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Así es Intuitive Machines, la primera empresa privada que ha llegado a la Luna

La compañía pretende establecer una presencia permanente en el satélite y se ha revalorizado más de un 300% en Bolsa este año

Centro de control de Intuitive Machines, en una imagen facilitada por la empresa.
Centro de control de Intuitive Machines, en una imagen facilitada por la empresa.
Miguel Jiménez

Elon Musk sueña con hacer llegar al hombre a Marte. Por ahora, sus cohetes de Space X han ayudado a cumplir el sueño de otro emprendedor, Kamal Ghaffarian, un multimillonario estadounidense de origen iraní, cofundador, presidente y principal accionista de Intuitive Machines. Esa compañía pasó a la historia este 22 de febrero de 2024 como la primera empresa privada que consigue posar en la Luna un artefacto espacial, el Odiseo. Intuitive Machines, cotizada en el Nasdaq, es una compañía fundada en 2013 y dedicada de lleno al negocio espacial. Con más de 250 empleados y sede en Houston, tiene un problema de rentabilidad, pero considera que el espacio es un negocio con un enorme futuro.

Ghaffarian, de 65 años, es un empresario que ha montado diferentes compañías en lo que el folleto de emisión de la empresa denomina “la intersección de la contratación pública y la innovación tecnológica”. Ocupó puestos técnicos y de gestión en Lockheed Martin, Ford Aerospace y Loral y es cofundador y presidente de varias empresas, como IBX, Axiom Space, X energy y Quantum Space.

Para fundar Intuitive Machines, de la que controla un 55,4%, se alió con dos cargos de la NASA, la agencia espacial estadounidense. Uno de ellos es Stephen Altemus, de 59 años, que tiene un 20,9% del capital y ejerce como consejero delegado desde la fundación de la empresa. Antes de fundar la nueva empresa era director adjunto del Centro Espacial Johnson de la NASA y tenía una larga carrera en cargos de ingeniería de la agencia. De allí se trajeron al tercer cofundador, Timothy Crain, de 50 años (13,2% del capital), director de tecnología de la empresa que tuvo una carrera de 13 años en la NASA, donde trabajó en el Mars Science Lander, la nave Orión o el proyecto Morpheus.

La NASA se ha convertido precisamente en el gran cliente de la empresa. Intuitive Machines es uno de los contratistas de la agencia espacial en el marco de la iniciativa CLPS (siglas de servicios comerciales de carga útil lunar). La agencia espacial eligió su programa para tres misiones lunares. El ejecutado esta semana le ha supuesto unos ingresos de unos 118 millones de dólares de la NASA por el traslado de seis cargas útiles, como se conoce al instrumental transportado para experimentos, pruebas o ir acumulando equipamiento en la Luna. Además, ha trasladado cargas de otros clientes, todo ello en su módulo de aterrizaje Nova-C, capaz de transportar hasta 130 kilogramos de carga.

La empresa dice que en la actualidad se dedica a prestar servicios a la NASA y esos otros clientes para proporcionar acceso a la superficie lunar, al espacio cislunar y para la transmisión de datos para la ciencia, la tecnología y las infraestructuras. Pero su ambición es otra, según su folleto de cotización: “Trabajar para proporcionar una economía lunar próspera y diversa, creando nuevas oportunidades y mercados que permitan aplicaciones en órbita, una presencia permanente en la Luna y ampliar el mercado de la exploración espacial comercial”. “Sostener la presencia humana fuera de la Tierra”, dice en otro lugar.

La misión ahora realizada ha sido la IM-1, a la que seguirán la IM-2 y la IM-3, con nuevos experimentos y demostraciones tecnológicas, en colaboración con la NASA, Nokia, SpaceFlight, Columbia Sportswear, Aegis Aerospace y otros agentes comerciales.

Salida a Bolsa

La empresa se fusionó en febrero de 2023 con una Spac fundada dos años antes en las Islas Caimán con el nombre de Inflection Point Acquisition (Ipax). De ese modo dio el salto a la Bolsa, donde su evolución parece propia de la trayectoria de un vuelo espacial. Se disparó como un cohete y pasó de 10 a 136 dólares en las primeras sesiones tras la fusión con Ipax, hace justo un año. Luego se estrelló y marcó un mínimo de 2,09 dólares el pasado 4 de enero. Y luego despegó de nuevo. Este jueves, tras el aparente éxito de la misión Odiseo, sus acciones se dispararon hasta más de un 50%, hasta más de 11 dólares. Con ello, se revaloriza más de un 300% en lo que va de año.

Intuitive Machines tiene una capitalización bursátil de unos 1.100 millones de dólares. Cuenta con una cartera de pedidos de 135 millones. Tuvo unos ingresos de 48,96 millones de dólares en los primeros nueve meses de 2023 y unas pérdidas operativas de 50 millones de dólares, pero se apuntó beneficios netos consolidados atribuibles de 53,8 millones por operaciones financieras extraordinarias en relación con su salida a Bolsa y otras operaciones de capital. La empresa tenía 40,7 millones de dólares en caja a 30 de septiembre.

La empresa se ha trasladado a un nuevo y amplio centro de producción y operaciones lunares en el Houston Spaceport, en el aeropuerto de Ellington, donde también ha instalado sus oficinas corporativas, todo ello con un coste de unos 40 millones de dólares.

La empresa se considera pionera en una categoría de servicios lunares en la que ve un mercado potencial de 119.000 millones de dólares. Más allá de la NASA ve un mercado accesible de unos 120.000 millones de dólares en la próxima década, que incluye el gasto del Departamento de Defensa y de la Fuerza Espacial, junto con el gasto de la comunidad de inteligencia de Estados Unidos, que han dado prioridad a la Luna ante la carrera hacia el espacio de Rusia y China. Aun así, advierte de que esas estimaciones no son precisas.

La empresa tiene cuatro líneas de negocio. La principal, de momento, son los servicios de acceso lunar, la división donde encaja la reciente misión. “Hemos desarrollado un programa lunar completo que incluye el control de la misión, el módulo de aterrizaje Nova-C, una red de comunicaciones espacio-tierra y una serie de contratos de vehículos de lanzamiento con SpaceX. Actualmente tenemos cuatro misiones en el manifiesto de vuelo, con planes para aumentar la frecuencia y la complejidad de las misiones con el tiempo”, explicaba la empresa antes de ejecutar la primera de ellas.

Las otras líneas son servicios de datos lunares (una red privada y segura para enviar y recibir comunicaciones, navegación e imágenes seguras hacia y desde la Luna), servicios orbitales (incluyen la reparación, el repostaje y la elevación de las órbitas de los satélites existentes) y productos e infraestructura espaciales (con ofertas que incluyen sistemas de propulsión, navegación, movilidad lunar, infraestructura energética y sistemas de habitación humana, entre otros).

El capítulo de riesgos de su folleto de emisión contiene algunas advertencias propias de su negocio, que define como “una actividad intrínsecamente peligrosa”. “Explosiones y otros accidentes en el lanzamiento o durante el vuelo han ocurrido y probablemente ocurrirán en el futuro”, advierte. La compañía prevé seguir incurriendo en pérdidas operativas en un futuro previsible y es posible que necesite capital adicional. Por ahora, los dividendos están a años luz.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.
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