Carrera de obstáculos hacia final de año: ¿cuáles son los grandes riesgos de mercado?
La persistencia de la inflación y la guerra de Ucrania atenazan las perspectivas para la inversión en los próximos meses Las señales de debilidad en China y las elecciones en Italia serán riesgos añadidos para una recta final de 2022 muy incierta
Los inversores quisieron dejarse llevar por la placidez del verano, pero la cruda realidad económica no lo ha hecho posible. Tras las alzas de tipos de la Fed y el BCE en julio llegó una suerte de tregua al mercado, en la que intentar la remontada en la esperanza de que el punto álgido de la inflación estuviera muy cerca. Pero ese momento no ha llegado y los bancos centrales han dejado muy claro que continuarán elevado los tipos de interés para frenar la escalada de precios, mientras la economía sigue deteriorándose y se acerca la temida recesión.
El entorno continúa siendo desfavorable para la inversión: el coste de la energía se mantiene en zona de máximos –y la guerra en Ucrania amenaza con el corte de suministro de gas a Europa este invierno–; el elevado precio de petróleo, gas y electricidad estrangula la actividad empresarial, junto a las economías domésticas, y las alzas de tipos que se esperan continúan encareciendo el coste de financiación y auguran ajustes de valoración para las compañías. El punto final de la secuencia que ha desencadenado la espiral inflacionista está en la contracción económica y la destrucción de empleo, un escenario que ya se ve como muy probable para la zona euro a final de año. Además, resurge el temor a la desaceleración de la economía china, segunda potencia mundial, lo que agrava el riesgo de contracción global.
La cautela es la consigna en el mundo de la inversión. Las ventas regresan cuando los inversores apuestan por ver la botella medio llena, aunque aún queda un clavo ardiendo al que agarrarse en la inversión bursátil, el de los beneficios empresariales. Las previsiones de consenso aún no descuentan un descenso propio de una recesión, pero el riesgo de ajuste está ahí si el entorno económico se complica aún más y las señales de mejoría no llegan antes de que termine el año.
Inflación y tipos de interés
La inflación es el indicador sobre el que ahora gira el mundo financiero y también el de las empresas y hogares. Se ha instalado en máximos de las últimas cuatro décadas en EE UU y Europa y ya se filtra por toda la cadena de valor, comenzando por la energía, siguiendo por la alimentación y los servicios y terminando, aún en mucha menor medida, por los salarios.
Las previsiones no apuntan a una moderación en los próximos meses. No desde luego en la zona euro. Y en Estados Unidos, aun en el supuesto de que el alza de precios toque techo en el corto plazo, la Fed ya ha avanzado que embridar la inflación requerirá un tiempo de tipos de interés elevados. El mercado estima que podrían llegar a subir al 4%. En definitiva, el precio del dinero va a seguir aumentado, de forma más rápida de lo que se esperaba antes del verano, elevando así el riesgo de recesión.
Las citas del BCE y la Reserva Federal en este mes prometen dar una clara pista sobre ello. El Banco Central Europeo se reúne el día 8 y cabe la posibilidad de una subida de 75 puntos básicos, un auténtico acelerón frente a la actitud gradual con que la institución había iniciado su normalización monetaria. Esa subida es la que contemplan en Bank of America, después de que la inflación en la zona euro ya haya superado el 9% en agosto, con un IPC interanual del 9,1%. El banco estadounidense prevé un incremento total de 150 puntos básicos hasta fin de año y tres alzas más de 25 puntos básicos en 2023.
En Citi no descartan que puedan darse dos alzas seguidas de 75 puntos básicos en la reuniones de septiembre y octubre. Tales previsiones sostienen la velocidad a la que ha avanzado estos días el euríbor y el rendimiento de los bonos soberanos, encareciendo hipotecas para los hogares y el coste de financiación para empresas y Gobiernos.
En Goldman Sachs, que también prevén un alza de 75 puntos básicos el día 8, esperan que los precios suban de media el 10,3% en el cuarto trimestre, acelerando desde el 9,1% de agosto y el 8,9% de julio. En Citi contemplan que el alza de precios pueda tocar techo en el dato de octubre, con un IPC del 10,5% interanual.
Riesgo de recesión
La combinación de precios desbocados y tipos cada vez más elevados –sin que su efecto de enfriar la economía vaya a ser inmediato– apunta sin remedio a la contracción económica. Estados Unidos ya está en una recesión técnica, tras una caída del PIB del 0,6% en el segundo trimestre. Cuenta a su favor con un sólido mercado laboral, aunque expertos e inversores dan una alta probabilidad a una recesión más allá de lo técnico el año próximo.
En la zona euro, la recesión será suave, según Goldman Sachs, con una contracción del PIB del 0,1% en el tercer trimestre y del 0,2% en el cuarto. Aunque el banco estadounidense advierte de que podría ser más profunda y prolongada ante problemas en el suministro de gas ruso, la variable clave sobre la que pivota la evolución de la economía europea en los próximos meses. Rusia ya lanzó una dura advertencia este viernes al cerrar el grifo del gas hasta nuevo aviso.
En sus estimaciones, Goldman Sachs confía en que Alemania e Italia cumplan sus objetivos de aprovisionamiento de gas antes de lo esperado y apunta que el consumo de gas en Alemania se ha reducido ya en una cuarta parte respecto a la media de los últimos cinco años, en favor de un mayor consumo de petróleo. Aun así, sí prevé una “contracción significativa” en las economías alemana e italiana, no así en Francia y España, que mantendrán su crecimiento.
Para Silvia Dall’Angelo, economista sénior de Federated Hermes Limited, es probable que la eurozona entre en recesión en el segundo semestre de este año, debido al agravamiento de la crisis energética. “El suministro de gas ruso podría verse gravemente perjudicado en los próximos meses, con riesgos significativos de interrupción total”, afirma.
España lograría evitar la recesión técnica, con una contracción mínima del PIB en el cuarto trimestre, según las estimaciones de Bank of America, que prevé para este año un crecimiento del 4,4% del PIB español y del 0,7% en 2023. Para Alemania sí esperan en cambio un crecimiento muy inferior este ejercicio, del 1,6%, y tres trimestres consecutivos de contracción, comenzando por el tercero de 2022. Respecto al conjunto de la zona euro, Bank of America parte de la base de una recesión técnica en el cuarto trimestre de este año y el primero del siguiente y del racionamiento del gas en determinados países, en especial Alemania.
La alerta en China
El PIB de China pasó de crecer el 4,8% interanual en el primer trimestre del año a un 0,4% en el segundo y la segunda mitad de 2022 no apunta precisamente a una reactivación capaz de alcanzar el objetivo de crecimiento marcado por el Gobierno de Xi Jinping en 2022, del 5,5%. El año pasado China creció el 8,1% y este año podría menguar al 3,5%, según estimaciones de Citi.
El freno en el crecimiento chino, motivado principalmente por la debilidad de su sector inmobiliario y por el impacto de su estricta política de Covid cero, es una preocupación añadida para los inversores. Con las economías occidentales gripadas por la inflación y las alzas de tipos, las dificultades del gigante asiático serían una pésima noticia para el crecimiento global.
Las autoridades chinas han reaccionado para evitar que la desaceleración vaya a más y en los últimos días, el Banco Popular de China ha vuelto a rebajar los tipos de interés, solicitado a los bancos que amplíen la concesión de crédito, mientras que el Ejecutivo ha anunciado un paquete de ayudas de más de un billón de yuanes (146.000 millones de euros) para impulsar la economía.
Para Nomura, ese apoyo político es “probablemente demasiado escaso, llega demasiado tarde y es demasiado ineficaz” para afrontar el gran deterioro del sector inmobiliario, que deja señales de alarma como la cesación de pagos en hipotecas o la caída de ventas de viviendas. A favor de la reactivación económica sí juega una baja inflación, del 2,7% en julio, máximos de dos años.
El Congreso del Partido Comunista que se celebra el próximo 16 de octubre, será la gran ocasión para despejar dudas sobre la capacidad de China para impulsar su crecimiento. Será el momento de decidir la reelección de Xi Jinping para un tercer mandato, en un momento de fuerte tensión geopolítica con EE UU a causa de Taiwán y de los lazos de Pekín con Rusia, y de presentar los objetivos para el próximo ciclo económico.
Elecciones en Italia
En la zona euro surgirá en las próximas semanas un foco de tensión más con la celebración de las elecciones generales el 25 de septiembre y en las que parte como favorita la formación de ultraderecha de Giorgia Meloni, Fratelli d’Italia.
La sola celebración de elecciones, tras la abrupta dimisión de Mario Draghi en julio, va a retrasar la elaboración de los presupuestos y complica así la implementación de las inversiones en Italia del fondo europeo de recuperación, cruciales para la economía más endeudada de la zona euro, lo que apunta a ser un elemento de presión para la prima de riesgo italiana. Además, el triunfo de la ultraderecha en la tercera economía del club europeo abriría un nuevo escenario político, con inciertas consecuencias sobre la creación de una posición de consenso en la Unión Europea frente a la guerra de Ucrania o la transición energética.