Teresa Rasero: El triunfo discreto de la presidenta de Air Liquide España

Quienes la conocen destacan que procura poner orden y concierto y llegar a consensos en los temas que aborda

A Teresa Rasero Guerrero (Madrid, 1968) le gustan desde siempre la física, la química, las matemáticas, las fábricas, el orden y el trabajo bien hecho. La mezcla la llevó a estudiar ingeniería industrial en una época en la que las mujeres apenas suponían un 10% en la carrera; a trabajar en el sector energético y químico; a presidir Air Liquide España y a dirigir los comités de energía de las tablas redondas empresariales del país: la CEOE y el Círculo de Empresarios. Su currículo aún tiene más brillos. La ejecutiva presidió durante cuatro años (de 2017 a 2021) la asociación de empresas con más consumo de energía (AEGE) –el cogollo de la industria y de la siderurgia– y, desde el pasado mes de octubre, dirige la Federación Empresarial de Industria Química Española (Feique).

La industria química no es una mala atalaya. Feique es uno de los motores de la economía española. Genera un 5,6% del PIB, un 3,7% del empleo y alcanza una cifra de negocios por encima de los 77.000 millones de euros. Con un detalle añadido: del total del negocio, casi el 64% se factura en mercados exteriores. En suma, la ingeniera Rasero tiene entre sus ocupaciones uno de los pilares de la exportación del país.

La importancia de los mercados exteriores y la internacionalización es un tema que conoce bien. La directiva comenzó su carrera profesional en la gestión de proyectos de mejora de la calidad y medioambiente, eficiencia energética e internacionalización en el Instituto Madrileño de Desarrollo de la Comunidad de Madrid (Imade). Fue antes de trabajar para Gas Natural y de incorporarse en el año 1996 a la multinacional francesa que hoy preside en España y Portugal.

Rasero, aseguran quienes conocen su trayectoria, ha llevado el triunfo pegado a los talones desde sus comienzos. Un triunfo sin estridencias, pero sólido. Para una mujer de su época, una carrera profesional de éxito y discreción consistía en alcanzar una posición de altura en una empresa de tecnología o finanzas,como gerente de proyectos o analista de inversiones. La trayectoria de Rasero es un poco más original.

De padre economista y madre dedicada a la Sanidad, Rasero ha alcanzado la cima desde la ingeniería, ocupándose de gases, compuestos químicos y energía. Licenciada en Ingeniería Industrial por la Universidad Politécnica de Madrid, cuenta con un Executive MBA por el Instituto de Empresa y PADE por el Iese. Conoce, además, los procesos administrativos, algo que le ha sido de mucha utilidad en su carrera ascendente.

En la compañía que preside desde hace seis años, puntera en el mundo en la producción de gases y tecnologías para industria y salud, Rasero ha recorrido –siempre con éxito, siempre con discreción– prácticamente todas las áreas: comercial, marketing, organización, recursos humanos, comunicación, legal, riesgos y asuntos públicos. Dos décadas de trabajo hasta alcanzar la cima en junio de 2016.

El trabajo es la clave. Uno de sus colaboradores en las asociaciones empresariales asegura que su capacidad de trabajo es “total”. “Es habitual que mande correos a las doce o la una de la noche. Siempre te dice que, por favor, no le hagas caso. Lo hace porque normalmente, los temas extra los hace cuando no puede dormir”.

La propia Rasero ha admitido que duerme poco, lo que le permite dedicar un tiempo extra a las actividades, más allá de su empresa.

Solidez

Una compañera de carrera, también directiva, asegura que Rasero “siempre ha sido una persona con mucha solidez. “No recuerdo si era buena o mala estudiante”, precisa, “pero era de esa gente que veías que tenía poso personal”. Ese poso lo traduce en una lista de virtudes que pueden explicar su éxito: exigente, con capacidad de liderazgo y, sobre todo, empatía. “Sus equipos hablan siempre muy favorablemente de ella” concluye.

Lectora ávida, aficionada al baloncesto –una lesión de rodilla la ha retirado de la práctica– y celosa de su intimidad, Rasero ha tenido que emplear a fondo su capacidad de relación para avanzar en una de sus peleas: el reconocimiento por parte del Gobierno de la figura del consumidor electrointensivo, clave para equiparar los apoyos de la industria en España a los de países del entorno (Francia y Alemania) y evitar la deslocalización. Rasero no logró todos los objetivos planteados, pero sí colocar en el Boletín Oficial del Estado (BOE) una figura inexistente hasta ese momento. Un primer paso para nuevos avances.

Un buen conocedor de las negociaciones con partidos políticos y Gobierno, culminadas en en el año 2020, valora la acción de Rasero: “Pude apreciar que a los partidos políticos, tanto PP como PSOE se los ganó con un discurso moderado, pero concreto. No hacía exposiciones que no estuvieran justificadas o documentadas. Es una persona muy capaz, sensata. Procura poner orden y concierto y llegar a consensos en los temas que aborda”.

La del Estatuto Electrointensivo fue, probablemente, su mayor batalla desde AEGE. La más intensa. Rasero no estuvo totalmente satisfecha con el resultado porque las ayudas del Gobierno fueron mínimas, según las empresas afectadas. Pero en el BOE se plasmó que este tipo de empresas tenían un problema con el precio de la electricidad. Rasero sembró durante años para conseguir la propuesta. “Encaraba siempre los problemas con buena cara y era consciente de que el Gobierno tiene limitaciones, que la manta no da para todo”, señala un colaborador.

Como presidenta de Air Liquide España tiene un gran reto por delante. El mundo de la energía está cambiando y el hidrógeno es una de las soluciones que apoya la Unión Europea y el Gobierno de España para afrontar los retos del transporte limpio. Air Liquide ha estado desarrollando presencia en toda la cadena de hidrógeno (producción, almacenamiento y distribución), pero tiene mucha tarea y mucha competencia por delante.

A Rasero no le va a sobrar tiempo para atender una de sus prioridades, la familia (marido y dos hijos), ni para disfrutar de la calma de su segunda residencia en Almería. Es lo que tiene el éxito, por discreto que sea.

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