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Moscú triplica el porcentaje de PIB que invierte la UE en defensa

La inversión militar de Rusia llega a los 55.217 millones de euros

Gasto en defensa
Infografía: Belén Trincado
Denisse López

Durante una década Europa se ha resistido a reforzar su gasto militar. En ese periodo la inversión en defensa de los Veintisiete no ha superado el 1,3% del Producto Interior Bruto a pesar de que un gran número de ellos, al formar parte de la OTAN, se comprometieron a aumentar la partida hasta el 2% en la cumbre de Gales de 2014. Sin embargo, su apuesta por una política pacífica hoy los coloca en una situación vulnerable frente a Rusia, que en 2020 destinó el 4,2% de su PIB a la modernización militar, es decir, 55.217 millones de euros, según los datos del Banco Mundial.

Ni siquiera Francia, que en términos reales es el país que más dinero destina a defensa, puede compararse con Moscú. Su inversión en 2020 fue un 20% menor, al quedarse en los 44.216 millones. A partir de esta cifra las partidas caen hasta alcanzar mínimos como los de Irlanda, que en el mismo periodo solo gastó el 0,2% de su PIB en defensa; 904 millones de euros, según Eurostat.

Con estos datos cobra relevancia que el viejo continente se replantee incrementar su gasto militar, en un momento en el que la invasión rusa de Ucrania ha evidenciado la imposibilidad de Europa de garantizar su seguridad por sí sola. El primer paso lo ha dado Alemania, que contra todo pronóstico anunció la semana pasada una partida extraordinaria de 100.000 millones de euros para renovar las fuerzas armadas del país y un aumento de la inversión anual en defensa que superará el 2% del PIB.

El siguiente paso es que el aumento presupuestario se traduzca en una política de defensa común. De manera global, el gasto de los Veintisiete ha aumentado, en términos absolutos, de manera ininterrumpida desde 2014, según los datos de la oficina europea de estadística. En plena pandemia llegó a los 167.995 millones de euros, una cifra que triplica el gasto militar de Rusia. Pero esta ventaja numérica sigue sin traducirse en una industria militar paneuropea. Según la Agencia Europea de Defensa, en 2020 la adquisición conjunta de equipos solo fue de 4.100 millones de euros, un 13% menos que en 2019. La cifra los sitúa muy lejos del 35% que se han marcado como objetivo.

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En 2020 también cayó a su mínima histórica la tasa de cooperación para el desarrollo de proyectos de I+T para la defensa europea: un 6% del presupuesto asignado, según la Agencia. No obstante, el organismo confía en que esta mala tendencia se revierta con el Fondo Europeo de Defensa. A esta iniciativa de la Comisión se suma la Brújula Estratégica, un documento que fijará las pautas de la seguridad y defensa europea de los próximos 10 años y que se espera concluir en este mes.

El proyecto pretende recortar la dependencia militar de Europa con EE UU, pero la tarea no es sencilla. En 2020 el entonces presidente Donald Trump, destinó el 3,7% de su PIB en defensa; casi tres veces más que la UE. En valores absolutos, fue el país con más inversión en defensa del mundo, seguido de China, la India y Rusia. En definitiva, tal como lo dijo el canciller Olaf Scholz la semana pasada, conseguir un Ejército “eficiente y moderno” le costará al continente “mucho dinero”.

Una España rezagada

España es de los países de la UE que menos presupuesto destina a defensa. En 2020, la inversión representó el 0,9% del PIB, según Eurostat. La cifra lo sitúa muy lejos de ese 2% al que se comprometió en 2014 como miembro de la OTAN. Aunque el país se encuentra lejos de la meta, en los últimos cinco años ha aumentado el presupuesto en un 20%. En 2018 se destinaron 8.400 millones de euros. En cambio, para este año el Gobierno contempla una partida de 10.000 millones. Esta cantidad le coloca como el segundo país de la Alianza Atlántica que menor porcentaje dedica al gasto militar, solo por delante de Luxemburgo.

En términos globales, las cantidades dedicadas al Ministerio de Defensa han ido aumentando a una menor velocidad de la necesaria para cumplir con el objetivo del 2% del PIB en 2024. El propio presidente, Pedro Sánchez, reconoció ayer que para ese entonces el gasto se situará en el 1,2%, que es lo que ya invierte de media la Unión Europea.

Pese a este rezago, el Gobierno ha descartado un aumento extraordinario durante este año. El mandatario ha justificado su decisión recordando que cuando llegó a la Moncloa, la partida no era ni del 1% del PIB, y ahora ya está por encima de esa cifra. A su vez, la ministra de Defensa, Margarita Robles, recordó ayer que la dotación de su Ministerio ha crecido un 7% en 2022 respecto a las cuentas públicas de 2021 y subrayó el papel de España como socio “serio, comprometido y fiable” con sus aliados internacionales.

Su rechazo a aumentar la partida llega en pleno debate europeo sobre la urgencia de mejorar el Ejército a fin de garantizar la seguridad del continente. Pese a la presión, la Administración no solo se rehúsa a dar un giro en su política militar, sino que tampoco enviará armamento a Ucrania de manera bilateral. Sánchez explicó ayer que el país ya contribuye al esfuerzo de ayudar a Kiev contra la invasión rusa mediante el Fondo de Apoyo a la Paz, en el que España es el cuarto donante. Mediante ese acuerdo, la UE prevé destinar 450 millones de euros a financiar el envío de armas letales y munición a Ucrania, un apoyo que se sumará a otros 50 millones para material no letal, como combustible o material médico.

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Sobre la firma

Denisse López
Es redactora de la sección de Economía de EL PAÍS y CINCO DÍAS. Escribe habitualmente de macroeconomía y coyuntura. Se incorporó a esta casa en 2022, después de haber trabajado en distintos medios digitales en México. Estudió Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional Autónoma de México, y el Máster de Periodismo UAM-El País.

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