El emprendimiento industrial, factor clave para el crecimiento
Se estima que el ecosistema de ‘startups industrial tech’ puede alcanzar su consolidación en los próximos diez años
A lo largo de los años ha existido una máxima que dice que aquellas regiones más competitivas a nivel global son las que poseen un sector industrial potente. Por eso, durante los siglos XIX y XX eran muchos los países que, debido a la revolución industrial, apostaron por desarrollar este sector.
Sin embargo, en la actualidad, la actividad económica de España, como ha pasado en muchos países del sur de Europa, ha ido evolucionando y ha pasado a centrarse, sobre todo, en servicios como el turismo, la restauración y la hostelería, entre otros. Este giro, no obstante, no ha estado acompañado de una variación en la regla anteriormente mencionada. Hoy en día las potencias internacionales más importantes, como China o Estados Unidos, son aquellas en las que el sector industrial representa más del 20% del PIB. En contraposición, aquellas economías consideradas más débiles son las que se basan en el sector servicios; algo que se ha acentuado más todavía en los últimos dos años por culpa de la pandemia y la situación geopolítica.
Ante este contexto, parece más que evidente que fomentar y potenciar un sector industrial consistente es necesario para ser más competitivos y contar con una economía más fuerte. ¿Cómo podemos hacer crecer el sector en España y aumentar su contribución al PIB?
La respuesta a esta pregunta se puede resumir en dos puntos clave: por un lado, potenciando la productividad y las ventas de compañías ya establecidas; por el otro, creando nuevas empresas industriales. Si se analiza la situación actual, lo más común es que el esfuerzo se centre en la primera opción, dejando en un segundo plano la creación de nueva industria de valor añadido. Sin embargo, las dos estrategias no tienen por qué ser excluyentes.
Es cierto que los emprendedores que deciden apostar por proyectos relacionados con el sector industrial todavía tienen que enfrentarse a una serie de retos que no les ponen el camino fácil. Todavía existe muy poca conciencia de inversión en estas iniciativas, ya que hay un pensamiento generalizado de que conllevan un riesgo mayor y, como consecuencia, no hay muchos casos de éxito. De hecho, las inversiones en este sector siguen siendo minoritarias. Según Dealroom, solo un 3% del total de la inversión privada en Europa se dirige al sector del emprendimiento industrial. Esto se debe, básicamente, a que no ha habido un acompañamiento en el pasado que haya permitido que este tipo de empresas emergentes de valor añadido puedan crecer y desarrollarse hasta llegar a formar una compañía solvente.
A pesar de las bajas cifras de inversión, parece que el emprendimiento en el sector industrial tech está cogiendo cierta fuerza. En los últimos años se ha multiplicado por nueve la inversión en industrial tech, con lo que se trata de un sector al alza. De seguir esta tendencia, se estima que el ecosistema de startups industrial tech europeo pueda alcanzar la consolidación dentro de los próximos 10 años. No obstante, hasta llegar a este punto, todavía debemos avanzar en muchos aspectos.
Para intentar acelerar esta tendencia debemos seguir trabajando en la creación de iniciativas que ayuden a crear un nuevo ecosistema en este ámbito. Un entorno que permita que España, y Europa en general, se conviertan en un vivero de empresarios del sector industrial en el que los emprendedores puedan generar sinergias, desarrollar sus proyectos y encontrar el lugar perfecto para sacar adelante sus compañías. De igual forma que ciudades como Barcelona, Madrid, Ámsterdam, Berlín o Helsinki han sido capaces de llegar a formar un ecosistema de emprendimiento y desarrollo digital y biosanitario clave a nivel global, es fundamental que se trabaje para lograr hacer lo mismo con este sector industrial que tan importante es para la economía de cualquier país.
Hay que tener en cuenta que con el nacimiento de empresas industrial tech, cualquier región se va a ver beneficiada en múltiples aspectos. Por ejemplo, con la generación de puestos de trabajo cualificados, ya que el sector industrial posee un efecto multiplicador que deriva en que, por cada empleo creado, se creen dos más en servicios complementarios.
Además, aporta valor añadido a la investigación, puesto que las startups industrial tech basan su negocio en tecnologías desarrolladas por equipos de investigación de universidades públicas y centros tecnológicos, lo que ayuda a mejorar el impacto de los presupuestos de investigación. Y, en cualquier caso, invertir en industria es apostar por la innovación.
El desarrollo industrial, pues, beneficia económicamente a un territorio dándole mayores oportunidades para crecer y generar sinergias entre sectores y empresas. Por ello, son necesarios proyectos que ayuden a crear nuevos ecosistemas de emprendimiento industrial que permitan establecer una nueva revolución que sirva como motor económico local, nacional y europea.
Existen multitud de oportunidades en la construcción de este ecosistema. Apostar y contribuir a la creación de startups industrial tech debe ser una prioridad tanto para España como para Europa, ya que una economía con un sector industrial fuerte es una economía que puede competir a nivel global.
Oriol Pascual es Cofundador y CEO de Stage2