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Optimismo en el sector náutico pese al descenso de las matriculaciones

De las 1.000 embarcaciones vendidas menos, el 70% son motos de agua El aumento de las titulaciones y de los barcos destinados al alquiler muestra un cambio de tendencia

Embarcaciones atracadas en Port Vell, Barcelona.
Embarcaciones atracadas en Port Vell, Barcelona.GETTY
Manme Guerra

Hasta agosto, en España se matricularon 4.925 embarcaciones de recreo, frente a las 5.943 del mismo periodo de 2021. A pesar de que supone un 17% de descenso, la patronal del sector señala que no se puede trasladar un mensaje negativo. Todo lo contrario, se muestra optimista, “pese a las circunstancias, ya que hay nubarrones de los que estar al tanto”, como explica Carlos Sanlorenzo, secretario general de la Asociación Nacional de Empresas Náuticas (ANEN). De las 200.000 embarcaciones que componen el parque náutico en España, el 90% tienen menos de nueve metros de eslora.

“Venimos de una posición muy distinta de la crisis que tuvimos en 2007-2008, mucho más consolidada. Tenemos esa demanda social que quiere consumir náutica y que hay que satisfacer. Es lo que va a compensar, por otro lado, los nubarrones de los que estamos hablando, desde el punto de vista económico, de la situación internacional o de la crisis de suministros”, añade Sanlorenzo.

De esas 1.000 embarcaciones vendidas menos, el 70% son motos de agua, debido, principalmente a la crisis de suministros y logística que han hecho que, como apunta Sanlorenzo, no haya oferta, “los fabricantes que son de fuera de España tienen limitadas sus ventas” y los astilleros estén colapsados. “300 embarcaciones menos, dejando a un lado las motos, no es una cifra que hay que ver con pesimismo, entra dentro de la lógica de la situación actual. Por lo tanto, no vemos, de momento, que el futuro impacto en la economía que vaya a llegar ya haya entrado en este sector. Estas cuestiones no son las que están marcando este pequeño descenso”.

La finalidad a la que se destinan las embarcaciones que se han matriculado en lo que va de 2022 muestra, también, el cambio que está viviendo el sector, en el que cada vez hay más alquiler. “Es una tendencia, no solo del sector, es general en todo tipo de actividades económicas. En 2007, que fue récord de ventas, de las 15.000 embarcaciones que se vendieron, tan solo un 5% iba destinada al sector del chárter. Ahora, estamos hablando que con menos de la mitad de ventas, hay un 40% destinadas al alquiler. Un claro cambio que viene para quedarse”, apunta el secretario general de ANEN.

Esta tendencia se relaciona con otra de las cifras que ayuda al optimismo del sector. La que evidencia que 100.000 personas se sacaron la titulación necesaria para gobernar embarcaciones de recreo. Esto supone un 50% más que en los años antes de la pandemia. Y es similar a las que se registraban en 2007. Cada vez hay más patrones de barcos, aunque se vendan menos. “Antes, además, de cada 10 titulados, solo uno consumía náutica. Ahora es la mayoría”, añade Sanlorenzo.

La pandemia hizo que muchas personas se asomaran por primera vez a la náutica por diferentes razones, principalmente porque vieron la posibilidad de unas vacaciones sin gente alrededor y más a salvo de contagios. Consolidar a esos nuevos usuarios es uno de los desafíos a los que se enfrenta el sector, aunque Sanlorenzo asegura que muchos ya han repetido este año, creciendo así lo que denomina como “apetencia náutica”, que le lleva a afirmar que, en este sentido, esta pasada temporada de verano ha sido “extraordinaria”.

El reto principal que afronta el sector, que del 12 al 16 de octubre celebra en Barcelona la 60ª edición del salón náutico, es la sostenibilidad. De hecho, la feria catalana pondrá en marcha una iniciativa para dar visibilidad a startup que desarrollan proyectos de innovación para hacer la navegación de las embarcaciones más sostenible. “Ahora mismo estamos trabajando a conciencia sobre todo tipo de cuestiones derivadas o vinculadas con la sostenibilidad. Tenemos que tener en cuenta que es un sector con una economía de escala pequeña. Es decir, si en el sector del automóvil, cualquier fabricante vende millones y millones de coches, el astillero más importante no fabrica más de 15.000 barcos. El motor eléctrico es el que hoy en día más consolidado está, pero en la náutica también tenemos un componente de seguridad. Porque con el coche te puedes quedar a mitad de camino, pero con un barco no te puedes quedar en medio del mar. La seguridad es un componente que juega mucho a la hora de limitar ese tipo de innovaciones”, afirma Sanlorenzo.

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Sobre la firma

Manme Guerra
Redactora de la sección Fortuna, donde escribe de recursos humanos, empresas, sostenibilidad, lujo y estilo de vida. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de la Escuela de Periodismo UAM-El País. Ha trabajado en El País, Vozpópuli, Microsoft News y la revista ¡HOLA! antes de incorporarse a Cinco Días en 2022.

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