Un transporte público integrado y flexible para el futuro
El sector apela a la gobernanza, la planificación y la colaboración para responder a la demanda del cliente y a la descarbonización. La tecnología será clave en el proceso
Cada día, millones de personas de todo el mundo van y vienen del trabajo, del colegio, de la universidad, del médico, del cine, del teatro, de la playa... En cada uno de estos viajes se utiliza el autobús, el tren, el metro, el avión, el taxi o el coche particular, y a veces se combinan más de uno para un mismo destino. El transporte público se ha convertido en el eje de los desplazamientos, y en una era donde la pandemia ha cambiado algunos hábitos, y la tecnología y la sostenibilidad avanzan a un ritmo imparable, el sector se replantea sus estrategias para ofrecer un servicio acorde a la demanda y de calidad.
El Covid supuso un punto de inflexión en el transporte público, con el país paralizado por el confinamiento y la instalación del teletrabajo en las empresas. Es el momento de la recuperación, de mejoras, y de oportunidades para crecer. CincoDías, en colaboración con KPMG, organizó un desayuno bajo el epígrafe Nuevas rutas para el transporte público: sostenibilidad, experiencia de cliente y más tecnología, para analizar con expertos la situación actual y plantear las iniciativas que deben abordarse para un desarrollo de la actividad que garantice el éxito tanto para la empresa como para el usuario.
Jaime Moreno, director general de Transporte Terrestre, del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, inició el encuentro resumiendo el momento en el que se encuentra el sector: “Venimos de una etapa compleja con pérdida de la demanda en todos los modelos de negocio por el Covid y ahora estamos es una nueva normalidad donde queremos recuperar lo perdido y también tenemos que conocer los nuevos patrones de movilidad. Por tanto, tenemos el reto de seguir prestando un servicio público de calidad con unas demandas heterogéneas (urbana y rural) y tener en cuenta la tecnología que nos permita responder a esas peticiones y con la clave de sostenibilidad”.
“El transporte público es la columna vertebral de nuestro sistema de movilidad. Cada vez tiene que ser más relevante”
CÁNDIDO PÉREZ, SOCIO RESPONSABLE DE INFRAESTRUCTURAS, TRANSPORTE, GOBIERNO Y SANIDAD DE KPMG EN ESPAÑA
Pere Calvet, director general de Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya, expuso algunas cifras: “2019 fue el año de mayor movilidad mundial en el transporte público. En 2017 y 2018 estábamos creciendo entre el 3% y 3,5%. No solo no hemos recuperado lo de 2019, sino el crecimiento que pensábamos que íbamos a tener. Nuestro futuro pasa por que nuestros viajeros querrán una ecomovilidad, con la resiliencia de los sistemas –no aceptará que no se llegue en tiempo y forma al destino– y que sepamos trabajar en red; es decir, que no importe el modo de transporte, que todo esté integrado en las aplicaciones”.
Para Cándido Pérez, socio responsable de infraestructuras, transporte, gobierno y sanidad de KPMG en España, “el transporte público es la columna vertebral de nuestro sistema de movilidad”. En su opinión, la clave es “cómo hacer que cada vez sea más relevante, de manera que el conjunto de la movilidad sea más sostenible y procure mayor satisfacción a los ciudadanos”. De forma positiva, señaló cómo la sostenibilidad tanto financiera como medioambiental ha alcanzado una alta preocupación desde el punto de vista económico y social, y apeló a la necesidad de “la digitalización y la tecnología para ayudar a que la multimodalidad esté en el uso diario de los viajeros”.
“Estamos en una nueva normalidad, de recuperar lo perdido en el Covid y de conocer los nuevos patrones de movilidad”
A pesar del impacto de la pandemia, el metro de Madrid casi ha vuelto a las cifras anteriores a la crisis. “La recuperación de la demanda está en torno al 90%, y casi del 100% en los viajes de ocio y fuera de las horas pico. Donde más se ha perdido es en las horas punta, coincidiendo con lo que pudieran ser los desplazamientos de trabajo o estudios”, contó Silvia Roldán, consejera delegada de Metro de Madrid. Con estos datos, la experta resalta que se han “producido nuevos hábitos que ya son estructurales, fundamentalmente basados en las nuevas políticas de teletrabajo que “nos van a llevar a modificar las estrategias respecto a la capacidad de transporte público que teníamos en las grandes ciudades, y debemos ser más resilientes y rápidos en adaptarnos a la situación actual y a lo que nos piden los clientes, que básicamente es tener toda la información en tiempo real, la intermodalidad y la experiencia”.
La visión sobre Renfe la dio Manel Villalante, director general de desarrollo y estrategia: “Las personas quieren un transporte más flexible”. “Es necesario que se alineen las estrategias y se vaya a un objetivo común, sobre todo el ofrecer al ciudadano un servicio de movilidad integrado más allá de quien lo opere y de cuál sea el modo”.
“El futuro pasa por que sepamos trabajar en red; es decir, que no importe el modo de transporte, que todo esté integrado en las aplicaciones”
Por su parte, Alfonso Sánchez, director gerente de la EMT de Madrid, opinó que sin el transporte público “es impensable el resto de la movilidad en general y del país”, y destacó “la necesidad de conocer la demanda de los usuarios que ayuden a tomar decisiones”. Asimismo, contempla la pandemia de forma positiva: “Nos ha fortalecido y hemos demostrado que somos resilientes. El nuevo plan estratégico lo iniciamos al principio del Covid con los mismos objetivos de descarbonización y de cliente que se plantean”.
Mientras, Rafael Barbadillo, presidente de Confebus, comentó que “hay elementos que van a hacer que el uso y la promoción del transporte público vaya a crecer”, como “la ley de movilidad sostenible, que va a introducir mejoras en el sistema o las políticas de descuentos”. “El cliente quiere calidad, que viene por la información y el viaje, y esto conlleva un reto importante de digitalización y de infraestructuras específicas, y todo pasa por la intermodalidad. La digitalización tiene que conseguir esa integración, pero no hay que olvidar la brecha digital; tenemos una población importante de clientes mayores”.
“Debemos ser más rápidos en adaptarnos a lo que pide el cliente, que es información en tiempo real, intermodalidad y experiencia” SILVIA ROLDÁN, CEO DE METRO DE MADRID
Los ponentes dedicaron tiempo durante el encuentro para exponer el tipo de iniciativas que son necesarias para abordar el futuro. “En España tenemos uno de los mejores modelos de transporte público del mundo. Quizás lo que falta es una visión de planificación en general. Un buen debate sería visualizar cuáles serían los grandes planes de desarrollo, que además ayudaría a los gobernantes para justificar decisiones que se tendrán que tomar”, dijo Pere Calvet.
La crisis energética desatada tras la guerra de Ucrania también se tendrá que tener en cuenta. Para Silvia Roldán, “ha puesto encima de la mesa la necesidad de conocer a nivel europeo cuál es la estrategia y política energética a futuro. Si las empresas del transporte público teníamos claro que había que trabajar orientadas al proceso de descarbonización, también tenemos que buscar la manera de ser más eficientes en el consumo, e incluso poner en marcha políticas de autoconsumo para conseguir el doble objetivo de descarbornización y ser eficientes”.
“Hay que ir a un objetivo común: ofrecer un servicio de movilidad integrado, más allá de quién lo opere y de cuál sea el modo”
En este sentido, Rafael Barbadillo contó que “la descarbonización en nuestro caso va a ser en la medida que la tecnología esté disponible. El coche eléctrico es una realidad en el entorno urbano, pero fuera no, el hidrógeno es una opción pero no está madura. En el medio y largo radio no hay tecnología alternativa al gasoil”. En su opinión, “se deben hacer políticas de adquisición de vehículos nuevos para el medio y largo radio, Euro 6, de última generación. Por otra parte, las compañías energéticas también tienen que hacer los deberes. Aparte de la inversión que nosotros tenemos que hacer, tienen que ofrecer la capacidad suficiente”.
Manel Villalante contempla el hidrógeno como “seguramente la alternativa, pero obliga a una redefinición del mix energético nacional, de una normativa, de un proceso de evolución, homologación... Y mientras tanto todo el gasoil que consumimos tiene la etiqueta verde”, dijo.
“Sin el transporte público sería impensable la movilidad en general. Hay que conocer la demanda de los ciudadanos para tomar decisiones” ALFONSO SÁNCHEZ, DIRECTOR GERENTE DE LA EMT DE MADRID
Por otro lado, Cándido Pérez destacó que, “en general, se puede mejorar la parte de colaboración, sobre todo para satisfacer las necesidades del cliente. No solo se trata de precio, sino de satisfacción. Hay una cuestión que deberíamos plantearnos si todos nuestros deseos es que el transporte público siga ganando cuota de mercado, y es hasta dónde es capaz de soportar las redes y el sistema que tenemos implantados en este momento en España. Da la sensación también de que falta planificación y una institucionalización de las relaciones entre el sector del transporte público y otros con los que interactúa, como el eléctrico o el de infraestructuras, que sería esencial para avanzar en la mejora con el viajero”.
Jaime Moreno desveló en este sentido que “el proyecto de ley de movilidad sostenible pone mucho el foco en la gobernanzas y en crear esas instituciones y órganos tanto de coordinación como de planificación”.
“Hay un reto de tecnología y de infraestructuras, y todo pasa por la intermodalidad. La digitalización tiene que conseguir la integración”
Los expertos dieron una visión de los cambios que se avecinan en la próxima década, que en palabras de Silvia Roldán serán “modelos de movilidad o experiencias de viaje que quizás no podríamos imagina en este momento”.
En el área de la EMT, por ejemplo, Alfonso Sánchez contó que “los autobuses serán de cero emisiones, la mayoría funcionarán con baterías, y el autobús autónomo se verá en algunas líneas y dentro de nuestros centros de operaciones”. Manel añadió que “sí puede haber algún tren sin conductor”.
A modo de resumen, Cándido Pérez insistió en la necesidad de que confluyan “gobernanza, colaboración, planificación e infraestructuras públicas para responder a las demandas” y garantizar así el éxito del crecimiento.
Un crecimiento que requiere profesionales y adaptación
Seguridad y rentabilidad. Los ponentes expusieron algunas diferencias entre el transporte público y el uso del vehículo privado, como son la seguridad y la rentabilidad. “En términos de siniestralidad, la diferencia es abismal”. “La mayoría de los coches de casa están parados el 95% del tiempo, por lo que la rentabilidad de tenerlo en propiedad cada vez sea menor en la medida también de que existan las zonas de bajas emisiones, el teletrabajo y los nuevos hábitos”, dijo Cándido Pérez.
Liberalización. Jaime Moreno consideró “el proceso de liberalización de alta velocidad muy positivo”. “Hemos captado demanda en esa competencia modal sana y buena, de una cuota importante del avión que ha pasado al tren, y también de carretera. El hecho de que pasemos de la carretera, del transporte privado, al colectivo, como el tren, se ha ganado en la derivada de seguridad. Esperamos que siga habiendo nuevos operadores en el resto de infraestructuras. Al final llenamos periodos valle, donde estaríamos moviendo solo aire, y ahora lo hacemos con gente”, subrayó.
Talento. Pere Calvet expresó sus “dudas de futuro en si entre todos seremos capaces de mantener todas las aplicaciones en las empresas donde nuestra voluntad es llevar viajeros y en un sector donde es difícil retener talento de estos técnicos informáticos”. En este sentido, Silvia Roldán apuntó las dificultades que existen “sobre la parte formativa; tenemos un problema de captación y retención de talento. Cada vez tenemos menos profesionales de las nuevas tecnologías. No se está generando el volumen de profesionales que vamos a necesitar en el futuro”.
Digitalización. La tecnología avanza muy deprisa y el sector del transporte público debe subirse a la misma velocidad para no perder el viaje. “10 años es poco para hablar de grandes avances, pero mucho tiempo para el universo digital. El cambio digital en el transporte requiere sin duda de la gobernanza, sobre todo para evitar que la cuarta revolución industrial no deje más brecha social, no solo digital, que las otras no lo hicieron, y no se entre en un canibalismo no deseado”, expuso Manel Villalante.