¿Se puede ganar más cobrando lo mismo?
La retribución flexible es una fórmula con la que se obtienen importantes ventajas fiscales sin tocar los costes salariales
La respuesta a la pregunta con la que se titula está columna es sí, en ciertos casos existen instrumentos que ayudan a ganar más cobrando lo mismo. En un entorno como el actual en el que la inflación se dispara, la moneda pierde valor y los trabajadores poder adquisitivo, se hace necesario recurrir a ciertos instrumentos para intentar ganar más en la nómina para así buscar una cierta inmunización frente a la inflación.
Se trata de un mecanismo a medio y largo plazo para mantener la capacidad económica de los hogares sin disparar los costes económicos de las empresas evitando, asimismo, que un problema coyuntural de inflación se convierta en estructural.
¿Y cuál es la receta mágica? En economía ciertas fórmulas magistrales suelen encontrarse en los instrumentos fiscales que ofrecen la legislación y la política económica y que, hasta ahora, disponían pocos y que deberían democratizarse: hablamos de la retribución flexible.
Esta fórmula tiene importantes beneficios económicos para los trabajadores y para sus empresas sin tocar los costes salariales. A grandes rasgos, la retribución flexible permite a las empresas ofrecer bienes o servicios a sus empleados a un coste menor que el de mercado, permitiendo cargar estos costes a los salarios brutos y no netos. Una fórmula con la que se obtienen importantes ventajas fiscales.
Es un momento muy propicio, ya que el Gobierno no ha deflactado la tabla impositiva del IRPF, ni tiene la intención de hacerlo para 2023, lo que conlleva a que el simple transcurso del tiempo, con altas tasas de inflación, los trabajadores tributen más.
Un ejemplo que ilustra lo que comentamos es el siguiente: la retribución en especie del seguro de salud colectivo, uno de los beneficios sociales más apreciados por los trabajadores y que, en muchas ocasiones, ayuda a un mejor clima laboral en su conjunto y a fidelizar el talento interno. Al trabajador se le facilita ahorrarse un porcentaje de la aportación que será igual al tipo marginal en el que se encuentre, que en ciertos casos supera el 50%. Y son gastos deducibles para las empresas en su impuesto de Sociedades sin imputarlo como ingreso del trabajador.
Estamos en un momento en el que debemos poner a disposición de las pymes y autónomos las mismas herramientas que las que disponen, ya desde hace muchos años, las grandes corporaciones para maximizar el beneficio y las retribuciones a los empleados, protegiendo la capacidad adquisitiva y el poder competitivo de las empresas españolas.
Un viaje en el que hay que buscar un buen asesor y el respaldo de una gran compañía que disponga de todas las herramientas porque sí, es posible, amortiguar en ciertos casos este golpe inflacionista y ganar más.
Luis María Sáez de Jáuregui, vicepresidente de Fundación AXA.