Cómo comprar seguro en internet y no caer en las mil y una trampas de los ciberdelincuentes
Los datos personales son un gran activo para las empresas de comercio electrónico, pero si no se toman precauciones pueden ser usados por otra persona de forma ilegal
Con el avance de la digitalización de la sociedad, la ciberdelincuencia es cada vez más frecuente. Los datos personales en la red se han convertido en un activo importante para las empresas que se dedican al comercio electrónico, pero también son un caramelo para los ciberdelincuentes. Según el último estudio E-commerce 2021, elaborado por IAB en España, cerca de 26 millones de personas –más del 70% de los internautas– son consumidores online que, además, realizan varias compras al mes. Pero ¿cómo de segura es la compra por internet? Si no se tienen ciertas precauciones, es posible caer en la trampa del fraude online.
El e-commerce tiene grandes posibilidades, como la adquisición de un producto o servicio desde cualquier sitio, sin esperas, o la elección del lugar de entrega, que lo convierten en una de las modalidades favoritas de muchas personas. Sin embargo, al hacer una transacción digital, los datos personales y bancarios del comprador acceden a la red, lo que significa que, de no tener cuidado, pueden ser usados por otra persona de manera ilegal. Según datos de la Fiscalía General del Estado, en España se gestionaron en torno a 17.000 procedimientos judiciales por ciberdelincuencia en 2020.
El equipo de asistencia legal de Allianz Partners ofrece algunos consejos para evitar fraudes digitales, todavía más frecuentes en momentos de incertidumbre global, como es el caso en la actualidad.
Tener antivirus o usar una conexión segura evita problemas, según Allianz Partners
En primer lugar, para realizar compras online con seguridad se debe tener debidamente configurado y protegido el dispositivo con un antivirus, y así evitar la instalación desde fuentes desconocidas de malware que comprometa los datos facilitados por el usuario. Segundo, es aconsejable usar una conexión segura, y evitar las redes wifi públicas, dado que no tienen garantía de seguridad.
Tercero, los pagos online deben realizarse a través de páginas encriptadas. Es decir, se tiene que comprobar que la dirección de la tienda online comienza por https y que siempre aparezca un candado en la barra de dirección –esto determina que la información que se transmite está cifrada–. Cuarto, hay que comprobar la información que facilita la web. Es importante ver el aviso legal, confirmar quiénes son, dónde tienen el domicilio fiscal, formas de pago, datos personales protegidos, políticas de envío y devolución.
Por último, pero no por ello menos importante, conviene ignorar promociones sospechosas. El consumidor no debe responder a ninguna promesa de premio o dinero, ni introducir ningún dato personal, incluyendo el número de móvil.
Paz Tejedor, de Allianz Partners, señala la importancia de “ser críticos ante la información que nos piden en una tienda online. No debemos proporcionar más datos en una tienda digital de los que daríamos en una tienda física; esto puede servirnos como señal de alerta”.
Por otro lado, siempre es recomendable buscar las opiniones del resto de usuarios sobre la tienda online: ver si cuentan con recomendaciones o si, por el contrario, acumulan muchas reclamaciones. “Todos estos aspectos nos ayudan a evitar que nos veamos envueltos en un fraude o problema legal en el futuro”, indica Tejedor.
Ha aumentado la venta de falsos servicios a negocios, avisan desde BBVA
Desde BBVA avisan del incremento, de un tiempo a esta parte, de un nuevo tipo de estafa telefónica dirigida a los negocios en la que los ciberdelincuentes se hacen pasar por operadores de grandes empresas de internet para vender falsos servicios de posicionamiento web. “Después del falso soporte técnico o el premio inesperado, llega un tipo de vishing (llamadas fraudulentas) que apunta a propietarios de negocios y a expertos independientes. La víctima recibe la llamada de una (supuesta) gran empresa, prestigiosa y conocida, pero en realidad se trata de una estafa con un objetivo: venderle servicios que son gratuitos o falsos”, explican.
Si se consuma la estafa, la víctima acaba pagando a cambio de un beneficio engañoso. En el peor de los casos, el estafado revela sus datos de pago, abona el servicio y no lo recibe. El delincuente consigue su información y su dinero a cambio de nada.
Retos de la ciberseguridad
Reclamaciones. La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) recibió en 2021 un total de 13.905 reclamaciones, lo que supone un 35% más que el año anterior y la mayor cifra en su historia, según la memoria anual de la entidad. Supera así el volumen de 13.005 quejas que recibió la agencia en 2018, cuando se dispararon las reclamaciones por la difusión de los nuevos derechos derivados del recién estrenado Reglamento General de Protección de Datos. Los asuntos que suscitaron mayor número de protestas fueron, por este orden, internet (16%), videovigilancia (12%), recepción de publicidad (11%) e inserción indebida en ficheros de morosidad (9%). En cuanto a los procedimientos sancionadores, se finalizaron 585, un 49% más que en 2021. Las áreas más frecuentes de actuación sancionadora fueron videovigilancia (25%), servicios de internet (22%) y publicidad.
Perfiles de más riesgo. Una investigación del grupo Victimología y Criminalidad en la Sociedad de la Información (Vicrim) de la UOC (Universitat Oberta de Catalunya) con estudiantes universitarios confirma la elevada prevalencia de los ciberdelitos, especialmente el ciberfraude y los ciberataques. Además, concluye que el riesgo de sufrir delitos en el mundo virtual es mayor en personas que han experimentado otros tipos de victimización a lo largo de su vida, especialmente durante la infancia, como insultos, acoso, fraude de identidad, difusión de falsos rumores o exposición a violencia parental.