La luz sube un 80% en 12 meses, la gasolina el 52% y el butano, el 30%
El IPC escala al 7,6% en febrero, dos décimas más de lo esperado, hasta su tasa más alta en 36 años
La inflación cerró el mes de febrero en su nivel más alto en 35 años al situarse en el 7,6%, dos décimas por encima de la estimación avanzada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) hace dos semanas y 1,5 puntos superior al dato interanual de enero. Se trata de la tasa más alta del IPC en España desde diciembre de 1986, con la electricidad, la gasolina y los alimentos como los componentes del índice que mayor peso tuvieron en este repunte.
De los 1,5 puntos que ha subido la tasa de IPC, más de la mitad (8,3 décimas) han venido del apartado de vivienda. Los precios de los suministros para el hogar han acelerado su escalada y son un 25% más altos que el año pasado. Alimentos y transporte (donde se encuadran las gasolinas) aportan algo menos de dos décimas cada uno, con subidas interanuales del 5,6% para la alimentación y del 12,8% para el transporte.
El precio de la electricidad ha subido en los últimos 12 meses un 80%, según el INE, y otros suministros básicos han arrojado también fortísimas alzas. Las gasolinas son un 52% más caras que en febrero de 2021, el butano, un 33% y los aceites para consumo doméstico, un 30%. De hecho, buena parte de los productos que más se han encarecido tiene un gran peso en la cesta de la compra. Además de los ya mencionados, el gas natural sube el 12% en un año (gracias a la limitación de tarifas del gobierno, puesto que el precio de mercado ha subido más), las pastas alimenticias el 20%, la leche el 9%, el arroz el 9,5% y las harinas y cereales, el 11,7%.
Prueba de ello es que de las 200 categorías de productos que calcula el INE, 180 suben más en un año que el IPC general, lo que indica que las 20 que más suben tienen mucho peso en la composición de la cesta de la compra y, por tanto, de los precios. Así, la inflación subyacente, que elimina los componentes más inestables (alimentos y productos energéticos) está ampliamente por debajo del IPC general, en un 3%, 4,5 puntos por debajo.
Pero el aumento ha sido el más elevado desde que empezó el episodio inflacionista, seis décimas en un mes (el doble que en enero). Ello indica que la tensión de precios más severa se concentra en un puñado de categorías, pero que se está filtrando, con tasas más moderadas, al resto de los bienes y servicios. Solo 60 categorías de productos suben menos del 2% interanual.
Los datos de febrero, además, apenas incluyen el impacto de la invasión rusa de Ucrania, iniciada el 24 del mes, y que exacerbará las subidas de precios, tal y como anticipan los mercados internacionales de materias primas. En marzo se han registrado máximos históricos en el precio del gas y de la electricidad, con el petróleo Brent rozando los 140 dólares. Los alimentos también se han visto afectados por la invasión, puesto que Rusia y Ucrania son grandes exportadores de cereal, y los precios en los mercados internacionales han subido con fuerza. Otras materias primas como el níquel o el aluminio están también en máximos históricos.
Con todo, la principal merma de renta para los hogares viene con la tarifa de la luz y ese 80% de aumento. La cifra está condicionada por el hecho de que el INE recoge solamente el impacto de la subida de la electricidad sobre los clientes del mercado regulado, a cuya factura se traslada directamente el precio del mercado mayorista. Los clientes del mercado libre, en torno a dos tercios del total y que no están sufriendo la subida de precios de forma tan aguda, no computan a efectos de IPC.
En todo caso, la rebaja de impuestos aplicada por el Gobierno desde otoño pasado ha mitigado el impacto. Según el INE, el precio de la luz habría subido un 107% de no ser por las ayudas fiscales. Sin éstas, el IPC interanual alcanzó en febrero el 8,5%, nueve décimas más que la tasa general del 7,6%.
En tasa mensual, el IPC aumentó un 0,8% respecto al mes anterior, en contraste con el retroceso del 0,4% que experimentó en enero, por la subida de los precios de los carburantes, de los combustibles para calefacción, de las frutas y otros productos alimenticios, y de la restauración.