Qué preocupa a las empresas en estos tiempos convulsos y cómo reaccionan
La inestabilidad de los mercados, los nuevos modelos de negocio o los ciberataques son las grandes pesadillas de los directivos, según un estudio
Ni gobernantes de todo el mundo, ni empresas, ni, por supuesto, la ciudadanía estaban acostumbrados a vivir en tan poco tiempo episodios tan disruptivos como la pandemia o la invasión rusa de Ucrania. Es lo que en términos económicos se denomina como sucesión de cisnes negros, acontecimientos inesperados y de gran impacto para la sociedad, pero considerados extremadamente atípicos. La consultora PwC ha querido conocer cómo han impactado estos sucesos en la gestión empresarial y lo ha hecho a través de su Encuesta Mundial de Riesgos 2022, elaborada a partir de entrevistas a 3.584 directivos de todo el mundo pertenecientes a diez sectores de la economía global: financiero, industrial, distribución y consumo, energía, electricidad y recursos naturales, tecnología, medios, entretenimiento, salud y sector público.
El estudio ha concluido que la inestabilidad de los mercados, los nuevos modelos de negocio, los ciberataques, los cambios externos y las cuestiones geopolíticas son, por este orden, las cinco grandes amenazas a las que se están enfrentando las compañías este ejercicio y, por lo tanto, pueden impactar en su capacidad para generar ingresos.
La consultora explica que, no obstante, el peso de cada uno de estos riesgos varía en función del sector de actividad al que pertenezcan las empresas encuestadas. En el financiero, por ejemplo, el riesgo que más se tiene en cuenta es la situación de los mercados; mientras que en el de la energía preocupa y mucho la situación geopolítica. El sector asegurador vigila de cerca los nuevos modelos de negocio mientras que para las actividades de salud, tecnología, telecomunicaciones y medios, el mayor peligro para sus compañías procede del riesgo a sufrir ciberataques.
El informe se completa, además de con la identificación de los mayores riesgos, con una serie de lecciones aprendidas durante los últimos años. Primero la pandemia y los cierres de todas las economías; después la crisis de los semiconductores y los problemas de las cadenas de suministro y ya este año la invasión rusa de Ucrania y su impacto sobre los precios de la energía y las materias primas. Ante tal sucesión de drásticos acontecimientos, las empresas se han visto obligadas a dar volantazo a algunas de sus antiguas políticas de riesgos.
El 39% de los directivos encuestados aseguran que consultar, desde el primer momento, a los profesionales responsables de riesgos de sus compañías les hace tomar medidas más adecuadas. A la hora de contar con la información precisa, una amplia mayoría (79%) reconoce que uno de los principales desafíos a los que se enfrentan es el de ser capaces de mantener el ritmo de la digitalización.
Para medir de manera conveniente esos riesgos, las compañías necesitan contar con indicadores acertados, de ahí que el 65% de los cuestionados reconozcan que están aumentando sus inversiones en tecnologías especializadas en la gestión de riesgos y tres de cada cuatro prevé incrementar sus presupuestos en herramientas de análisis de datos y de automatización de procesos.
Lo que no cabe duda es que este tipo de acontecimientos imprevisibles está cambiando la forma que tienen las empresas de encarar las distintas problemáticas. Determinar el nivel de riesgo que está dispuesta a asumir la empresa es una cuestión fundamental antes de encarar nuevas oportunidades de negocio. Sin embargo, de las respuestas dadas por los directivos se infiere que solo el 22% de los ejecutivos son conscientes de los beneficios que esto supone.
Otro aspecto importante es el de promover una cultura de riesgos dentro de la compañía que ponga a toda la organización en alerta ante posibles amenazas. El 56% asegura que sus entidades están trabajando para potenciar este aspecto.
Por último, las compañías cada vez son más conscientes de la necesidad de duplicar esfuerzos en los riesgos más relevantes, ya que las principales amenazas suelen estar interconectadas entre sí. PwC pone como ejemplo un fallo o brecha de seguridad en los sistemas. De producirse esta circunstancia, se pueden desencadenar otros riesgos como los operativos, operacionales y los reputacionales. Por ello, se debe hacer un esfuerzo extra en determinar cuáles son esos riesgos, qué interdependencia tienen unos de otros y qué planes de acción existen para poder afrontarlos.
Para Ramón Abella, socio responsable de Riesgos en PwC España, "el análisis de datos y los ejercicios de estrés de escenarios se vuelven ahora más relevantes que nunca a la hora de afrontar los riesgos con la mayor anticipación posible".