África es una solución imperfecta para las penas de Europa con el gas
La inestabilidad política, las limitadas infraestructuras y los contratos firmados complican las cosas
Africa se ha convertido en el último coto de caza de gas de Europa. La decisión de Moscú de interrumpir el suministro a Polonia y Bulgaria ha agudizado la preocupación por la adicción energética rusa del bloque. El primer ministro italiano, Mario Draghi, ya se ha apresurado a firmar acuerdos con Argelia, Egipto y la República del Congo para frenar la dependencia de su país de Moscú. Las vastas reservas de combustibles fósiles de África, su proximidad a Europa y su creciente mercado de gas natural licuado (GNL) pueden tentar a otros líderes. La inestabilidad política y las limitadas infraestructuras complican las cosas.
A primera vista, los recursos de hidrocarburos de África son una solución prometedora para el daño ruso a Europa. El día 11, la energética italiana Eni declaró que había acordado aumentar las importaciones de gas de Argelia, que posee casi el 2,5% de las reservas mundiales de gas, en hasta 9.000 millones de metros cúbicos (9 bcm) anuales en un plazo de dos años. Ello supone un tercio de lo que Italia compra a Rusia cada año. Roma también ha firmado acuerdos para aumentar la producción y las importaciones de Egipto y el Congo.
Países del norte de África como Argelia y Marruecos pueden exportar a Europa a través de los gasoductos existentes bajo el Mediterráneo. Pero la construcción de otros nuevos para aumentar la capacidad lleva años. Los exportadores también pueden enviar gas en forma líquida. El continente producirá 73 bcm de GNL en 2022, según estimaciones de Rystad Energy. Eso es la mitad de lo que Europa importó de Rusia el año pasado, pero muy por encima de los 50 bcm de GNL que la Comisión Europea recomendó comprar fuera de dicho país este ejercicio. Sin embargo, solo 7 bcm de gas africano no están aún vinculados a un contrato. Y aunque 29 bcm podrían renegociarse, países como Egipto y Argelia priorizarán el aumento de la demanda interna sobre las exportaciones, según los analistas de Oxford Economics. Argelia también ha advertido esta semana a España de que cortará el suministro de gas si se revende a otros países.
La falta de infraestructuras es otro problema. Países como Nigeria y Mozambique poseen grandes reservas. Sin embargo, el caos político ha obstaculizado la inversión. El año pasado, TotalEnergies tuvo que interrumpir la construcción de un proyecto de GNL de 20.000 millones de dólares en el norte de Mozambique debido a una insurgencia islamista. Por el contrario, el Congo, que aún no cuenta con instalaciones de licuefacción, lleva siendo dirigido de forma intermitente por el dictador Denis Sassou Nguesso desde 1979.
Al final, Estados Unidos puede ser la mejor apuesta para Europa. Según Rystad Energy, unos 102 bcm de GNL norteamericano están sujetos a contratos flexibles. Y Europa ya ha conseguido importar 12 bcm de gas estadounidense adicional en el primer trimestre de 2022. A pesar de su atractivo, África ofrece una solución imperfecta para el gas.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías