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La eficiencia energética empieza a atraer a los grandes capitales

Brookfield se interesa por la aseguradora británica de reparación de calderas Home­Serve

Brookfield Asset Management
Junta general de accionistas de Brookfield Asset Management, en Toronto (Canadá).Reuters

La eficiencia energética está empezando a hacer que los inversores institucionales le presten atención. Brookfield se ha interesado por la aseguradora británica de reparación de calderas Home­Serve. Aunque una posible operación de 3.800 millones de euros puede parecer poco más que un complemento para el gigante, le da mayor escala en una de las áreas de crecimiento claves de la transición energética.

La descarbonización crea una enorme necesidad de bombas de calor eléctricas alimentadas por renovables para sustituir las calderas de gas, y de aislamiento para mejorar los edificios ine­ficientes. A partir de 2030, habrá que modernizar alrededor del 2,5% de los hogares del mundo cada año, frente a menos del 1% actual.

Brookfield, que ha reclutado al exgobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, para dirigir sus actividades de transición energética, lleva en ello desde 2018, cuando adquirió la firma de equipos eléctricos Enercare por 3.200 millones de euros en su mercado de origen. Pero ha acelerado las cosas. En 2021 adquirió una participación mayoritaria en el mayor instalador de calefacción de Alemania, Thermondo, y en enero tomó una participación de 24 millones en el instalador británico de sistemas domésticos inteligentes Boxt. A 15 veces el ebitda de 2021, la operación de HomeServe no sería barata. Pero si se suma el rápido crecimiento en Francia, España y América, significa que Brookfield tendría un ejército global de expertos en calderas contratados directamente, todos ellos capaces de instalar bombas de calor y gestionar reequipamientos.

Por desgracia, Brookfield no puede esperar a que llegue el dinero. Sigue habiendo importantes problemas políticos en torno a quién pagará la actualización del parque de viviendas con la inflación disparada, puesto que una bomba de calor cuesta 18.000 euros. Aun así, a no ser que las tecnologías de eliminación de carbono den un salto cualitativo en breve, los Gobiernos tendrán que ingeniárselas para subvencionar las bombas. La buena noticia es que las grandes firmas están cada vez más dispuestas a participar.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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