Naturgy planea reactivar en 2024 su plan de escisión empresarial
La gasista prevé retomar el proyecto Géminis de división de actividades reguladas y liberalizadas si se mantienen las condiciones bajistas de mercado
El proyecto Géminis, la escisión de Naturgy en dos compañías, no está muerto. La cúpula de la gasista espera retomar este proyecto en 2024 siempre que lo permitan las condiciones del mercado, según indican fuentes financieras. La cuestión política, con unas elecciones generales en diciembre que pueden alumbrar un nuevo Gobierno más proclive a la segregación, será clave para que este calendario llegue a buen término.
Naturgy anunció a principios de febrero de 2022 que su futuro pasaría por su división en dos compañías, una con los activos regulados y otra con los liberalizados. El plan, en realidad, solo estuvo plenamente vigente unas semanas, puesto que el estallido de la guerra en Ucrania a finales del mismo febrero de 2022 dio la vuelta a los mercados de gas y comenzó a complicar la transacción. La gasista terminó por meter en un cajón el proyecto, presionado por estas tensiones en los mercados energéticos y financieros, pero fundamentalmente por la explícita oposición del Gobierno. La vicepresidenta tercera y ministra de Transición Energética, Teresa Ribera, fue taxativa en una entrevista con CincoDías al considerar que la segregación no era conveniente.
Pese a esto, el proyecto no está tan muerto como parecía. Aunque el conflicto en Ucrania aún no ha terminado, la situación en los mercados de gas se ha normalizado y el precio de esta materia prima en los mercados de futuros cotiza ya a niveles más moderados, a 30 euros el megavatio hora, y lejanos a los máximos históricos que marcó el año pasado, por encima de los 300 euros. En los mercados financieros, todo apunta a que los bancos centrales están presionando el botón de pausa en la escalada en los tipos de interés que han llevado a cabo para tratar de contener el alza en la inflación. Los inversores ya ven un panorama claro sobre en qué punto estará el coste de la financiación en los próximos meses, lo que les ha animado a volver a hacer operaciones.
Todos estos son ingredientes clave para que Naturgy vuelva los ojos a su plan de segregación. El calendario de la cúpula pasa por retomar la hoja de ruta el año que viene, siempre que esta placidez en los mercados se mantenga en 2024. Una de las mayores complicaciones que afrontó Naturgy fue el reparto de la deuda del grupo entre ambas compañías, con el riesgo de perder el grado de inversión por las agencias de rating y de sobreendeudar a la compañía con los activos regulados, estratégicos para el suministro de gas a España. La operación requería una macrofinanciación de todo el pasivo del grupo, que alcanza los 12.000 millones, imposible en los últimos meses, con los mercados financieros cerrados a cal y canto.
También influirá en el aspecto político y el resultado de las elecciones generales de diciembre. Una eventual victoria del PP en los comicios allanaría la transacción, al contar con un Ejecutivo más proclive y con menos recelos. De hecho, el candidato popular Alberto Núñez Feijóo ya ha anunciado que retirará el escudo antiopas si llega a la presidencia del Gobierno, el principal arma del Ejecutivo para bloquear la transacción.
Naturgy ha declinado hacer comentarios. Su presidente, Francisco Reynés, se refirió a la marcha del proyecto en la última conferencia de analistas. “Géminis aún es una idea válida (...). Desde un punto de vista práctico, es un proyecto que está sujeto a las condiciones que lo llevan a cabo. En torno a 20 regulaciones distintas han sido implementadas en el año 2022, lo que requiere un importante estudio de sus implicaciones. Y, finalmente, está el mercado en sí mismo. Creemos que la volatilidad en el mercado que hemos vivido durante el 2022 ha pasado y es parte de la responsabilidad de los gestores elegir el tiempo correcto para implementar la estrategia”, afirmó.
Retomar Géminis es clave para que la calma vuelva al capital. El plan de escisión era interpretado por el mercado como una fórmula para facilitar la salida del capital de los fondos, concretamente de CVC y GIP, que tienen ya el ciclo de inversión próximo a vencer. Estos tienen más fácil vender sus participaciones y hacer dinero con la parte liberalizada –que incluye la comercializadora y las renovables, entre otras– que con la regulada, con la red de suministro de gas. Esta última parece encaminada para Criteria e IFM, con una vocación de permanencia en el capital más amplia, una visión más industrial, con un carácter español para tranquilizar al Gobierno con los activos estratégicos y buena sintonía entre ambos inversores.
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