Mango invierte en la startup de reventa de textiles Recovo
Es la primera que selecciona en su programa de aceleración Mango Startup Studio
La sostenibilidad marca la agenda de la industria textil, no solo de puertas para afuera sino también en sus propios procesos, de cara al cumplimiento de las normativas de circularidad que impondrá la Comisión Europea.
En ese proceso, las startups especializadas en estos ámbitos suponen una oportunidad para los grandes grupos. Es el caso de Mango, que este jueves ha anunciado una inversión en la startup Recovo, especializada en la reventa de excedentes de tejidos, hilaturas y materiales de producción. Esta, que no ha cuantificado, la realiza a través de Mango Startup Studio, su aceleradora de empresas, que financierá sus proyectos de recuperación de textiles. La inversión se ejecuta mediante un crédito participativo convertible. El acuerdo también incluye un programa de aceleración, y sesiones de asesoramiento y mentorización.
Según Mango, los emprendedores de Recovo podrán conocer "de primera mano el funcionamiento de una gran empresa, pudiendo escalar su modelo de negocio". Sus fundadores son Mónica Rodríguez, que ejerce como consejera delegada; Marta Iglesias, responsable de operaciones; y Gonzalo Sáenz, director de marketing. Esta fue creada en 2021. "Recovo presenta un modelo de negocio que contribuye a un futuro circular en la moda a través de la tecnología, la trazabilidad y el poder de la comunidad", apuntó Mango en un comunicado.
A finales de marzo, la Comisión Europea dio luz verde a su Estrategia sobre los Productos Textiles Sostenibles y Circulares, que dice que, para 2030, "la moda rápida debería estar pasada de moda", y nacida con el objetivo de "hacer que los textiles sean más duraderos, reparables, reutilizables y reciclables a fin de luchar contra la moda rápida, la basura textil y la destrucción de los productos textiles no vendidos".
En ese 2030, todas las prendas deberán tener un porcentaje mínimo de fibras recicladas; se prohibirá la destrucción de los productos no vendidos; se introducirá un pasaporte digital para las prendas; y habrá controles para que las prendas que dicen ser sostenibles lo sean, con "normas más rigurosas"; y será más exigente con los procesos de producción.