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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El euríbor se suma a la tormenta perfecta sobre el consumidor

La duda es hasta qué punto, o durante cuánto tiempo, es compatible la recesión con la inflación disparada

CINCO DÍAS

Quien tenga una hipoteca a tipo variable con revisión el mes de agosto va a sufrir un síndrome posvacacional más agudo de la cuenta. Que el otoño iba a ser complicado en el ámbito de los precios y la energía lo sabíamos desde antes de empezar el verano. Pero la evolución de los tipos de interés, ligada a un repunte inflacionista que no tiene prisa por remitir, supone otro lastre sobre las cuentas de los hogares.

Solo a principios de siglo el euríbor había subido tanto tan rápido; en agosto, si se mantiene la tendencia, el tipo a 12 meses será más de punto y medio superior al -0,498% con el que se cerró de media agosto de 2021. En mayo de 2000 el tipo marcó una diferencia superior al 2% respecto a las cifras de 1999. El BCE, recién creado, trataba de limpiar del mercado el exceso de liquidez que alimentó la burbuja tecnológica. Por aquel entonces el euríbor tenía poco más de un año de vida y aún pagábamos las facturas en pesetas.

Según los datos del Banco de España, la banca tiene concedido aproximadamente medio billón de euros prestados en 5,5 millones de contratos hipotecarios, de los que tres cuartas partes, 4,1 millones de hipotecas, estarían contratados con tipo variable. Asumiendo que haya duplicidades, se puede concluir que cuatro millones de hogares están pendientes del euríbor: son más del 20% del total de hogares en España. Solo una fracción de ellos revisa la hipoteca en el mes de agosto, pero a lo largo del próximo ejercicio se revisarán las condiciones de estos cuatro millones de hipotecas. No cabe duda, pues, de que los tipos de interés van a suponer en el corto plazo un nuevo recorte de la renta disponible de los hogares.

Hasta aquí las certezas. La ausencia de una burbuja inmobiliaria y crediticia y la mayor prudencia de los bancos reducen, al menos sobre el papel, el número de hogares vulnerables por su alto endeudamiento: solo el 10% de los préstamos superan el 80% del valor del inmueble y los plazos de amortización son más cortos. Queda, pues, la duda de cuál será la sensibilidad de los hogares a la combinación de euríbor al alza e inflación también al alza.

Y una segunda duda (relacionada con la anterior) plantea hasta qué punto, o durante cuánto tiempo, es compatible la recesión con la inflación disparada. La encuesta de gestores de compras de Markit Economics para la zona euro ya apunta, de hecho, que las empresas están notando menos presión sobre los costes; si a ello se une un consumo retraído, la tensión inflacionista puede ser menor.

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