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El enamoramiento de los países del Golfo tiene una durabilidad incierta

¿Usará Arabia Saudí los crecientes ingresos del petróleo a favor de la región, o para desestabilizarla?

De izquierda a derecha, Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía;  Mohammed Bin Salmán, príncipe heredero de Arabia Saudí; y el jeque Tamim Bin Hamad al-Thani, emir de Qatar, en la inauguración del Mundial de fútbol.
De izquierda a derecha, Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía; Mohammed Bin Salmán, príncipe heredero de Arabia Saudí; y el jeque Tamim Bin Hamad al-Thani, emir de Qatar, en la inauguración del Mundial de fútbol.HANDOUT (AFP)

Cuando Qatar lanzó en 2010 su candidatura para el Mundial de fútbol, el líder de la candidatura, Mohammed Bin Hamad Bin Khalifa Al Thani, dijo que la jugada era “en nombre de toda la región”. Los países de Oriente Próximo pasaron la mayor parte de la década siguiente enfrentándose entre sí. Pero, tras una semana de torneo, hay una especie de enamoramiento entre ellos.

Hace solo dos años, la región estaba partida en dos bandos. Qatar, en buenas relaciones con Turquía e Irán, era objeto de un gran bloqueo comercial por parte de Arabia Saudí, Emiratos Árabes, Bahréin y Egipto. Los diferentes enfoques sobre Teherán y la Primavera Árabe explican en parte el motivo. Cualquiera que intentara ir de EAU a Qatar –un corto salto– tenía que volar primero en sentido contrario hasta Omán y cambiar de avión.

Contrasta con la bonhomía de esta semana. El heredero saudí, Mohamed Bin Salmán (MbS), y el emir catarí, el jeque Tamim Bin Hamad al-Thani, han lucido los colores de sus homólogos, reflejando cómo una serie de reuniones bilaterales han reparado las relaciones desde que el bloqueo terminó en enero de 2021. Más llamativo aún es que el presidente egipcio, Abdel Fattah al-Sisi, y su homólogo turco, Tayyip Erdogan, enfrentados desde hace tiempo, se dieran la mano en Qatar. Es más: Riad parece dispuesta a colocar 5.000 millones de dólares en el banco central turco, para ayudar a estabilizar la lira y evitar que la inflación, del 85%, empeore aún más.

Puede que todo esto anuncie una nueva era próspera en Oriente Próximo. Gracias al alza del petróleo, se espera que la región crezca casi un 7% en 2022, frente al 3% global, según el Banco Mundial. Un período prolongado de relaciones pacíficas podría hacerlo habitual. Pero eso no es seguro. Con Trump en la Casa Blanca, Arabia Saudí y EAU ejercieron más dureza respecto al programa nuclear de Irán. Si un republicano sustituye a Biden en 2024, las tensiones podrían volver a hervir. Los ingresos netos de las exportaciones de crudo saudíes se triplicarán este año respecto a 2020, hasta los 300.000 millones de dólares. ¿Los usará MbS a favor de la región o para desestabilizarla?

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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