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Textil

Marta Ortega toma el relevo en Inditex en plena economía de guerra y con la recuperación pendiente

Desde hoy ya ejerce como nueva presidenta del gigante textil El impacto de la incertidumbre económica sobre el sector textil marcará los próximos meses

La etapa de Pablo Isla al frente de Inditex
Infografía: Belén Trincado
Javier García Ropero

Inditex inicia una nueva etapa. Marta Ortega se convierte desde hoy en la tercera presidenta de la historia del gigante textil gallego, sucediendo a Pablo Isla, que ayer puso fin a una etapa de casi 17 años en la compañía, los últimos 10 y medio como presidente ejecutivo. Su salida conlleva no solo el relevo institucional en Inditex, sino también un nuevo cambio en el modelo de gestión, con dos figuras clave: Ortega en la presidencia y Óscar García Maceiras como consejero delegado, ya como responsable en solitario de las labores ejecutivas tras cuatro meses de transición.

Aunque, de momento, Marta Ortega inicia su andadura al frente de Inditex sin atribuciones de gestión, sí lo hace con los roles claros. Primero, como cara visible del grupo ante la opinión pública. Segundo, como responsable directa de las áreas de auditoría interna, secretaría general y del consejo, así como de la comunicación, como refleja el último informe de remuneraciones de la compañía, que también desvelaba su sueldo: 900.000 euros como presidenta y 100.000 por su presencia en el consejo de administración.

Pero sobre todo, llega en un momento de extrema incertidumbre, mucho mayor que la existente cuando se anunció su nombramiento, el 30 de noviembre. Desde entonces, ha explotado una nueva variante del Covid-19, que volvió a impactar en forma de restricciones en algunos mercados relevantes para Inditex; la inflación ha escalado hasta niveles no vistos en décadas, a los que la textil ha tenido que responder con subidas de precios; y la invasión rusa sobre Ucrania ha colocado a Europa en una economía de guerra, con efectos inmediatos sobre el consumo e imprevisibles a largo plazo.

Marta Ortega, presidenta de Inditex
Marta Ortega, presidenta de Inditex

A todo ello, la nueva Inditex tendrá que afrontar la comparativa permanente con los últimos casi 17 años de gestión de Pablo Isla. Periodo en el que Inditex ha multiplicado por cuatro sus ingresos, sus beneficios; ha triplicado su presencia comercial; se ha convertido en una de las empresas líderes globales del comercio electrónico; y cuyo valor bursátil, hoy en horas bajas, ha llegado a superar los 100.000 millones de euros. Los retos son, por tanto, numerosos.

El negocio

El primero no es otro que recuperar los niveles de ingresos y beneficios previos a la pandemia. Inditex cerró 2021 un 2% por debajo en el primer apartado, y un 10% en el segundo, tras un último trimestre en el que ómicron tuvo un impacto de 400 millones en su rentabilidad.

De ellos, 210 fueron sobre el margen, al vender una mayor cantidad de prendas a descuento para dar salida al stock. Vender a precio completo es fundamental para superar los beneficios previos al Covid-19.

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Pero un elemento que amenaza esa recuperación son unos mayores costes que hacen que, por ejemplo, H&M haya registrado en su primer trimestre fiscal un beneficio un 90% inferior al de antes de la pandemia. Inditex ya ha tenido que subir los precios un 2% en España para compensarlo. "El sector ya venía con problemas a finales del año pasado y ahora llega una inflación alta. Que los operadores puedan repercutir en el precio final los incrementos de costes no va a ser nada sencillo de gestionar", explica Bruno Rodríguez, socio de Deloitte, experto en moda y retail.

La guerra

El gran frenazo que amenaza la recuperación del negocio es el conflicto bélico que acontece en Ucrania, y no solo por el efecto directo que tiene sobre Inditex, que también: Rusia fue en 2021 el segundo país que más beneficios aportó al grupo, y Ucrania fue donde más tiendas abrió. Entre ambos aportaban el 10% del ebit. De un plumazo, Inditex tiene esos dos mercados a cero, y mira a EE UU como el mercado que pueda compensar la balanza, pese a contar allí solo con un centenar de tiendas. También hay que tener en cuenta el repliegue en China, otrora su gran mercado exterior.

Marta Ortega y García Maceiras deberán gestionar un alto nivel de incertidumbre por el efecto que la guerra tenga en la economía y el consumo. "A finales de año se veía cómo el sector recuperaba los niveles de gasto previos a la crisis. Ahora viene otra, pero para esta no hay vacuna. Hay una incertidumbre total, que afecta al posicionamiento, a los precios, y al consumidor", dice Rosa Pilar López responsable del sector moda en Kantar Worldpanel. "Ante estas circunstancias, la confianza del consumidor cae, y deja de comprar los productos que considera que no es necesario, y la moda está entre ellos", añade.

El modelo

Otro punto relevante es la transformación del modelo de negocio textil, una de las industrias más contaminantes del mundo. Los esfuerzos se centran en hacer prendas más duraderas y, sobre todo, que se puedan reutilizar, algo que podría llevar a un menor consumo de moda y, por extensión, a menos ventas.

Inditex ha apostado por su etiqueta Join Life, con la que identifica las prendas hechas con materiales sostenibles. Su objetivo es que supongan más del 50% de las ventas en 2022. "La neutralidad de emisiones de toda la cadena y la circularidad son retos clave para el sector. Una prenda no es más sostenible porque dure más, sino porque puedan volver al proceso de producción por su composición", explica Bruno Rodríguez de Deloitte. Este apunta también a los retos regulatorios que están por venir y que marcaran los parámetros de reciclabilidad que deberán tener las prendas o los etiquetados de las prendas para la trazabilidad de toda la cadena.

La acción

Es urgente recuperar la confianza del mercado. Inditex se sitúa, tras el cierre de ayer, en su peor nivel desde que se decretó el confinamiento, en 19,78 euros. Y desde que se anunció el relevo en la cúpula ha caído un 29%, aunque buena parte se debe a la incertidumbre por la situación rusa.

La acción está en una tendencia de gran volatilidad y algunas casas de análisis, como Credit Suisse, la siguen infraponderando. La manera en la que el grupo gestione la incertidumbre marcará su recuperación bursátil.

Menos tiendas y más online

Estrategia. En los últimos dos años, Inditex ha acometido una profunda revisión de su red de tiendas físicas, que le ha llevado a reducir en cerca de un millar el número de establecimientos y a reducir su superficie de venta en 350.000 metros cuadrados. El grupo confía en su política de tiendas grandes, como la que abrirá el 8 de abril en la Plaza de España en Madrid, y en el impulso de su canal online, que generará el 30% de sus ventas en 2024. Aunque esta estrategia puede entrañar riesgos: “Para crecer, cualquier marca necesita ganar compradores. Y en el textil, para eso, tienes que abrir tiendas en los sitios donde no estás”, dice Rosa Pilar López, de Kantar Worldpanel.

Casi 25.000 millones repartidos en dividendos

Pablo Isla ha cerrado una etapa casi inmaculada al frente de Inditex, que solo la pandemia ha trastocado en la recta final de su gestión. Durante la misma, las ventas de la compañía crecieron cada ejercicio, salvo en 2020, y sus beneficios han ido marcando récord tras récord.

 

El techo de ambas variables se marcó en 2019, con unos ingresos de 28.286 millones, y un beneficio de 3.639 millones. Además, solo registró pérdidas en un trimestre, el primero del ejercicio 2020, por las provisiones que realizó al inicio de la pandemia.

Un aspecto que también ha marcado la gestión de Pablo Isla es la retribución al accionista. Al cierre de su primer ejercicio como consejero delegado del grupo, en 2005, el dividendo alcanzó el 80% de la base de reparto. Un porcentaje que progresivamente fue incrementando, superando el 90% en 12 de los 17 ejercicios que llevó la gestión de la compañía, incluso alcanzando el 98,3% en 2017.

Durante todos esos años, Inditex ha repartido un total de 24.843 millones de euros entre sus accionistas, siendo el del último ejercicio, el 2021, el más cuantioso: 2.898,5 millones, aunque con una peculiaridad. Por primera vez, el grupo deberá recurrir a sus reservas para abonarlo, al ser del doble de la base de reparto.

Mantener esta política de retribución al accionista será otra tarea para el nuevo equipo gestor. De momento, el grupo ya anunció en la presentación de sus resultados de 2021 que de cara al próximo año incrementará un 33% el dividendo extraordinario, hasta 0,40 euros, a los que añadirá el habitual 60% del beneficio individual que obtenga al cierre del ejercicio.

“Continuaremos con una política de remuneración al accionista predecible y atractiva”, precisó el consejero delegado del grupo, Óscar García Maceiras, en la rueda de prensa de presentación de resultados.

Los accionistas de la compañía también han disfrutado, en líneas generales, de una revalorización de sus títulos durante la etapa de Isla. Cuando este llegó, el precio de los títulos estaba por debajo de los tres euros, con un valor bursátil de 14.500 millones. Al cierre de la sesión de ayer, esta era de 61.650 millones, cuatro veces más.

Sin embargo, Inditex ha vivido épocas mejores a nivel bursátil. Un hito en este sentido llegó el 5 de agosto de 2015, cuando por primera vez su capitalización superó los 100.000 millones de euros, con sus títulos cotizando a 27,7 euros.

Una barrera que volvió a superar hace no mucho, el pasado cuatro de noviembre, cuando la acción estaba en 32,19 euros. Desde entonces el valor ha caído un 38,5%.

Sobre la firma

Javier García Ropero
Redactor de la sección de empresas, especializado en distribución, gran consumo y economía del deporte. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Especialista en información económica de la UIMP. Desarrolla su carrera en CincoDías desde 2011 tras haber pasado por El Mundo y Vocento.

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