Los festivales, una fuente de datos para el turismo y los negocios locales
Los expertos de las empresas de The Valley y MCI cruzan y analizan información que ayuda a conocer y mejorar la experiencia de los viajeros
Un concierto puede multiplicar los habitantes de una zona. Ocurrió el pasado julio en el Riverland Fest: Cangas de Onís pasó de sus aproximados 6.000 habitantes a acoger a unas 15.000 personas de fuera de Asturias. Según uno de los portavoces, David Piñero, contaban “con más de 70 rutas oficiales de autobuses que venían del resto de España”. “Estuvimos en conversación con el área de turismo de Cangas desde el principio para que estuviera al tanto y para reforzar todos los servicios”.
Piñero describe el impacto de esos asistentes sobre los comercios locales. A su vez, conocer el crecimiento de visitantes permitió que los negocios de la zona se adaptaran. Lo defienden también los expertos del ecosistema de conocimiento digital The Valley, que exponen la importancia de coordinarse y elaborar una respuesta adecuada.
En el caso del festival, se pueden extraer conocimientos incluso antes de que se celebre. Pedro Aragón, portavoz de The Valley, enumera algunos aspectos como la edad, el género o las preferencias de los asistentes. “Con eso se elabora un perfil y se hace un cruce que sirve para hacer recomendaciones y mejorar la experiencia”, apuntala. A estos elementos se le suman otros como el pago con el móvil o la pulsera. Todos juntos crean una imagen que permite una respuesta y facilita el éxito.
Entender los patrones es fundamental para hacer recomendaciones, puesto que ayudan a la planificación. “Permiten adaptar las ofertas turísticas y ser más eficaces en identificar las acciones que mejor funcionen”, añade Aragón. Las concreciones que se extraen del registro se unen a esta información más macro.
Los datos son los protagonistas para compañías como MCI, una agencia global de marketing y engagement que organiza campañas, eventos empresariales y deportivos, y recopila datos de ellos desde hace más de 30 años. Sandrine Castres, directora general de España y Portugal, señala que las ciudades que optan por estas actividades han de contar con una gran inversión. “No basta con tener un palacio de congresos, se necesitan requisitos mínimos de infraestructura: dónde se celebra, dónde comen, duermen o cómo acceden los visitantes al lugar”, dice.
El perfil del asistente a estos actos es diverso en forma y número, aunque se han llegado a concentrar hasta 30.000 personas en pocos días. De ahí se puede extraer su comportamiento e incluso su nivel profesional. Castres insiste en que esa es la clave del éxito: “No puedes imaginar lo que quieren, tienes que ser científico y empírico, es decir, predecir”.
“Es importante destacar que no es lo mismo recopilar la información de eventos y usar la de consumo turístico para que este se adapte”, continúa, aunque reconoce que en principio es el mismo en ambos casos. Ellos cuentan con un área formada por 50 trabajadores que presta servicio a otras oficinas y emplea herramientas para recoger y analizar datos. Aragón coincide en la importancia de estos perfiles en las empresas: “Un analista de datos funciona para optimizar la comunicación con el cliente. Sabe, por ejemplo, cuándo mandar un correo o a qué hora no molesta al usuario”.
En el Riverland Fest le dan importancia a toda aportación que les valga para mejorar, recalca David Piñero. En el equipo hay un área de marketing encargada de estudiar los aspectos que los usuarios quieren que se refuercen. “Es relevante porque en ediciones futuras se puede hacer que el público esté más cómodo y tenga a su disposición variedad a la hora de elegir”, concluye.
El impacto de las redes sociales
De los grandes eventos pueden extraerse datos valiosos para que el turismo se adapte. No obstante, los pequeños encuentros también pueden provocar un aumento de visitantes. Es lo que ocurre con la empresa Digital Embassy, que organiza cada junio un encuentro llamado BrandVillage en Ibiza, donde muestra una cara de la isla concienciada con el medio ambiente y alejada de las numerosas fiestas.
Participan unos 25 asistentes en tandas y consiguen unos 10 millones de reacciones, lo que repercute directamente en la zona. Lo logran porque tienen muchos seguidores en internet y encajan en el proyecto porque muestran en sus perfiles un compromiso con la naturaleza. Azahara Ramos, CEO y fundadora de la empresa, incide en el impacto local: “No tenemos una manera directa de medirlo, pero lo hacemos a través de las empresas, como los restaurantes que compartimos. Ellos nos llaman y nos cuentan que ha subido su número de seguidores o la gente que les ha conocido gracias a nosotros”.
Su siguiente paso es colaborar con instituciones públicas. La primera reunión se celebró con el Consell Insular de Ibiza el pasado 2 de agosto. “No sabemos qué temas vamos a tratar, pero vamos a contarles en qué consiste nuestro proyecto y estamos abiertos a sumar nuevos lugares”, añade Ramos.