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Orange acuerda la OPV para el control de la teleco y ofrecer la salida a los fondos de MásMóvil

Orange percibiría una compensación por aportar una filial sin deuda España es el segundo país en ingresos del grupo francés

Pablo Monge
Santiago Millán Alonso

Orange y MásMóvil (con su matriz LORCA JVCO) han contado con el asesoramiento de la banca de inversión para el diseño de esta compleja operación, que dará lugar una joint venture, repartida al 50%, y que tiene distintas ramificaciones financieras. Así, Lazard ha actuado como asesor financiero de Orange, mientras que Goldman Sachs ha hecho lo propio con MásMóvil, que también ha contado con BNP Paribas como asesor de deuda.

El acuerdo entre ambas compañías contempla, por un lado, el derecho a lanzar una Oferta Pública de Venta (OPV) bajo ciertas condiciones acordadas por ambas partes y, por otro, el derecho de Orange a tomar el control y consolidar la entidad combinada resultante en caso de una OPV. No obstante, en el anuncio del acuerdo se indicó que, en ningún caso, la operadora francesa estaría obligada ni a salir de la entidad combinada resultante ni a ejercer esas opciones.

En cualquier caso, Orange se asegura una vía para convertirse en el accionista mayoritario de la nueva compañía, de la que será socio industrial, y que será clave en el negocio del grupo. De hecho, España es el segundo mercado de la teleco en aportación de ingresos, solo por detrás de Francia, su país de origen, desde hace más de un lustro.

Orange, que tiene como principal accionista al Estado francés, con cerca de un 23% del capital, ha considerado siempre como estratégica a España, mercado en el que ha hecho adquisiciones de calado como Amena o Jazztel, por la que pagó en 2015 cerca de 3.200 millones de euros. Esta última compra, además, abrió la puerta a la compañía a tener una red de fibra óptica nacional, que estaba en proceso de expansión, impulsada por la estrategia de Jazztel.

Al tener un 50% del capital de la nueva operadora, con la compra de una única acción, Orange pasaría a ser el accionista mayoritario.

Para la operadora francesa no sería una novedad el hecho de tener una filial cotizada. En este sentido, Orange ha mantenido cotizando en el mercado sus divisiones en países como Bélgica y Polonia. Del mismo modo, la operadora siempre ha dejado la puerta abierta a una salida a Bolsa de su filial española.

Con la salida a Bolsa de la operadora, de igual forma, se facilitaría la salida del capital de los grandes fondos de inversión que controlan MásMóvil desde 2020, y poder materializar las plusvalías.

Providence, Cinven y KKR se hicieron con la teleco tras una opa valorada en 2.960 millones de euros, junto otros 2.000 millones de la deuda de MásMóvil. La operación supuso la salida de cotización de MásMóvil, que fue la primera compañía española en cubrir el recorrido desde el Mercado Alternativo Bursátil (MAB) hasta alcanzar el Ibex-35.

Su apuesta subió en 2021, con la opa sobre Euskaltel, valorada en 3.000 millones de euros, incluida la deuda. Tras la operación, que facilitó la salida de Kutxabank, Corporación Financiera Alba, Abanca y Zegona, entre otros inversores, Euskaltel dejó también de cotizar en Bolsa.

Lorca JVCO, matriz británica de MásMóvil, está controlada por los citados Cinven, KKR y Providence, y tiene en su capital a inversores españoles como la familia Ybarra Careaga, Inveready y José Eulalio Poza, accionistas de la antigua MásMóvil, que decidieron reinvertir parte de sus plusvalías de la citada opa en la nueva operadora. También estos inversores tendrían una vía para salir de la empresa con la posible OPV.

Compensación

Otra de las patas financieras de la operación se centrará en las contraprestaciones que recibirán cada una de las partes para ajustar su participación al 50%. Orange España, que no tiene deuda, se ha valorado en 8.100 millones de euros, mientras que MásMóvil se ha valorado en 11.500 millones, si bien se incluyen más de 6.600 millones por la deuda. Es decir, hay una diferencia en el valor del equity favorable a Orange superior a 3.000 millones.

Fuentes del mercado explican que la nueva compañía, aprovechando su mayor capacidad, se apalancará con nueva deuda para compensar a los socios. Estas fuentes apuntan a que cada una de las partes percibirá en torno a 1.500 millones de euros en dividendos, a los que se sumarán otros 3.000 millones para Orange, como compensación por aportar una filial que no tiene deuda.

El esquema es parecido al empleado por Telefónica y Liberty Global con la fusión de O2 y Virgin Media en Reino Unido, que también se pactó al 50%, pero con una compensación para la operadora española al haber aportado una filial sin deuda.

Sobre la firma

Santiago Millán Alonso
Es periodista de la sección de Empresas, especializado en Telecomunicaciones y Tecnología. Ha trabajado, a lo largo de su carrera, en medios de comunicación como El Economista, El Boletín y Cinco Días.

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