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Iberia reequilibra su patrimonio con crédito de IAG y una reducción del 91% del capital

Se refuerza con un participativo de la matriz de 300 millones y cada una de las 953 millones de acciones baja de 0,78 a 0,07 euros

Aviones de Iberia ante la terminal 4 del aeropuerto Madrid-Barajas.
Aviones de Iberia ante la terminal 4 del aeropuerto Madrid-Barajas.
Javier Fernández Magariño

Es momento de estabilizar la contabilidad de Iberia tras el paso de una crisis sin precedentes para el transporte aéreo. La pandemia ocasionó pérdidas por 1.800 millones entre 2020 y 2021 en la mayor aerolínea española de red, ante lo que ejecuta en estos últimos días del año una reestructuración patrimonial para la que se había cargado de munición meses atrás.

El primer paso fue demandar una inyección a la matriz IAG, que el 28 de marzo aprobó la entrega de un préstamo participativo de 300 millones para su marca española. Tres meses después, el 13 de junio, se acordó en el seno de la propia Iberia una reducción de capital de 676,7 millones, desde los 743,4 millones anteriores, lo que iba a dejar a la firma con 66,7 millones de capital social. Esta minoración del 91%, según se reflejado en el Registro Mercantil, “se enmarca dentro del plan de reforzamiento del patrimonio neto de la sociedad”. Todo ello quedó preparado para este cierre de ejercicio.

La reducción responde a la necesidad de restablecer el equilibrio entre el capital y el patrimonio, lastrado este último por las citadas pérdidas de 1.800 millones que quedan lejos de remontarse con el beneficio esperado en este 2022. Y se articula restando 0,71 euros a cada una de las 953,1 millones de acciones que forman la compañía y cuyo valor unitario se queda en 0,07 euros.

La aerolínea se centra en devolver más de 800 millones de deuda hasta 2027

Pese a la existencia de un escudo articulado por el Gobierno para evitar la causa de disolución de empresas durante la crisis, o una cascada de concurso de acreedores ante los números rojos generalizados, la dirección de Iberia ha optado por ejecutar el plan de estabilización. El presidente, Javier Sánchez-Prieto, habló la semana pasada ante un grupo de periodistas de la confianza de IAG en la recuperación y modelo de negocio de Iberia, que cristaliza con el préstamo de 300 millones. También hizo alusión a un fuerte excedente de capital social que podía utilizarse para compensar pérdidas.

En esta situación excepcional, el crédito participativo de IAG computa como patrimonio, tal y como permite la legislación mercantil; paga tasa de interés variable y las condiciones de repago están supeditadas a la marcha de Iberia.

Con diez veces menos capital social, el refuerzo del patrimonio neto y la remontada del negocio, Iberia se aleja de las señales de insolvencia, pero se enfoca más que nunca en la generación de caja y la devolución de la deuda con la que se ha protegido de dos años con la actividad bajo mínimos. La empresa ha de devolver entre 2025 y 2026 más de 800 millones de crédito avalado en un 80% por el ICO: 123 millones en 2023; tiene un vencimiento de 168 millones en 2024; amortizará 206 millones en 2025, y los últimos 311 millones, en 2026. Además, la aerolínea de IAG tiene pendiente de pago 220 millones en concepto de reestructuración, por antiguos EREs, hasta 2025. En 2027, por último, le vencen bonos de 2015 con un saldo de 55 millones.

En el plano operativo, otro coste recurrente es el del arrendamiento de flota, con 440 millones al año previstos para los próximos cuatro ejercicios.

¿Qué dice la norma?

La Ley de Sociedades de Capital (LSC) fija umbrales mínimos de relación entre capital social y patrimonio neto, y exige una actuación cuando se pierde esa referencia, ya sea con el refuerzo de los fondos propios, con la reducción del capital, o con ambas medidas.

En el caso de las sociedades anónimas, reducir capital es obligatorio cuando las pérdidas acumuladas disminuyen el patrimonio neto por debajo de dos tercios sobre el propio capital y pasa un año sin su recuperación. Y una empresa entra en causa de disolución cuando los números rojos dejan el patrimonio por debajo del 50% del capital.

La LSC se flexibilizó para blindar a las empresas del riesgo de desaparecer. Se suspendió el deber de solicitar el concurso o se dejaron de imputar las pérdidas de 2020 a efectos del desequilibrio patrimonial.

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Sobre la firma

Javier Fernández Magariño
Es redactor de infraestructuras, construcción y transportes en Cinco Días, donde escribe desde junio de 2000. Ha pasado por las secciones de Especiales, Cinco Sentidos, 5D y Compañías siguiendo la información de diversos sectores empresariales. Antes fue locutor de informativos en la Cadena Cope, además de colaborar en distintos medios de Madrid.

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