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Un veterano de Shell para liderar su transición verde

Wael Sawan será su próximo CEO, tras 25 años en la compañía

Wael Sawan, próximo CEO de Shell.
Wael Sawan, próximo CEO de Shell.JOSÉ MANUEL ESTEBAN

Tras una década al frente de Shell, Ben Van Beurden dejará su puesto a finales de 2022. Wael Sawan (Beirut, Líbano, 1974), actual director de gas integrado, energías renovables y soluciones energéticas, será su consejero delegado a partir del 1 de enero.

Van Beurden ha estado ligado a la energética casi 40 años. En 2014 dejó su puesto de ingeniero de diseño de gas natural licuado (GNL) para convertirse en su mayor responsable a nivel mundial. Bajo su liderazgo, la compañía llevó a cabo la compra de su rival BG Group por valor de 53.000 millones de dólares en 2016, afrontó una caída histórica de la demanda energética mundial por la pandemia y comenzó a reorientar sus esfuerzos para convertirse en un actor multienergético. Continuará trabajando como asesor del consejo hasta el 30 de junio de 2023, momento en el que dejará el grupo.

Sawan hereda la compañía en la cúspide de una transición hacia una energía más limpia. Según Reuters, era el favorito para suceder a Van Beurden. Aunque nació en Beirut, Sawan creció en Dubái (Emiratos Árabes) y cuenta con doble nacionalidad libanesa y canadiense. Se graduó con una maestría en ingeniería química por la Universidad McGill de Montreal (Canadá) y estudió en la Escuela de Negocios de Harvard.

En 1997, poco después de graduarse, se unió a Shell, y, salvo el periodo de dos años en Harvard, trabaja allí desde entonces. Antes de asumir su puesto actual, desde el que supervisa el crecimiento de Shell en energías bajas en carbono, así como su gigantesco negocio de gas, era director de negocio upstream, posición desde la que supervisó la desinversión del negocio de la cuenca Pérmica (Texas, EE UU) y la decisión de salir de la costa de Nigeria.

Durante su carrera de 25 años en la compañía también ha trabajado en las operaciones de aguas profundas, y fue vicepresidente ejecutivo para Qatar, dirigiendo los proyectos de gas natural licuado de la empresa de 2012 a 2015 en el que posiblemente se ha convertido su mercado productor más importante.

Después de Qatar, fue enviado a Nueva Orleans (EE UU), donde dirigió el negocio de gas y petróleo en aguas profundas. También fue parte del equipo de dirección de la división de gas integrado. Además, ha ocupado varias funciones en Europa, África, Asia y América. Ahora tiene su sede en La Haya (Países Bajos), donde vive con su mujer, Nicole, y sus tres hijos.

“Estoy deseando canalizar el espíritu pionero y la pasión de nuestra increíble gente para estar a la altura de los inmensos retos y aprovechar las oportunidades que presenta la transición energética. Seremos disciplinados y nos centraremos en el valor, mientras trabajamos con nuestros clientes y socios para suministrar la energía fiable, asequible y más limpia que el mundo necesita”, afirma el propioSawan en el comunicado de su nombramiento.

En este también destacan las palabras con las que le describe el presidente de Shell, Sir Andrew Mackenzie: “Es un líder excepcional, con todas las cualidades necesarias para conducir Shell de forma segura y rentable a través de su próxima fase de transición y crecimiento. Su historial de éxitos comerciales, operativos y de transformación refleja no solo su amplia y profunda experiencia y conocimiento de Shell y del sector energético, sino también su claridad estratégica”. Además, asegura que combina todas estas cualidades con su pasión por las personas, lo que le permite sacar lo mejor de quienes le rodean.

Por su parte, Van Beurden le describe como un líder inteligente, con principios y dinámico. Una persona de convicciones con una gran dedicación a Shell. Sus colegas han declarado al Financial Times que es un buen líder, que da poder, pero también toma decisiones. Es alguien que absorbe información, es callado y considerado, se forma su propio punto de vista y no tiene miedo de actuar, señalan.

Sin lugar a dudas, la transición energética tendrá que ser el foco real para la empresa británica con origen en Países Bajos. Aunque en 2020 fue la primera de los gigantes del sector en comprometerse a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero a cero para 2050, el año pasado la empresa perdió un juicio contra los activistas del clima. Un tribunal holandés le ordenó alinear sus directrices con los acuerdos del clima de París entonces, y reducir sus emisiones lo antes posible. En concreto, el tribunal dictaminó que para 2030 deberá cortar sus emisiones de CO2 un 45% en comparación con los niveles de 2019.

En los últimos meses, ha firmado diversos acuerdos que persiguen este camino. Muestra de ello es la alianza con la española Capital Energy para analizar el desarrollo conjunto de proyectos en el sector de la energía eólica marina en España y Portugal. También con la española Green Tie Capital, ha firmado un acuerdo para desarrollar más de 2.000 megavatios de proyectos solares. En la misma línea, se enmarca el acuerdo llegado con Siemens Smart Infrastructure por el que las firmas colaborarán en el desarrollo de soluciones energéticas con bajas emisiones de carbono centradas en el hidrógeno verde y en biocombustibles.

La pandemia de Covid provocó un colapso en la demanda de energía a principios de 2020. Como resultado, Shell redujo su dividendo a unos 15.000 millones de dólares. Sin embargo, la empresa pudo recuperarse, y en julio, registró resultados récord al declarar un beneficio de 11.500 millones en el segundo trimestre. Sin duda, Sawan tomará el timón en un momento crucial para la compañía. No solo por su reto de eliminar emisiones y alejarse de los combustibles fósiles, sino también por la agitación histórica en el mercado energético, que puede dar lugar a impuestos extraordinarios a las petroleras y demás empresas del sector.

De hecho, Van Beurden advirtió hace apenas unas semanas que Europa debe prepararse para una crisis energética que podría extenderse durante varios inviernos y en la que pueden ser necesarias medidas de ahorro, incluidos racionamientos, lo que, en su opinión, pondrá a prueba la solidaridad de los países del Viejo Continente.

Negocio

En el primer semestre del año, Shell disparó sus beneficios un 176,8%, con un beneficio atribuido de 25.156 millones de dólares, frente a los 9.087 millones de dólares del mismo período en el año anterior.

Su presencia en España se remonta a 1920. Su posición es de comercializador de electricidad y gas tanto para clientes industriales como del sector comercial. También se dedica a la venta de lubricantes, con más de 4.000 clientes y 1.500 puntos de venta, lo que le convierte en un jugador local clave para la automoción.

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