para patear alguna pelota sobre el césped de los trazados durante los tiempos libres. “Si pasa algo es bueno que yo esté allí, sobre todo en este deporte que tiene un alto riesgo. Si ocurre alguna desgracia o hay que negociar algo, yo quiero estar”, responde Ezpeleta.

Carmelo Ezpeleta, junto a miembros de su equipo.
Carmelo Ezpeleta, junto a miembros de su equipo. DORNA SPORTS

Es Vila quien le pone el mote de “alcalde”. Otras personas consultadas por EL PAÍS ensalzan su capacidad de tejer complicidades. Se lleva bien con las casas de las motos, con las escuderías, con los publicitarios, con los managers de los pilotos. Guarda muy buenos contactos en esa agenda de piel marrón con cremallera que lo acompaña. También, cómo no, tiene un trato próximo con los pilotos, complicidad desconocida en el sancta sanctorum de la Fórmula 1. Con ellos a veces ha ejercido más de tutor que de edil. Ocurrió cuando en 2011 hizo que Marco Simoncelli pidiera perdón a Dani Pedrosa por haberlo tirado al suelo en Le Mans, tal y como explicaba esta semana Emilio Pérez de Rozas en El Periódico, o como cuando tuvo que mediar entre Valentino Rossi y Marc Márquez. “Él habla con todo el mundo, pero tiene las cosas claras y también es muy autoritario”, señala una persona que lo conoce bien, quien da por hecho que “si estás en el paddock y eres inteligente, no te enfrentas a Carmelo”.

A cambio, él hace todo lo posible para sacar adelante cada uno de los grandes premios. Puede estar a las dos de la madrugada repasando una escapatoria inundada de la que los pilotos se han quejado por peligrosa. O, como pasó durante la guerra de Kuwait, cuando los equipos americanos no querían ir de Australia a Malasia, ser el primero en volar como si fuera un equipo de reconocimiento para demostrar que no había nada que temer. ”Llegamos a Kuala Lumpur y antes de ir a cenar llamó a Australia para decirles que no pasaba nada, que se vinieran”, recuerda Vila, que lo considera “tremendamente lógico y práctico”. Su terquedad también le llevó a celebrar el Gran Premio de Japón de 2011 meses después del desastre nuclear de Fukushima.

A Ecclestone se le ocurrió todo esto y yo copié todo lo que se podía copiar”
Carmelo Ezpeleta

“Yo, como otros, puedo tener una idea de cómo tiene que ser MotoGP, pero esa idea no vale nada viendo cómo Ezpeleta ha vendido la empresa”, explica Jaume Alguersuari padre, quien destaca al jefe de Dorna como una de las personas que apostó por explotar la imagen para destacar “la belleza del motociclismo”, de la misma forma que lo hizo Ecclestone y que ha acabado de consolidar Liberty con la Fórmula 1. Su hijo Carlos explicaba esta semana en un podcast de Motorsport que el pasado año MotoGP registró un récord de tres millones de asistentes a los circuitos y que se buscan nuevos fans y que tienen algunos formatos nuevos que permiten pensar que será un éxito en la televisión. A eso se le suma la capacidad demostrada por Liberty para impulsar el negocio del automovilismo.

”Esta venta es la guinda del pastel”, asume Tatxo Benet, consejero delegado de Mediapro, empresa que se planteó la “seria” posibilidad de adquirir Dorna. “Cuando todavía tenía un precio asequible”, recuerda el empresario, “pensábamos ‘ojalá pudiéramos comprarla”. En su opinión, tanto Dorna como Liberty, con derechos a muy largo plazo, han creado una forma de explotar un negocio que ahora se está trasladando a otros deportes. “A Ecclestone se le ocurrió todo esto y yo copié todo lo que se podía copiar y Liberty parece que puede saber más que nosotros para explicar este deporte”, explica el padre Ezpeleta, que después de colgar vuelve a llamar. “Por favor, recuerda que si esto es algo es gracias a mi mujer y mis hijos Ana y Carlos”. Recuerda perfectamente dónde estaba cuando su esposa se puso de parto. En Calafat y Montmeló. Llegó a tiempo.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.
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