Los rusos ya no son gallina de los huevos de oro de la banca privada
Los gestores recelan de venderles préstamos o productos, y los costes de cumplimiento han subido
Las gallinas de los huevos de oro de la banca privada han perdido su brillo. Asustados por las sanciones, los gestores de patrimonio tratan ahora con recelo a todos los clientes rusos ricos. Eso limita su capacidad de venderles lucrativos préstamos o nuevos productos de inversión. El aumento de los costes de cumplimiento convertirá a estos clientes, antes rentables, en carga financiera.
La riqueza rusa está escondida en muchos lugares. Pero las medidas de represión son especialmente dañinas para Suiza, el mayor centro de riqueza extraterritorial del mundo. Los rusos tienen entre 150.000 y 200.000 millones de francos suizos (146.000-195.000 millones de euros) en las instituciones financieras del país, según la Asociación de Banqueros Suizos. Esta cifra es potencialmente casi la mitad de la riqueza invertible global de los plutócratas rusos, que el Boston Consulting Group cifra en 500.000 millones de dólares (453.000 millones de euros).
Es cierto que la cifra es poco más del 2% de los 8,7 billones de francos suizos (8,5 billones de euros) que los bancos supervisaron en 2021. Pero la proporción se duplica si se excluyen los activos nacionales. UBS, Credit Suisse y Julius Baer poseen colectivamente más de 100.000 millones de dólares (91.000 millones de euros) de dinero ruso en todo el mundo, estimamos.
Los gestores de patrimonio solían considerar a los clientes rusos de alto nivel como especialmente lucrativos por su tendencia a realizar transacciones exóticas y costosas. Estas incluían el uso de megayates y jets privados como garantía para los préstamos, lo que permite a los banqueros cobrar márgenes brutos de hasta 700 puntos básicos, en comparación con menos de 100 puntos básicos para los llamados préstamos lombardos o hipotecas respaldadas por carteras de valores, según estimaciones del sector.
Esos días han terminado. La Unión Europea ha congelado los activos de los multimillonarios Mijaíl Fridman, Petr Aven y otros casi 900 magnates y políticos, lo cual también está aplicando Berna. La rápida evolución de las normas hace que los gestores de patrimonios consideren a todos los clientes rusos como potencialmente sujetos a restricciones, según afirman banqueros y fuentes del sector.
Como resultado, los banqueros son reacios a permitir que los clientes rusos transfieran la propiedad de los valores o muevan el dinero a otra parte. También están presionando a los clientes para que reembolsen rápidamente los préstamos pendientes, lo que tensa aún más las relaciones. Ello puede hacer mella en los ingresos de los gestores de patrimonio. Mientras tanto, conscientes de las cuantiosas multas impuestas por Estados Unidos por violar las sanciones, los bancos privados están incurriendo en costes adicionales al estudiar las cuentas individuales para asegurarse de que no tienen vínculos con personas o empresas incluidas en la lista negra. “Tenemos gente trabajando en esto las 24 horas del día”, dice una fuente bancaria.
Con el tiempo, los rusos ricos que puedan mover su dinero podrían huir a otros centros como Emiratos Árabes Unidos. Sin embargo, por ahora, los bancos privados de Suiza y otros países tendrán que cargar con el exceso de equipaje financiero.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías