La CNMC pide más medios materiales e independencia para la futura CNE
El consejo del organismo emite un informe favorable al anteproyecto de ley de segregación del regulador energético pero pide cambios y refuerzos
El pleno de la CNMC ha aprobado por seis votos a favor y uno en contra el informe preceptivo sobre el anteproyecto de Ley de restablecimiento de la Comisión Nacional de la Energía (CNE) que le pidió el Ministerio de Transición Ecológica por trámite de urgencia. El voto negativo ha sido el del consejero nombrado a propuesta de Podemos, Carlos Aguilar, quien ha emitido un voto particular. Tras un análisis técnico, “a partir de su experiencia como regulador energético en los últimos 10 años y de los retos derivados de la evolución de los mercados energéticos”, ha aprobado un dictamen que, en términos generales, es favorable a la segregación o, al menos, no se opone a ella.
Eso sí, pide cambios en la propuesta normativa para reforzar la independencia del futuro organismo, así como otros relacionados con sus objetivos; la coordinación con la CNMC (como Autoridad de la Competencia); su organización; transparencia o la responsabilidad del Fondo de Liquidaciones de los sistemas energéticos.
En un comunicado enviado hoy, la CNMC destaca las mejoras que se han sugerido en relación con la independencia de la CNE, para la que se propone una mayor capacidad de autoorganización, más autonomía financiera y presupuestaria y su participación en los procesos normativos de atribución de nuevas funciones. Por último, el organismo recuerda la necesidad de elaborar un plan de transición, con la participación de todas las administraciones públicas implicadas, que garantice la puesta en funcionamiento sin dilación de la CNE y la continuidad sin ninguna limitación en el ejercicio de sus competencias por parte de la CNMC. Se calcula que el trámite parlamentario de la ley, por vía urgente, termine después del verano. El ministerio que dirige Teresa Ribera puede solicitar ahora el dictamen correspondiente del Consejo de Estado para seguir con el trámite de la ley.
Entre las conclusiones del informe, este reconoce que el anteproyecto supone una mejora en su autonomía pero pide que se complementen algunos aspectos como el de los recursos financieros, materiales y humanos. Respecto a la estructura organizativa reclama fórmulas amplias y no limitativas y que se replique el modelo de la CNMV, que no cuenta con un Estatuto Orgánico sino solo con un Reglamento interno. En cuanto a nuevas posibles funciones, el dictamen pide la potestad de la CNE para emitir un informe preceptivo pero no vinculante. Asimismo, considera que se deben unificar los criterios para los nombramientos del secretario del consejo, el secretario general, las direcciones de instrucciones y el resto del personal directivo.
Un extraño voto
Aunque se trata de informar sobre una futura ley, que ningún particular puede recurrir en los tribunales, el consejero Carlos Aguilar ha presentado un voto puntualizando el dictamen. En él sostiene que la creación de la CNE equivale a un “cese parcial” del mandato de los consejeros de la CNMC y que implica una vulneración de la doctrina del Tribunal Justicia de la Unión Europea (TJUE) sobre la independencia de los reguladores.
Según esta doctrina, la CNMC (organismo creado en 2013 en el que se integraron con Competencia los reguladores sectoriales de energía, telecos, audiovisual o de transporte) se vio obligada a restituir en su cargo a dos consejeros de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones, Xabier Ormaetxea y Bernardo Lorenzo, después de que cesaran a todos los consejeros de los reguladores desaparecidos. Ambos recurrieron su caso ante el Tribunal Supremo. Sin embargo, según distintas fuentes, en aquel caso el cese se produjo por real decreto (como ocurre con los nombramientos), lo cual era recurrible, y en este caso no solo no hay ceses sino que el consejo de la futura CNE contará con siete miembros nuevos con un mandato de seis años.
Respecto a las cinco vacantes que hay en la CNMC desde el pasado septiembre, no se cubrirían, según los últimos rumores, hasta que se celebren las elecciones a la vista (vascas, catalanas y europeas).
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