¿Quieres…? La importancia de reflexionar sobre nuestros objetivos
Pensar qué queremos hacer es el primer paso antes de invertir nuestro dinero
Todos tenemos sueños, planes y metas por cumplir. Algunos más realistas que otros, pero… ¿Nos hemos planteado realmente si podremos cumplirnos? ¿O simplemente son ideas que tenemos en la cabeza, pero no sabemos si podremos llegar a realizarlas?
Séneca decía que “no hay viento favorable para un barco que no sabe a dónde va”. Una frase que nos podemos aplicar en nuestro día a día y que deberíamos tener presente a la hora de tomar decisiones sobre nuestro dinero.
¿Tiene sentido invertir en un producto concreto sin saber para qué queremos ese dinero o cuándo lo vamos a necesitar? La respuesta es que no lo tiene, pero la realidad es que muchas veces actuamos así por varios motivos.
Pensamos que el dinero es un fin en sí mismo, cuando en realidad es el medio que nos va a ayudar a conseguir lo que queremos y lo que es importante para nosotros. Comprender esto es el primer paso para tener una buena relación con el dinero y para contextualizarlo dentro de nuestro proyecto biográfico y de nuestros objetivos.
El segundo motivo que nos lleva a cometer errores de inversión es que no pensamos en lo que queremos. En Abante siempre hemos defendido que el para qué invierto va antes que el cuánto invierto y que el dónde invierto. Y la razón es sencilla: saber qué objetivos tenemos nos va a permitir trazar un plan y ese plan es el que nos va a ayudar a comprometernos con nuestro futuro y a llevar a cabo la estrategia de inversión que realmente necesitamos. Porque si nuestros objetivos y circunstancias personales son diferentes a las del resto de las personas, ¿cómo vamos a invertir siguiendo las recomendaciones que nos dicen nuestro amigo, vecino o compañero de trabajo?
Tener claro qué queremos nos va a permitir visualizar nuestra vida, ver qué quiere hacer nuestro yo futuro, qué va a querer ser. Y, cuando ya tenemos nuestros objetivos definidos, el siguiente paso es pintarlos en números. ¿Cuánto me cuestan? ¿Cuándo se van a cumplir? ¿Cuántos años me faltan?
Responder a estas cuestiones y reflexionar sobre nuestra situación actual -cuánto dinero tenemos ahora, cuánto ingresamos, qué facturas y gastos tenemos, cuánto podemos destinar a ahorrar y a invertir- nos va a ayudar a trazar el plan de inversión que nos permita invertir en los productos que realmente necesitamos para cumplir nuestros objetivos.