Triditive capta cinco millones tras cerrar un acuerdo con Foxconn para impulsar la impresión 3D
La firma asturiana, dedicada a la automatización de la fabricación aditiva, defiende que esta tecnología ofrece una respuesta a la crisis en la cadena de suministros
Triditive, la empresa española dedicada a la impresión 3D a escala industrial, que surgió como una spin off de la Escuela de Ingenieros de la Universidad de Asturias, ha cerrado una ronda de financiación de cinco millones de euros. La operación ha sido liderada por un “importante” grupo industrial español, “cuyo nombre preferimos no desvelar de momento”, señala a CincoDías Mariel Díaz, CEO y fundadora de la compañía.
Creada en 2016 en Asturias, Triditive ha patentado las impresoras 3D Amcell, capaces de producir en serie piezas impresas en 3D con metales y polímeros. La firma ha levantado hasta la fecha 8 millones de euros y tiene entre sus inversores al gigante Stanley Black & Decker (vía Stanley Ventures), Techstars y Hunosa Empresas. Según Díaz, esta tercera ronda les convierte en la empresa española de fabricación aditiva que más capital ha levantado y la sitúa en el top 10 de startups de impresión 3D europeas en términos de inversión privada.
La compañía planea destinar los fondos captados a ampliar su equipo (actualmente son 20 personas y esperan ser 30 a finales de julio) y a su expansión internacional. Triditive desembarcó en EE UU en 2019 con oficina propia, y este año se ha establecido en Reino Unido, donde está empezando a crear su equipo de ventas. No descartan entrar más adelante en Alemania, aunque aún no tienen la decisión tomada. Eso sí, el próximo noviembre la empresa española estará presente en Formnex, la feria más importante del mundo de fabricación aditiva, que se celebra en Frankfurt.
La startup asturiana cuenta con importantes clientes en diferentes sectores, pues como asegura Díaz “la impresión 3D es una tecnología transversal a todas las industrias”. Entre ellos están Nestlé, a la que ayudan a que sus líneas de producción no se detengan “al poder fabricar piezas de repuesto para dichas líneas”; el Ejército de Tierra español, que utiliza sus impresoras 3D para fabricar diferentes componentes, y la propia Stanley Black & Decker, una empresa del Fortune 500.
La startup inauguró recientemente su planta de producción de 2.000 m2 en Asturias, donde realiza el desarrollo de su tecnología y fabrica las impresoras 3D. El objetivo de Triditive en esta nueva fase es seguir impulsando la automatización de la fabricación aditiva para escalar la producción y fomentar su implantación industrial para convertirse así en la tecnología clave que proporcione una respuesta rápida a la crisis en la cadena de suministros y potencie la fabricación local.
Según el Banco de España, la crisis de suministros provocará pérdidas de hasta 16.000 millones de euros en la economía española. Díaz sostiene que la excesiva dependencia de proveedores alejados de centros productivos, sumada a los problemas de transporte a nivel global, está obligando a cambiar los patrones de consumo.
Triditive cerró recientemente un acuerdo con Foxconn, el mayor fabricante de dispositivos de electrónica de consumo del mundo, para desarrollar una tecnología de fabricación aditiva de piezas a partir de polvo del metal “para hacer más cantidad de piezas, más complejas, pero manteniendo la producción de manera local”. El objetivo es tener el primer prototipo funcional este año. Para su desarrollo cuenta con la ayuda de Tecnalia, el centro de investigación y desarrollo tecnológico del País Vasco, que les ayuda en el desarrollo de aglutinantes, y con el centro tecnológico alemán Fraunhofer, para la selección de polvos metálicos.
Díaz asegura que quieren transformar la manera en la que se fabrican las cosas. "La tecnología que desarrollemos será propiedad nuestra y Foxconn se convertirá en cliente nuestro. Hay ese compromiso", señala.
La fundadora de Triditive dice que su lucha es que España se convierta en desarrollador de tecnología y no ser un mero importador de la misma. "Estamos creando las fábricas del futuro. Y la única manera que tenemos de reindustrializar España es a través de la tecnología", remarca.
En su opinión, la impresión 3D permite fabricar casi cualquier cantidad de productos (personalizados, tiradas cortas y tiradas largas) sin necesidad de moldes ni utillajes que sí se requieren en otras tecnologías de fabricación. "Además, no requiere una gran inversión inicial y ofrece, al menos nuestra tecnología, la ventaja de la flexibilidad en cuanto a materiales, pues permite fabricar tanto en polímeros como en metales en la misma máquina en el mismo tiempo, y esto da pie a traer la fabricación más cerca del cliente".
Según Díaz, el mercado al que se dirigen es enorme. Solo la fabricación aditiva mueve alrededor de los 12.000-15.000 millones de dólares anuales y se espera que mueva 30.000 millones para 2024. "Pero si analizamos el mercado de la fabricación tradicional, que es el sector más grande, este mueve 12 billones de dólares. Si la fabricación aditiva empieza a aportar soluciones en la fabricación tradicional, las oportunidades son enormes", subraya.
La CEO de Triditive está convencida de que la impresión 3D abre nuevos mercados a la fabricación industrial, donde se hacen numerosas piezas iguales, y aporta valor también a la fabricación artesanal, "ayudándole a reducir la cantidad de mano de obra que se tiene que invertir en un producto, ampliando los beneficios".