Electroshock en Grifols ante dos años clave por la presión de la deuda
Thomas Glanzmann concentra todo el poder tras un paso al lado de la familia Grífols. El laboratorio pone en marcha un plan de ajustes, se desprenderá de negocios y confía en nuevos productos y mejora de márgenes
Grifols siempre ha sido un lugar apacible para el inversor. Al anterior presidente de la farmacéutica, Víctor Grífols Roura, le gustaba proyectar en la junta anual de accionistas una gráfica en la que se apreciaba que la acción del fabricante de hemoderivados siempre iba para arriba, incluso bromeaba con que la evolución era mejor que Inditex y, por supuesto, que el Ibex 35. Así fue desde 2006 hasta marzo de 2020. La pandemia de Covid-19 impactó fuertemente en la rentabilidad de una compañía en un momento de alto endeudamiento. El efecto inmediato ha sido el hundimiento de un 70% de la cotizac...
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Grifols siempre ha sido un lugar apacible para el inversor. Al anterior presidente de la farmacéutica, Víctor Grífols Roura, le gustaba proyectar en la junta anual de accionistas una gráfica en la que se apreciaba que la acción del fabricante de hemoderivados siempre iba para arriba, incluso bromeaba con que la evolución era mejor que Inditex y, por supuesto, que el Ibex 35. Así fue desde 2006 hasta marzo de 2020. La pandemia de Covid-19 impactó fuertemente en la rentabilidad de una compañía en un momento de alto endeudamiento. El efecto inmediato ha sido el hundimiento de un 70% de la cotización desde el máximo de febrero de hace tres ejercicios.
2023 y 2024 serán claves para la compañía. Deberá mejorar el negocio si consigue llevar al mercado los productos en investigación provenientes de la costosa compra de su rival Biotest para encarar el proceso de refinanciación de la deuda a partir de 2025 en condiciones más favorables.
En las últimas semanas, el laboratorio catalán ha tomado decisiones no vistas hasta ahora, una especie de electrochoque ante el exigente calendario de vencimiento de deuda a partir de 2025 y ante las dudas sobre la mejoría del negocio: relevo de la familia al más alto nivel, plan de ajuste con despidos, reconocimiento de que se venderá parte de la compañía...
Esta semana se conocía que el suizo Thomas Glanzmann, quien ejerce como presidente ejecutivo desde finales de febrero, ocupa también desde ya el puesto de consejero delegado. Ceden ese cometido Raimon Grífols, de la tercera generación familiar, y Víctor Grífols Deu, de la cuarta. Por primera vez, alguien ajeno a esta saga ocupa la presidencia y el puesto de CEO en la historia del laboratorio fundado en 1909 en Barcelona.
Aún así, los dos componentes de la familia Grífols (el apellido tiene el acento que la multinacional quitó de su marca) tendrán un papel muy relevante en el recién creado grupo de liderazgo sénior, la nueva cúpula directiva. En el segundo nivel de mando, Víctor Grífols Deu se convierte en director de operaciones, sobre el que recaerán las tres divisiones de negocio: biofarma, plasma, diagnóstico y suministros biológicos. Su tío Raimon se convierte en director corporativo, encargado de cerrar las cruciales posibles desinversiones. Al mismo nivel, el veterano Alfredo Arroyo seguirá al mando de las finanzas.
Glanzmann tendrá ahora sobre sus espaldas la estrategia de la compañía y la obligación de cubrir el hueco de Víctor Grífols Roura, que durante las últimas décadas fue el verdadero artífice del salto internacional y del debut bursátil. En un informe para inversores, Barclays indica que la elección como CEO de este veterano directivo de la industria farmacéutica, en Grifols desde 2006 como consejero, “se trata menos de proporcionarle funciones adicionales y más de mejorar la percepción interna de que él tiene el mando, sin generar preocupaciones de que la familia pierda su poder de liderazgo”.
Y es que Glanzmann no es el primer presidente ajeno a la familia. En los cuatro meses anteriores, Steven F. Mayer –también anterior consejero de la multinacional y experto en operaciones en Cerberus– ocupó ese cargo. Hasta que inesperadamente dimitió “por motivos personales”. Las preguntas de los inversores en ese momento se centraron en si la relación con la familia –que controla el 30% del laboratorio– permite un liderazgo fuerte a alguien externo a la saga.
“La compañía ha clarificado su gobernanza”, según Glanzmann, con una estructura “más eficiente”, afirmó este martes en la conferencia con analistas.
Los problemas de la farmacéutica –uno de los grandes fabricantes de medicamentos de hemoderivados del mundo– comenzaron con la pandemia. Ante el cierre de centros de obtención de plasma, el coste por la obtención de ese derivado de la sangre se disparó. Por un lado, la retribución que se paga a las personas que venden su plasma en EE UU (en España no está permitido) subió y, además, aumentaron los costes laborales de esas instalaciones. En ese sentido, en la presentación de este martes sobre resultados del primer trimestre, la farmacéutica avanzó que las donaciones de plasma mantienen “su tendencia positiva” y aumentan un 11%, mientras que el coste por litro disminuye más de un 15% favorecido por la compensación a los donantes, que se reduce más de un 25%.
Este es uno de los aspectos que los inversores valoraron positivamente el martes con un fuerte alza en Bolsa, de casi el 10%. Igualmente, refrendaron la mejora de previsiones de la compañía. “Prevemos que la mejora apreciada en el primer trimestre de 2023 incluso se acelere a medida que avance el ejercicio y la compañía se beneficie de un coste de materia prima más reducido”, considera Álvaro Arístegui, analista de Renta 4.
Aunque la opinión no es unánime. “Nuestra valoración de los resultados es negativa. Son peores de lo esperado”, se desmarca Padro Echeguren, analista de Bankinter, en un informe. Además, advierte de que no ve que se manifiesten los “catalizadores esperados” como la reducción de gastos operativos, mejora de márgenes o el recorte del ratio de endeudamiento.
La compra de Biotest
Junto a la reducción de márgenes, el siguiente gran problema de Grifols es su deuda, especialmente a partir de la compra de su rival alemán Biotest con un coste aproximado de 2.000 millones. A esa cifra se sumó que la inyección de capital del fondo soberano de Singapur GIC en una filial de EE UU tuvo que considerarse como deuda ante la exigencia del auditor.
El compromiso, ratificado por Glanzmann, es rebajar el elevado endeudamiento (una deuda financiera neta de 9.300 millones) desde la ratio de 7,1 veces ebitda a 4 veces. Para conseguirlo, se ha impuesto un plan de ahorro de 450 millones, que conlleva el despido de 2.300 empleados (principalmente en EE UU), además de la posibilidad de ventas de negocios. Sobre ese aspecto, un informe de Citi destaca que como opciones de transacciones posibles está la reducción en su actividad china de Shanghai RAAS y la filial de diagnóstico.
En su conferencia con analistas de este martes, Glanzmann explicó que el 30% del desapalancamiento vendrá por esas posibles operaciones corporativas. Lo que descarta el laboratorio catalán es una ampliación de capital, debido al hundimiento de su cotización, ya que penalizaría a los actuales accionistas. El 70% de la rebaja de esa ratio de endeudamiento, afirmó Glanzmann, vendrá de la mejora del negocio.
Y ahí es clave el despegue de Biotest. De momento, la compra del laboratorio alemán ha provocado una indigestión de deuda, sin aportar nuevo negocio. Cuando anunció la compra de la firma germana, desde Grifols se aseguró que Biotest sumará 600 millones de ebitda a Grifols en 2026. De momento, están en ensayos clínicos finales (pruebas con pacientes) sus terapias Fibrinógeno y Trimodulin, que próximamente podrían llegar al mercado. Se suma al medicamento Xembify, lanzado por la empresa catalana en 2019.
El propio Glanzmann incidió este martes a los inversores en que la prioridad será reducir deuda, implementar su plan de ahorro, “capturar oportunidades comerciales y desbloquear el valor sustancial de Biotest”.
El plan de ahorro, la mejora de márgenes y el nuevo negocio debería apuntalar el beneficio para este año y 2024. Si en 2022 ganó 188 millones (frente a los 637 millones de 2019, antes de la emergencia sanitaria del Covid-19), para este año el consenso recogido por Bloomberg lo sitúa en 396,9 millones y en 2024 lo eleva a 687,5 millones, lo que supone niveles prepandemia.
Glanzmann apuntó también que esperan llegar al ratio de 4 veces ebitda en 2024 para poder afrontar con las agencias calificadoras una mejora del rating de la compañía para “adelantarnos a un potencial refinanciamiento”. “Pero puede haber otras opciones, como pagar la deuda antes de la fecha de vencimiento con los ingresos en efectivo de una transacción, que será nuestra principal prioridad”, afirmó. Hay que recordar, que hasta esa fecha, la empresa canceló el reparto de dividiendo.
Desde Barclays también se valora positivamente el nuevo plan de incentivos para los ejecutivos, que alinea “mejor los intereses de la dirección con el de los accionistas”.
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