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El neobanco español Bnext busca socio y abre la tormenta en las ‘fintech’

Negocia la venta de una participación mayoritaria en el capital

Juan Antonio Rullán y Guillermo Vicandi, cofundadores de Bnext.
Juan Antonio Rullán y Guillermo Vicandi, cofundadores de Bnext.

La tormenta se cierne sobre las ‘fintech’. El neobanco español Bnext analiza la búsqueda de un socio que tome una participación mayoritaria en el accionariado e insufle el oxígeno financiero necesario para enderezar el rumbo de la compañía.

La entidad, fundada en 2016 por Juan Antonio Rullán y Guillermo Vicandi, está negociando con varios inversores internacionales para estudiar la mejor opción. Según detallan fuentes de la empresa, la operación se encuentra en una fase “muy preliminar” y se enmarca dentro de sus planes de crecimiento. Otras fuentes financieras apuntan a que la venta se podría cerrar en los próximos dos meses, ante las necesidades de capital que afronta el neobanco para continuar con su actividad.

Las últimas cuentas de Bnext Electronic Issuer (la sociedad de dinero electrónico que gestiona el negocio de las tarjetas y las cuentas de pago) publicadas en el Registro Mercantil y relativas al año 2021 revelan unas pérdidas de 3,26 millones de euros, lo que supone más que multiplicar por seis veces los números rojos de un año antes (0,5 millones). La matriz, Marcandita, que es la sociedad que opera y gestiona la app y la web, perdió 9,6 millones en 2020; 12,1 millones en 2019; y 3,8 millones en 2018.

En realidad, que un neobanco o una startup registre pérdidas es algo habitual. Se trata de compañías de muy reciente creación que necesitan invertir más de lo que ganan para crecer y por ello todavía no son rentables. Sin embargo, fuentes conocedoras del mercado explican que las empresas del sector se enfrentan al mayor reto para lograr su supervivencia.

Los neobancos y las ‘fintech’ afloraron en la última década al calor de los bajos tipos de interés con la intención de amenazar el negocio de los bancos tradicionales. Entre sus promesas, la digitalización de las operaciones, la mayor transparencia en la comercialización de productos y la agilidad en la atención al cliente.

Hasta ahora el modelo de crecimiento de estas compañías se basaba en subsistir a base de rondas de financiación entre los inversores interesados y captar liquidez. Sin embargo, el entorno de alta inflación, las subidas de tipos y la incertidumbre macroeconómica ha frenado el apetito inversor y ha cerrado el grifo de las rondas de financiación. De hecho, las operaciones que se están llevando a cabo últimamente han rebajado las valoraciones de las compañías, lo que ha obligado a buscar otras alternativas para financiarse.

En el caso de Bnext, el neobanco ha iniciado el proceso para dar entrada a un socio en su capital. La idea es que tome una participación mayoritaria y que los fundadores permanezcan en el accionariado. También que retengan la batuta en la gestión del neobanco.

Fuentes financieras señalan que esta operación es el preludio de la tormenta que se va a desencadenar en el sector. En ese sentido, apuntan a un repliegue del negocio de los neobancos: si hasta ahora las compañías elevaban cada año la inversión para extender el negocio hasta lograr una base de clientes que permitiera alcanzar la rentabilidad, ahora se encuentran en modo de contención de gastos y reducción de plantilla. Las mismas fuentes estiman que el sector se aboca a una consolidación. Además, de Bnext, en España operan otros grandes neobancos como N26 y Revolut.

Actualmente, Bnext cuenta con 200.000 clientes, tras registrar una fuerte caída en los últimos meses. En 2020 la propia compañía presumía de contar con el doble de usuarios. De acuerdo a su página web su plantilla está compuesta por 120 trabajadores. Además de España, donde cuenta con ficha bancaria, opera también en México. Precisamente, portavoces del neobanco señalan que la operación que está estudiando la compañía estaría dirigida a crecer en Latinoamérica.

La caída de Klarna

Recorte de la valoración y despidos. El pasado mes de julio Klarna hizo saltar todas las alarmas del ecosistema ‘fintech’. La compañía sueca, especializada en servicios de pago aplazado, cerró una ronda de financiación de 800 millones de dólares que recortó su valoración un 85% al pasar de los 46.000 millones en los que estaba valorada tan solo un año antes a los 6.700 millones actuales. Tras esta ronda, la ‘fintech’ anunció el despido de un 10% de su plantilla, unos 700 trabajadores. En los primeros seis meses del año, la ‘fintech’ sueca registró pérdidas por 581 millones, lo que supone más que cuadruplicar (+341%) los números rojos del mismo periodo del año pasado. El consejero delegado y cofundador de Klarna, Sebastian Siemiatkowski ya apuntó en ese momento que a firma había adoptado medidas “prudentes y preventivas” para priorizar la rentabilidad sobre el crecimiento debido a los cambios del entorno macroeconómico.

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