El Banco de España exige un acuerdo que limite salarios y márgenes para preservar el empleo
Hernández de Cos incide en la necesidad de repartir los daños Pide compromisos plurianuales sobre retribuciones y empleo
El Gobierno arranca hoy una ronda de contactos con los partidos del arco parlamentario para intentar cosechar apoyos para el Plan Nacional de respuesta a la guerra en Ucrania y cómo sus efectos están azotando a la economía española y europea. Una de las patas principales de este futuro plan será un gran pacto de rentas que el Ejecutivo ha empezado ya a negociar con los interlocutores sociales y que ayer fue firmemente defendido por el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos.
La aprobación de este pacto de rentas que limite las subidas salariales y los márgenes de beneficios empresariales, a la vez que se preserva el empleo, es cada vez más urgente dada la rápida escalada de los precios y el avance de los problemas de abastecimiento que está generando el conflicto en toda Europa. A medida que se suceden los días, se empiezan a poner cifras a esta nueva crisis económica en la que se ha visto sumido el mundo antes de haber recobrado totalmente el pulso tras la pandemia de coronavirus.
Ayer fueron los economistas de la Cámara de Comercio quienes calcularon que la guerra de Ucrania restará 1,2 puntos de crecimiento económico al país en 2022, hasta cerrar con una subida del PIB del 4,3%, perjudicado por una inflación que se disparará hasta acabar el año en el 6,7% de media, más del doble que en 2021.
A esto se une que las calles españolas empezarán a convertirse en manifestódromos en próximos días, con las protestas convocadas por distintos gremios como el agrario o la convocatoria de movilizaciones a los trabajadores que harán hoy los líderes de CC OO y UGT para el próximo miércoles, 23 de marzo, bajo el lema Contener los precios, proteger el empleo, frenar el deterioro de nuestras condiciones de vida.
En este escenario Hernández de Cos detalló ayer cómo debería de ser, en su opinión, el tan mencionado pacto de rentas, que aunque ya se ha recurrido a él en la historia reciente española no es algo habitual. En un desayuno de trabajo organizado por Hill & Knowlton, Cos explicó que la actual situación “exige acordar un pacto de rentas entre trabajadores y empresarios en el que todos acabarán ganando en el medio plazo, pero en el que todos han de asumir una pérdida en el corto plazo”.
La fórmula de dicho acuerdo debería incluir según el Banco de España las siguientes claves:
Reparto. El pacto de rentas que necesita la economía española debe basarse, según De Cos, en un “reparto” de la merma de rentas de la economía española frente al mundo por aumento de costes derivados de la espiral inflacionista y los problemas energéticos y de abastecimiento que ya causa la guerra en Ucrania. Y, de esta forma, que todos los agentes económicos asuman una parte de las pérdidas que se produzcan. “Ni los trabajadores podrán mantener su poder adquisitivo en el corto plazo, ni las empresas serán capaces de mantener sus márgenes”, precisó el gobernador.
En este punto, justificó este reparto al explicar que “si todo el ajuste recayera sobre los trabajadores, en el medio plazo las empresas también acabarían sufriendo las consecuencias al experimentar un fuerte retroceso en su demanda. En cambio, si en la coyuntura actual hiciéramos recaer todo el ajuste sobre las empresas, muchas de ellas se verían abocadas al cierre y otras perderían competitividad y desatenderían la inversión, con la consecuente pérdida de empleo y actividad.
Si bien, hizo una precisión al destacar que este pacto podría estarse ya produciendo de manera tácita, ya que “es indudable” que los trabajadores están perdiendo poder adquisitivo, debido a que el incremento salarial medio pactado en los convenios firmados o revisados este año es del 2,3% frente a una inflación del 7,6% en febrero.
Asimismo consideró que las empresas no están trasladando de forma plena a precios el alza de los costes. Así, aseguró que “ya sea por presiones competitivas o ante la debilidad de la demanda, los márgenes empresariales se habrían reducido recientemente como consecuencia del actual episodio inflacionista”.
Evitar medidas generales. De Cos llamó la atención sobre el dispar impacto del encarecimiento de los precios de la energía en los distintos sectores de actividad, ya de por sí heterogéneos en términos de sus trabajadores y del tejido empresaria. Por ello, consideró que el pacto de rentas debe “facilitar la negociación colectiva” y, sobre todo su coordinación entre los distintos ámbitos negociadores, pero sin “adoptar medidas cuya implementación sea excesivamente general” y “evitando soluciones que resultarán excesivamente rígidas en algunos segmentos de la actividad y/o empresas”, prosiguió el gobernador.
Sin cláusulas de garantía salarial. Una de las principales demandas de los sindicatos para este pacto de rentas es que, a cambio de adoptar congelaciones o subidas muy moderadas de salarios para este año, los convenios incluyan las denominadas cláusulas de garantía salarial para la mayoría de los trabajadores que obliguen a las empresa a incrementos retributivos en el medio plazo (los dos o tres próximos años) para compensar las pérdidas de poder adquisitivo de este año. Sin embargo, el responsable del Banco de España rechazó ayer de plano este tipo de cláusulas de revisión salarial. “Sería deseable que se eviten fórmulas de indiciación automática de los salarios a la inflación pasada o de cláusulas de salvaguardia”, aconsejó De Cos, debido a que elevan el riesgo de una espiral inflacionista y de los temidos efectos de segunda ronda que incrementan los costes en bucle. Según la última información disponible hasta febrero el 30% de los cuatro millones de trabajadores que ya habían firmado o revisado su convenio este año para 2022 tenían algún tipo de estas cláusulas de garantía salarial (pueden ser parciales o totales dependiendo que si recuperan todo el poder adquisitivo o solo en parte). Se trata de un aumento frente al 17% de los trabajadores que tenían estas revisiones salariales a finales del año pasado. Ante esto, De Cos insistió en que “un incremento o generalización de estas cláusulas elevaría significativamente el riesgo de que se materializara una eventual espiral de alzas de salarios y precios.
Efectos plurianuales. Otra cuestión imprescindible a ojos del gobernador del Banco de España es que este eventual pacto de rentas se haga por un plazo de varios años. Aunque no concretó cuántos, los negociadores barajan hacerlo por unos tres ejercicios más o menos. En este sentido, sugirió que debería recoger “compromisos plurianuales tanto en lo relativo a los incrementos salariales como a la protección del empleo”. Así, continuó defendiendo esta multianualidad porque en medio de la actual incertidumbre “aportaría una gran certidumbre a los hogares y a las empresas a la hora de tomar sus decisiones de gasto e inversión” y aumentaría el dinamismo económico.
Inflación subyacente. En este horizonte plurianual, De Cos recomendó ayer que “la determinación de las referencias nominales sobre las que basar las negociaciones salariales debería estar inspirada en la evolución prevista de la inflación subyacente”. Este indicador excluye los componentes energéticos, de considerable volatilidad, máxime en un contexto de conflicto bélico como el ucraniano. De Cos extendió su recomendación de usar la inflación subyacente tanto para los salarios como para las cláusulas de revisión salarial.
Márgenes. Es imprescindible que el pacto de rentas incluya también “compromisos explícitos de moderación de los márgenes empresariales”, dijo De Cos. Solo de esta manera se puede asegurar que la moderación salarial se traslada de forma efectiva a la competitividad empresarial, añadió.
Consenso. Finalmente, enfatizó la necesidad de “alcanzar consensos”. De eso dependerá el empleo y de la competitividad de la economía española en los próximos años, concluyó.
Eurobonos para ayudar a las economías de la UE más dañadas
La respuesta conjunta que la UE logró diseñar tras los primeros meses de caos para hacer frente a la crisis del Covid-19 podría servir de inspiración a la hora de cerrar filas frente al conflicto bélico abierto en el este. El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, sugirió ayer recurrir de nuevo a los famosos eurobonos para contrarrestar los efectos económicos desatados por la guerra en la UE y ayudar así a los Estados miembros más vulnerables. “La acción conjunta europea vuelve a ser la vía más eficaz, a través de la mutualización de recursos presupuestarios, para facilitar la financiación del gasto público que ha surgido como consecuencia de la invasión”, explicó.
Como en el caso de la pandemia, desarrolló Cos, el conflicto bélico en Ucrania supone una perturbación negativa “de carácter exógeno y común al conjunto de economías europeas, pero con potenciales efectos asimétricos entre países, sectores y empresas”. La razón es que, como sucedió con el Covid, “los niveles de exposición y dependencia a la economía rusa y ucraniana son muy distintos” entre las capitales.
Esta respuesta común debería permitir, recalcó el gobernador, que aquellas economías más afectadas “puedan capear esta coyuntura adversa de forma adecuada y no sufran un deterioro persistente en sus perspectivas económicas o en su capacidad de crecimiento futuro”.
En paralelo, se eliminarían nuevas fuentes potenciales de fragmentación financiera en Europa.
El apoyo económico, en su opinión, debería centrarse en respaldar a las empresas y ciudadanos más vulnerables a esta nueva perturbación, focalizándose en realizar las inversiones necesarias para reducir la dependencia energética de Europa respecto a Rusia y aumentar la capacidad de defensa de la Unión.
Dentro de la política económica comunitaria, Hernández de Cos también instó a acelerar el proceso de integración europea. Un elemento clave será la creación de una “capacidad fiscal común y permanente en el área del euro”, que, ante perturbaciones severas como la actual y la del Covid, “facilite la respuesta de las políticas económicas y sustituya a los acuerdos alcanzados de manera ad-hoc”.
El diseño de esta capacidad fiscal común ha de partir “de las lecciones que aprendamos de nuestra respuesta fiscal a la guerra y de los programas NGEU y SURE”, el fondo de recuperación y el fondo para costear los ERTE durante la peor parte de la crisis sanitaria.
Otro ámbito de integración económica es el financiero. En este punto, Cos recordó que las emisiones de bonos paneuropeos para financiar el NGEU, junto con las que pudieran llegar a realizarse como parte de la respuesta a la invasión de Ucrania, “son un paso importante en la creación de un activo seguro europeo”. El proceso no terminaría, recordó, sin la culminación de la Unión Bancaria.