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Relaciones laborales

Nuevas formas de encarar la crisis: los despedidos en un ERE bajan un 62% hasta abril

El recrudecimiento de la crisis de los precios hace que los trabajadores afectados por ERTE en marzo y abril hayan vuelto a despuntar por encima del 32%

Ertes Eres Despidos colectivos
Infografía: Belén Trincado
Raquel Pascual Cortés

Los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) han sido el mecanismo de gestión laboral estrella de la crisis del Covid. Gracias a estas suspensiones temporales y reducciones de jornada –que llegaron a afectar a 3,4 millones de trabajadores a mediados de 2020– se han salvado millones de empleos en España y en muchos otros países de la UE, a diferencia de la anterior crisis de 2008, cuando los despidos a través de expedientes de regulación de empleo de extinción (ERE), fueron el vehículo favorito de las empresas para hacer frente a la caída de la actividad.

Ahora, tras la utilidad mostrada por los ERTE, el Gobierno ha renovado los requisitos administrativos de estas herramientas y ha creado nuevas (el mecanismo RED) vinculadas, además a la formación de los trabajadores afectados, que ahora está incentivada. Esto debía traducirse en un mayor recurso a los ERTE en detrimento de los ERE. Y esto es precisamente lo que viene ocurriendo, sobre todo en los dos últimos meses en los que, claramente, ante las dificultades que ha vuelto a vivir la economía mundial, agravadas por una crisis de los precios desconocida desde hace más de 30 años, las empresas en España han continuado reduciendo los despidos colectivos al tiempo que han aumentado el recurso a los ERTE respecto a los mismos meses del año pasado, cuando la recuperación económica estaba en ebullición.

Así, la primera señal de que esta sustitución de ERES por ERTE como mecanismo de ajuste está funcionando es el hundimiento que están experimentando los despidos colectivos. Entre enero y abril de este año un total de 7.145 trabajadores han sido despedidos de su empresa en un ERE, frente a los 18.651 empleados que se vieron inmersos en un despido colectivo en los primeros cuatro meses del año pasado, lo que representa una reducción del 62% entre enero y abril.

Si bien, en este mismo periodo, en términos acumulados también han descendido los trabajadores afectados por ERTE de 326.661 a 146.818, un 55% menos. Esto obedece a que, en general, en el arranque del año la economía aún mantenía la inercia de la recuperación que experimentó la economía en la parte central del año pasado.

No obstante, en el último trimestre de 2021 se inició un punto de inflexión en materia de precios de la energía y problemas con las cadenas de suministro internacionales que hizo que la inflación empezara a elevarse en todo el mundo y España no fue una excepción. Este repunte de los precios se vio notablemente agravado desde febrero de este año por la invasión Rusa de Ucrania, que ha llevado el nivel de la inflación en la mayoría de los países occidentales a cotas desconocidas desde mediados de los años ochenta, hace casi 40 años.

Cambios en marzo y abril

Pero ha sido precisamente en este escenario de crisis cuando se está empezando a vislumbrar, quizás, una nueva forma de afrontar las crisis por parte de las empresas: el éxito de los ERTE frente a los ERE. Así, en los meses de marzo y abril, los trabajadores afectados por regulaciones temporales de empleo han vuelto a subir, por encima del 30% internanual, mientras que los despedidos en ERE siguen bajando aún con más intensidad, por encima del 63% en comparación con los mismos meses del año anterior. Aunque aún puede ser pronto para saber si esta preferencia de las empresas por enfrentar las crisis con ERTE en lugar de con despidos colectivos –tal y como persigue la legislación aprobada por el Gobierno– sí es cierto que el éxito de la norma empieza a evidenciarse con los datos estadísticos.

Una muestra de esta pérdida de relevancia de los despidos colectivos frente a los ERTE la da cómo a medida que avanza los trabajadores afectados por ERE van perdiendo presencia en el total de asalariados inmersos en un proceso de regulación de empleo. Así en enero eran los trabajadores que perdieron su trabajo en un ERE eran el 8,7% del total de los que estuvieron afectados por un ajuste de empleo, frente al 91,3% que vieron su empleo suspendido o su jornada reducida de manera temporal (ERTE). Este peso de los despedidos ha ido reduciéndose (el 7,3% en febrero; el 3,2% en marzo; y el 2,8% en abril) al tiempo que aumentaban los incluidos en un ERTE,

Pese a este menor recurso a los despidos colectivos hay actividades como las de banca y seguros en las que siguen recurriendo masivamente a los ERE, por estar en plena reconversión, por lo que no se trata de hacer frente a una crisis coyuntural de precios. Así alrededor de un cuarto de los afectados por un despido colectivo en lo que va de año trabajaban sector financiero.

Radiografía de los expedientes de regulación de empleo

 

Causa alegada. Los motivos alegados por las empresas para hacer expedientes de regulación de empleo también son una muestra de que las formas de encarar las crisis podrían estar cambiando. Así, la inmensa mayoría de las empresas con problemas puntuales de producción recurren a ERTE (alrededor del 70% de los ajustes temporales alegan dicha causa) mientras que en el caso de las que optan por despidos colectivos en aproximadamente la mitad de los casos argumentan causas económicas.

Tamaño de empresas. La gran mayoría de las compañías que han recurrido a ajustes de empleo en el primer cuatrimestre del año tenían menos de 50 trabajadores. Sobre todo aquellas que han optado por hacer ERTE, entre las que más del 80% tenían una plantilla inferior al medio centenar de empleados.

Afectados. Aunque las empresas de menor tamaño recurrieron más a estos expedientes, si se analiza el tipo de trabajadores afectados, se obtiene que la mayoría de ellos trabajaba en grandes empresas de más de 1.000 empleados, mientras en el caso de los despidos colectivos estaban más repartidos por todo tipo de compañías.

 

Sobre la firma

Raquel Pascual Cortés
Es periodista de la sección de Economía, especializada en información sobre empleo, Seguridad Social, pensiones y relaciones laborales. Licenciada en C.C. de la Información por la U. Complutense, empezó a trabajar en Cinco Días en 2000 y antes pasó por las secciones de política y economía de la agencia Europa Press y por el diario Soria 7 Días.

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