El Banco de España dice que la inversión en bienes de equipo ya ha superado los niveles prepandemia
En términos acumulados, la inversión en equipo ha aumentado un 6,6% desde el inicio de la crisis hasta finales finales de 2021, lo que se contrapone a la disminución del 3,8% del PIB
Coinciendo con las últimas proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), que arrojan un empeoramiento tanto del crecimiento, como de la inflación, el Banco de España lanzó un mensaje positivo acerca de la evolución de una variable que sirve de barómetro del comportamiento del sector industrial.
En concreto, la entidad dirigida por el gobernador Pablo Hernández de Cos, señala que a diferencia de lo que ha ocurrido con la tendencia del producto interior bruto (PIB), la inversión en bienes de equipo ya ha superado los niveles registrados en prepandemia.
Según un artículo que se recoge en su boletín económico, tras las caídas abultadas registradas en el inicio de la pandemia, con descensos intertrimestrales del 5,5% y 29,5% en los dos primeros trimestres de 2020, repuntó con fuerza en el tercero a un ritmo del 42,9%, recuperando terreno en cuatro de los cinco trimestres posteriores.
Esta evolución provocó que en términos acumulados, el principal indicador de la inversión empresarial, haya aumentado el 6,6% desde el inicio de la crisis hasta finales de 2021, lo que se contrapone con el deterioro del 3,8% del PIB, en este mismo periodo.
El Banco de España explica que esta evolución constituye una cierta singularidad respecto a los comportamientos observados en otras ocasiones pasadas. Y esto es así porque normalmente la inversión se ha caracterizado tradicionalmente por su fuerte prociclicidad, así como por mostrar variaciones de mayor intensidad que las del PIB.
Para el Banco de España existen varias razones que explicarían esta tendencia no observada en otras ocasiones. La primera que especifica es que es posible que las empresas hayan interpretado que la perturbación ligada a la pandemia iba a ser transitoria, por lo que su opción había sido mantener la mayor parte de sus proyectos de inversión necesarios para satisfacer a la demanda.
La segunda razón que especifica es que pudieron estar en curso una serie de proyectos de inversión decididos antes de la pandemia, o incluso nuevos, como consecuencia de que apenas se han visto afectadas las posibilidades de acceso a la financiación por la pandemia.
Asimismo, considera que es probable que la necesidad de adaptación de las empresas a las nuevas circunstancias surgidas a raíz de la pandemia haya supuesto un impulso a esta inversión en bienes de equipo.
Pese a todo, el impacto ha sido muy heterogéneo entre las distintas ramas productivas, siendo las menos afectadas las que requieren menor contacto interpersonal y son menos intensivas en empleo, como es el caso de la industria.
La hostelería, tras el desplome inicial del 50% en 2020, repuntó pero ligeramente siendo su peso en el conjunto de la inversión muy reducido. Por el contrario la inversión en material de transporte no se ha comportado de forma tan dinámica como la de maquinaria y otros equipos.
Desde el inicio de la crisis, la tasa de inversión ha caído de manera más pronunciada en el sector del transporte y almacenamiento con tasas del 6,4% y de las actividades administrativas y servicios auxiliares 4,9%.
El papel de la Administración
Las Administraciones Públicas también han contribuido positivamente a amortiguar el retroceso de la inversión en equipo, y lo ha hecho en mayor medida que en otras crisis previas. A ello han contribuido en primer lugar que las Administraciones han necesitado realizar un esfuerzo de digitalización y de implantación del teletrabajo para seguir desempeñando su función durante la pandemia.
Otro factor que también ha influido positivamente han sido las importantes inversiones adicionales llevadas a cabo en la sanidad pública, que se ha canalizado en la compra de equipos técnicos frente a la emergencia sanitaria. La autoridad monetaria insiste en el factor de que esta inversión se ha llevado a cabo en un momento de actuación contracíclica, sin que la política fiscal haya experimentado dificultades para su financiación.