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La nueva buena voluntad de Reino Unido y la UE podría trascender

Haría falta un gran cambio del acuerdo para mejorar mucho el sombrío panorama, pero se pueden hacer algunas cosas

Banderas británica (Union Jack) y de la UE.
Banderas británica (Union Jack) y de la UE.reuters

Brexit sigue significando Brexit, los ministros del Reino Unido siguen hablando de los “beneficios” de salir de la Unión Europea, y las dos partes siguen enfrentadas por la aplicación del protocolo diseñado para evitar la creación de una frontera entre las dos Irlandas. Sin embargo, si se rasca la superficie, se oye una música diferente en Londres, tras meses de amargas recriminaciones.

El Acuerdo de Comercio y Cooperación (ACC) entre el Reino Unido y la UE, firmado en 2021, no va a reformarse en breve. Pero el primer ministro Rishi Sunak parece optimista respecto a un acuerdo sobre Irlanda. Y hay formas de mejorar el comercio sin iniciar nuevas guerras de religión sobre la soberanía nacional.

La primera es empezar a abordar decenas de problemas que podrían tratarse por debajo del radar político: muchas cuestiones técnicas de salud y seguridad, sobre todo en los productos alimentarios, podrían resolverse así.

Una segunda tarea, más difícil, sería empezar a abordar los asuntos que requieren un mínimo de buena voluntad política, como el reconocimiento mutuo de las cualificaciones profesionales, como las de enfermeras, veterinarios o abogados. Los organismos profesionales específicos ya tienen el poder de llegar a acuerdos fuera del ámbito del ACC.

Por último, de cara al futuro, muchas regulaciones futuras sobre bienes o servicios podrían elaborarse mediante un diálogo entre los tecnócratas pertinentes, lejos del calor político del Brexit. Ese podría ser el caso de las regulaciones financieras, bajo los auspicios del Banco de Inglaterra y el Banco Central Europeo.

Muchos problemas no necesitan que el Reino Unido acepte una alineación con las leyes o regulaciones de la UE, una bandera roja para el ala pro-Brexit dura del partido tory. Londres ya ha tomado una serie de medidas unilaterales para facilitar la vida a cientos de pequeñas y medianas empresas que comerciaban con la UE, ahora amenazadas por la cantidad de trámites burocráticos asociados a mantener sus mercados europeos. El último ejemplo es que el ministro de Economía británico, Jeremy Hunt, anunció el día 17 que eliminará los aranceles a la importación de más de 100 productos.

Los argumentos económicos a favor de la distensión son abrumadores para el Reino Unido. El comercio con la UE lleva en caída libre desde que el Brexit se hizo realidad en enero de 2021, con las exportaciones cayendo un 25% el año pasado en comparación con su pico prepandémico. El Covid-19 y la guerra de Ucrania también perjudicaron el comercio en ese periodo, pero según algunas estimaciones independientes (del irlandés Economic and Social Research Institute), el Brexit explica la mayor parte de la caída. Y el Reino Unido sigue siendo la única gran economía europea cuyo PIB sigue estancado por debajo de su nivel prepandémico.

Haría falta una gran renovación del ACC para cambiar decisivamente este sombrío panorama. Pero cuanto más se re-anuden los pequeños hilos que conectan la UE y el Reino Unido, menos descabellado puede parecer.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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