El déficit comercial se triplicó en 2022 por la subida de precios de la energía

Las importaciones de petróleo, gas y electricidad se duplicaron en doce meses

Belén Trincado Aznar

La dependencia energética del exterior le ha salido muy cara a España. En el año en el que la invasión de Ucrania y las sanciones posteriores a Rusia cerraron ese mercado, uno de los grandes suministradores españoles, y generaron un alza incontenible de precios (a lo que se unió posteriormente el conflicto con Argelia, el gran proveedor de gas de España), el déficit comercial, que mide la diferencia negativa entre lo que un país importa y lo que exporta, casi se triplicó hasta superar los 68.000 millones de euros, regresando a niveles de 2008, coincidiendo con la Gran Recesión.

La falta de recursos energéticos y el encarecimiento del petróleo y del gas son las principales razones que explican ese desfase. Las importaciones de productos energéticos prácticamente se duplicaron en doce meses, con un incremento de 44.304 millones de euros en términos absolutos, de los que 24.465 millones correspondieron al petróleo y 16.172 millones al gas, cuyas compras a otros países prácticamente se triplicaron. “Los productos energéticos han pasado de ser el sexto mayor capítulo importador para España en 2021 a ser el mayor en 2022, con 90.879 millones de euros, lo que supuso un 19,9% del total, y explica dos terceras partes del déficit comercial”, precisó la secretaria de estado de Comercio, Xiana Méndez, para justificar el abrupto crecimiento de las compras de productos energéticos.

Las importaciones no solo han crecido por el encarecimiento del gas y del petróleo, si no también por el mayor volumen importado. “El efecto en el precio ha sido como consecuencia de la guerra, mientras que el efecto en volumen es por la reactivación del transporte y de industria, así como por la necesidad de aprovisionamiento de reservas para que estuvieran en línea con lo acordado por Bruselas”, remarcó Méndez, que señaló que el gran beneficiado de este nuevo escenario ha sido EE UU, que se ha convertido en el segundo mayor proveedor de crudo a España y el primero de gas. “Eso nos lleva a insistir en el mensaje en invertir en renovables y transición ecológica para limitar esa vulnerabilidad”.

Desde el Club de Exportadores exigieron la promoción de políticas de apoyo empresarial que aporten certidumbre a las empresas españolas e incentiven la inversión. “Es prioritario adoptar medidas para mitigar el impacto de la inflación en la competitividad exterior española y frenar la lenta pérdida de cuota de mercado mundial del sector exterior español”, recalcó en un comunicado, en el que destacó el impacto negativo que la reciente subida del salario mínimo interprofesional tendrá sobre la competitividad internacional de nuestras empresas.

Otros dos elementos puestos encima de la mesa son la consolidación fiscal tras la relajación de las medidas como consecuencia de la pandemia y una rebaja de impuestos. “Esas medidas de apoyo deberían ir acompañadas de una reforma en profundidad de las finanzas públicas para reducir el volumen de deuda y el déficit y, especialmente, la carga fiscal, tanto de impuestos y como de cuotas a la seguridad social que soportan las empresas españolas”

El deterioro de la balanza comercial desluce el buen comportamiento de las exportaciones, que crecieron un 22,9% anual hasta superar los 389.000 millones de euros, lo que representa un nuevo máximo histórico y una mejora de las previsiones que mantenía el Ejecutivo, que auguraba que no sería hasta 2027 cuando la economía española superará la barrera de los 400.000 millones de euros en ventas de bienes al exterior. “Se rebasará ya este año. Las exportaciones continuarán creciendo este año a un ritmo más moderado y también volverá a haber superávit por cuenta corriente. Las encuestas a doce meses y las encuestas de coyuntura son positivas”.

Los sectores más beneficiados por la mejoría de las exportaciones han sido los productores de energía y gas y de productos químicos. Las exportaciones de petróleo se incrementaron un 66,7% anual (11.621 millones más en términos absolutos), beneficiando a compañías como Cepsa o Repsol, mientras que las ventas al exterior de productos químicos se dispararon un 34,6% anual (18.583 millones de euros más), con la industria de los medicamentos y de los plásticos como las principales beneficiadas.

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