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Tribuna
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

¿A qué destinan los bancos sus beneficios?

La vuelta a niveles sólidos de ganancias es una buena noticia y una importante normalización tras una década de bajos tipos de interés

Estamos en periodo de presentación de resultados de los bancos españoles. Se espera una importante mejoría para el cuarto trimestre del 2022, lo que ayudará a cerrar unas cuentas anuales saneadas del que es el tercer sector bancario más relevante de la UE por volumen de activos, solo por detrás de Alemania y Francia. Es pertinente valorar la conveniencia de unos beneficios crecientes en un entorno marcado por la elevada incertidumbre, la complejidad macroeconómica y las dificultades derivadas de la inflación para distintos colectivos.

Los bancos, como cualquier otra empresa, deben ser rentables para ser sostenibles. El sector ha tenido que gestionar en la última década una anómala situación de tipos de interés reducidos e incluso negativos que ha afectado a su rentabilidad y que ha dificultado extraordinariamente la intermediación financiera. La rentabilidad sobre patrimonio media del sector bancario español en los últimos diez años ha sido, según la EBA, del 6,6%, tomando en cuenta el negocio internacional de la banca, y del 3,9% si solo se tiene en cuenta el negocio en España. Estos niveles suponen que en los últimos años la rentabilidad ha estado por debajo del coste de capital, es decir, del rendimiento exigido por el inversor. Con los últimos datos disponibles del tercer trimestre de 2022, la rentabilidad de los bancos españoles ha mejorado algo hasta situarse en niveles del 10,5% a nivel consolidado y del 9,5% en España.

La vuelta a niveles sólidos de beneficios es una buena noticia y una importante normalización de la situación del sector, ya que ello contribuye a tener bancos más fuertes. Una banca fuerte y competitiva es esencial para el progreso de la sociedad y para que la economía funcione, puesto que solo así puede proporcionar financiación a la actividad real. Asimismo, la capacidad de generar resultados de manera recurrente por parte de la banca es su mejor contribución a la estabilidad financiera. Una revisión del destino que hacen los bancos de estos beneficios puede ayudar a reforzar la importancia de la rentabilidad y a entender por qué los recursos generados por los bancos son algo deseable para la economía española.

En primer lugar, una parte sustancial de los beneficios se destina a reforzar el capital de los propios bancos, algo fundamental para ampliar la actividad crediticia de las entidades. En efecto, la estricta y exigente normativa de capital exige que, por cada 100 euros de activos en riesgo, como los préstamos concedidos a los clientes, la banca tenga que inmovilizar más de 12 euros en capital de máxima calidad en su balance para hacer frente a la pérdida no esperada en la que algunos de sus préstamos pueden incurrir. La fuente principal para generar de manera orgánica este capital es por medio de los beneficios no distribuidos de las entidades.

En segundo lugar, hablamos siempre de los beneficios obtenidos después de dotar las provisiones, esto es, los recursos que los bancos deben tener para hacer frente a las pérdidas esperadas de los riesgos asumidos. Ante el riesgo de un escenario macroeconómico adverso, las autoridades supervisoras están insistiendo en la necesidad de adoptar un enfoque prudente de provisiones.

En tercer lugar, la existencia de bancos que generan beneficios permite atender las necesidades de financiación de las familias y de las empresas. Los bancos no producen bienes de consumo, ni industriales. Pero gracias a la financiación que otorgan permiten que las empresas puedan producirlos y las familias consumirlos, desde viviendas a bienes y servicios. Es decir, la rentabilidad bancaria posibilita que los bancos financien el día a día de ciudadanos y empresas, así como retos estructurales como la transición verde, la necesaria innovación para aumentar el crecimiento potencial de la economía española o la transición digital que las empresas deben acometer para obtener ganancias de eficiencia y adaptarse a las nuevas tendencias que consumidores y competencia imponen. Especialmente relevante es la financiación bancaria a las pymes, para las que no hay una alternativa clara. De enero a noviembre de 2022, se han concedido nuevas operaciones a empresas por valor del 25% del PIB español, de los que 157.000 millones (48% del total) han sido a pymes.

En cuarto lugar, una parte de los beneficios se puede destinar a remunerar al accionista a través del pago del dividendo. Un dividendo sólido y recurrente es esencial, no solo para el sector bancario, sino para cualquier otro sector, porque facilita el acceso al mercado de capitales y permite una base inversora estable. La tendencia en el sector bancario europeo es una política de distribución entre el 40% y 50 % de los beneficios después de impuestos. La subida de la rentabilidad de los bancos españoles es por tanto positiva para fortalecer la base inversora, que ya cuenta con cerca de seis millones de accionistas minoritarios de ingresos. Especialmente en un momento en el que, debido a la normalización de la política monetaria del BCE, también crece el coste de capital y porque para el supervisor la rentabilidad de los bancos es una prioridad estructural.

En quinto lugar, otra parte de los recursos se destinan al pago de impuestos. El sector tiene un tipo impositivo en el impuesto de sociedades del 30%, esto es, superior al del resto de sectores. La comparación internacional refleja que el sector bancario español, sin contar con el reciente gravamen temporal a la banca, está entre los países que más impuestos pagan junto con Francia, a gran distancia de los bancos alemanes, holandeses e italianos.

Por último, gracias a la solidez de los balances y a los beneficios, los bancos son capaces de reforzar su compromiso con la sociedad con iniciativas tan relevantes como las dedicadas a mejorar la atención personalizada a las personas mayores, a reforzar la inclusión financiera en la España rural o más recientemente las medidas de alivio para los deudores hipotecarios en dificultades.

En definitiva, la fortaleza del sector constituye un factor de competitividad para la economía en su conjunto. Los bancos seguirán siendo parte de la solución al complejo contexto económico y ejerciendo su función social, que no es otra que acompañar a clientes para que puedan llevar a cabo financieramente sus proyectos vitales o empresariales. Para llevar a buen puerto este propósito la rentabilidad es su primera y principal línea de defensa.

María Abascal es Directora General de la Asociación Española de Banca

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