Un alumno de la vieja escuela a la caza de infraestructuras para Asterion
Jesús Olmos, socio fundador y CEO de la firma de inversión, tiene cuatro décadas de experiencia en Iberdrola, Endesa y KKR
La firma de inversión española Asterion Industrial Partners adquirió en julio una participación del 78,4% en la empresa italiana de infraestructuras digitales Irideos, en una transacción valorada en 400 millones de euros. Unos meses antes, la gestora captó 1.800 millones de 44 instituciones internacionales para su segundo vehículo, Asterion Industrial Partners Fund II. Superaba así en 450 millones el tamaño objetivo inicial, previsto en 1.350 millones, y se convertía en el mayor fondo de capital riesgo de la historia de España.
Jesús Olmos es el capitán que pilota la firma. Nacido en Madrid en 1960, estudió en el colegio de Nuestra Señora del Recuerdo, centro perteneciente a la Compañía de Jesús. Sus amigos más íntimos, con los que más disfruta y se relaja, explica, los conserva de aquella época. De hecho, su mujer, con la que tiene dos hijas, también es del mundo jesuítico. Al terminar el colegio, aunque al principio dudó si estudiar Químicas, se graduó en Ingeniería Industrial por la Escuela de Industriales de la Universidad Politécnica de Madrid, y se convirtió así en el primer ingeniero de la familia.
Le gusta la gastronomía y se define como buen comilón, “más de tasquitas y chuletitas bien frititas que de estrella Michelin”. En su tiempo libre le gusta leer, sobre todo novelas de intriga y policiacas con las que relajarse y apartar la mente de las cosas relacionadas con el trabajo. Le encanta el campo, y viajar en familia es una de sus aficiones favoritas. Su último destino fue Estambul, una capital que, reconoce, le decepcionó un poco por ser enorme e inabarcable. Por el contrario, antes de la pandemia, fueron a Argentina, experiencia en la que tuvieron la oportunidad de visitar el glaciar Perito Moreno; si tuviese que elegir entre todos los países que conoce, se quedaría con este.
Su primera experiencia laboral fue en el Instituto de Fusión Nuclear de Madrid; tras tres años, dio el salto a Iberdrola para encargarse de las simulaciones de reactores nucleares. Fueron unos años en los que se dedicó a la ingeniería nuclear de forma detallada, pero admite que, aunque es algo que siempre le gustará, visualizarse dedicado toda la vida a ello le dio vértigo y por ello decidió estudiar un máster para reciclarse. Así, en 1991, tras hacer un MBA por el Instituto de Empresa, entró en Endesa, y aunque en su primer año siguió dedicado a la energía nuclear, en 1992 fue nombrado director de proyectos internacionales.
Su siguiente salto en la compañía llegó en 2007, como director del gabinete de presidencia. Con la entrada del año 2000, le encomiendan la expansión europea. Como director de Europa, se encargó de las inversiones en Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Polonia, Portugal, además de las de Turquía y Marruecos. También tuvo la oportunidad de presidir Endesa Italia. “Los años en Roma fueron los mejores de mi vida. La ciudad en sí misma es impresionante, nos encantaba callejear y descubrir recovecos, lugares preciosos y restaurantes auténticos”, recuerda Olmos.
También destaca la relación con el resto de expatriados, y el comenzar con su familia desde cero en una nueva ciudad. En el plano profesional reconoce que sintió por primera vez la responsabilidad de verdad, una responsabilidad que aumentó en 2004 con su nombramiento como miembro del comité ejecutivo de la compañía, cargo por el que tuvo que abandonar Italia y volver a España.
“Fue una fase apasionante, en la que pude vivir en primera persona las diferentes opas, desde la primera con Gas Natural hasta la de Eon, con la que Acciona entró en el capital”, rememora. Pero, con ello, su actividad se vendió a Eon y, aunque tenía otro puesto como director de desarrollo de Endesa, se cruzó en su camino KKR, uno de los mayores fondos de capital riesgo a nivel mundial. “Al principio no hice mucho caso a la oferta, me parecía algo muy distante, pero, tras hablarlo con algunos amigos, decidí entrevistarme con ellos en Nueva York”, evoca Olmos. En el verano de 2008 comenzó a trabajar para la compañía, primero como responsable de Europa y después como corresponsable global y miembro del comité de inversiones de KKR Infrastructure, donde desarrolló el negocio de infraestructuras durante más de 10 años, partiendo de cero.
“Fue un reto y una experiencia muy intensa en cuanto a autoexigencia. Un españolito que se muda a Londres en un mundo de grandes no puede quedar mal”, recuerda, y relata cómo tuvo que aprender una nueva forma de gestión al lado de personas muy diversas y de muchas nacionalidades y con culturas muy diferentes. “En las reuniones debía poner 27 sentidos, 26 para saber de lo que se hablaba y uno más para entender los giros y los matices del idioma”, confiesa. En sus 10 años en KKR conoció a los ejecutivos Guido Mitrani y Winnie Wutte, con los que fantaseó con montárselo por su cuenta: en 2019 decidieron dar el paso y lo están pasando “francamente bien” en Asterion, celebra Olmos.
El directivo se considera, y lo corroboran en su entorno, un hombre leal, que presta una especial importancia a la palabra dada. La ética y la honestidad son dos de sus valores más apreciados. Además, el haber vivido en varios países y tener que gestionar a equipos tan diferentes le ha dotado de una gran capacidad de adaptación.
Le definen como un buen relaciones públicas. De trato jovial, siempre se muestra accesible, lo que no resta a su nivel de rectitud y a su gran exigencia, primero consigo mismo, pero también hacia los demás. Lejos del estereotipo de tiburón de las finanzas, es un hombre de costumbres austeras, que aprecia los detalles de la vida normal y que enfatiza los valores de la vieja escuela, afirman quienes le conocen.
De él también destacan su astucia, su don de palabra y su constancia: aprendió mucho en KKR y luego vio la oportunidad de montar un fondo por su cuenta. Aunque no conoce en profundidad muchos temas, se las apaña para informarse y rodearse de un buen equipo, dicen. Precisamente, los equipos que ha logrado formar en sus distintas experiencias laborales es de lo que más orgulloso se siente: “Todos ellos han sido responsables de los diferentes éxitos que he podido acumular”.
La firma
El objetivo de Asterion es invertir en el mercado medio de las infraestructuras en Europa, centrándose especialmente en los sectores de telecomunicaciones,
La compañía cuenta con dos fondos. El primero, Asterion Industrial Infra Fund I, que aunque nació con el objetivo de gestionar 850 millones de euros, al año ya manejaba 1.600 millones. El segundo, Asterion Industrial Partners Fund II, de reciente creación, que ha captado 1.800 millones.