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La tarjeta roja de TIM a KKR es un gol en propia meta

Para el jefe Pietro Labriola, será más difícil renovar el grupo bajo el escrutinio de los mercados

Torre de Telecom Italia en Roma.
Torre de Telecom Italia en Roma.reuters

La salida de KKR del escenario de Telecom Italia es una derrota de los inversores. Al excluirlo del acceso a sus libros, ha cerrado la puerta a la posible opa por 10.800 millones. La oposición de Vivendi y la falta de apoyo de Roma ya habían frenado el interés de KKR. Para el jefe Pietro Labriola, será más difícil renovar el grupo.

El intento de KKR de comprarla, presentado en noviembre, nunca llegó a despegar. Durante cuatro meses, el consejo se negó a participar. Luego, la guerra afectó a las perspectivas económicas de Italia. Vivendi, que tiene un 24%, también criticó la oferta indicativa de KKR, de 0,505 euros por acción, por considerarla demasiado baja. En cierto sentido, tiene razón: compró a más de 1 euro por acción de media. Pero la oferta de KKR seguía suponiendo una prima de casi el 50% en el momento en que se dio a conocer.

Con el consentimiento tácito del inversor estatal Cassa Depositi e Prestiti (CDP), Vivendi argumentó que Labriola podría ofrecer un mayor valor a largo plazo para los accionistas si ejecutaba él mismo un cambio de rumbo al estilo de KKR. El fondo esperaba repartir la red de banda ancha, cuyo valor podría ser de 20.000 millones, casi tanto como la deuda neta de Telecom Italia. Bajo la tutela de Labriola, esta división podría elevar las acciones de TIM a 1,3 euros, según sus asesores. El precio actual de la acción, cerca de mínimos históricos (0,31 euros), sugiere que los inversores no tienen mucha fe en su capacidad para cumplir con su cometido.

KKR podría haber sido hostil. Pero sin el respaldo de Vivendi y del Gobierno, que tiene un 10% a través de CDP y poderes de veto por el carácter estratégico de TIM, habría sido arriesgado. La responsabilidad de revivir la empresa recae ahora sobre Labriola. Tampoco tendrá la ventaja de la que habría dispuesto KKR: ejecutar una reestructuración compleja y de gran intensidad de capital lejos del escrutinio diario de los mercados.

El único salvavidas de Labriola es el interés de CVC en la parte de servicios. Aun así, sacar la tarjeta roja a KKR sin siquiera dejarle jugar parece un gol en propia puerta.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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