La guerra rebaja la previsión de crecimiento para España en 2022 al entorno del 5%
Los economistas pasan de una horquilla inicial del 5,6% y 5,8% a otra del 5,2% o 5,4%
Cuatro días de guerra abierta en Ucrania han sido suficientes para trastocar el cuadro macroeconómico que los principales analistas barajaban para España en 2022. Como conclusión inicial, la escalada del conflicto tras la invasión rusa recortará en aproximadamente medio punto las proyecciones de avance del PIB, que se situará en torno al 5%, décima arriba, décima abajo.
Así lo prevén desde el Consejo General de Economistas hasta analistas como Mapfre Economics, la Cámara de Comercio de España u Oxford Economics. Todos ellos apuntan al aumento de la inflación, principalmente a costa de los precios energéticos, como causa principal del frenazo en la recuperación económica.
Todos los analistas consultados recuerdan que esta leve revisión a la baja se basa en que el conflicto no se prolongue en el medio y largo plazo. Otros expertos, por su parte, prefieren no dar cifras ante la “fuerte incertidumbre” que rodea a la situación, si bien todos asumen que la guerra impactará negativamente en la recuperación económica. La mayoría de ellos harán públicas sus estiamciones a mediados de marzo, cuando la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) publique su tradicional panel.
El Consejo de Economistas, en concreto, pasó este lunes de una horquilla inicial con crecimientos de entre el 5,6% y el 5,8% a otra con alzas que oscilan entre el 5,2% y el 5,4%. La previsión del pasado mes de enero se basaba en un incremento de la actividad a medida que se relajan las medidas sanitarias y disminuyen los cuellos de botella, a la par del impulso de los fondos europeos. Sin embargo, dicen los economistas, “consideramos que, con las cautelas por la situación de conflicto entre Rusia y Ucrania y el alto nivel de incertidumbre existente, el crecimiento del PIB se moderaría unas cuatro décimas”.
La primera consecuencia del conflicto en términos económicos es el impacto en el precio de la energía por la gran dependencia de Europa de Rusia, “tanto del petróleo, gas, o metales preciosos e industriales como de otras materas primas”. Aunque se habría previsto que este primer semestre tendería a moderarse la inflación, “estos acontecimientos van a surtir el efecto contrario”, advierten desde el CGE.
También lo cree así el director ejecutivo de Mapfre Economics, Gonzalo de Cadenas-Santiago. Aunque en términos de exportaciones intracomunitarias y de demanda de servicios la guerra en Ucrania no supondrá un gran shock, la escalada de los precios de la energía, que se contagiará a otros productos y elementos de la cesta de la compra, si provocará un efecto arrastre en el conjunto de la economía. La inflación, prevé, “no bajará del 4,5% en 2022 y restará unas tres o cuatro décimas al PIB, hasta el entorno del 5%”.
El economista de Oxford Economics, Ángel Talavera, también se encuentra revisando las proyecciones. El PIB, anticipa, rondará el 5,2% o 5,3% arrastrado por una inflación media del 5% “o incluso algo por encima, principalmente por la subida de los precios de la energía”. El economista también advierte de la subida de la inflación subyacente.
Una inflación más elevada y duradera, en opinión de Raúl Mínguez, director del servicio de estudios de la Cámara, será de nuevo la culpable de desbaratar las previsiones iniciales. En su caso, el crecimiento del PIB también se sitúa alrededor del 5%. De la inversión, “condicionada siempre por las expectativas y la estabilidad”, también vendrá parte de la rebaja, aunque todo “estará supeditado a la duración e intensidad del conflicto” y a las consecuencias que este pueda ocasionar en economías más vinculadas a España que las de Rusia o Ucrania. El caso más claro, añade, es el de Alemania.
Por el momento, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) este lunes, el IPC, que ya comenzó 2022 en cotas muy elevadas, ha tenido una variación mensual en febrero del 6%, mientras que en tasa interanual ha aumentado un punto, hasta situarse en 7,4%. Lo más problable, recuerdan los economistas, es que este dato, al ser adelantado, "no tenga en cuenta la subida de los precios de los últimos días". Tras la invasión rusa, el petróleo cotiza ya por encima de los 100 dólares el barril, algo que se ve agravado desde el prisma comunitario por la apreciación del dólar frente al euro al convertirse en moneda refugio.
Asimismo, los posibles problemas en las cadenas de suministro, que ya parecía que se estaban relajando, "pueden frenar la producción". Hay que indicar en este sentido que el Índice PMI compuesto de la actividad total de la Eurozona en febrero ha sido de 55,8 frente a 52,3 de enero, "constatándose una intensa aceleración del crecimiento económico que, por desgracia, esta situación puede truncar", señalan los economistas.
Según explican desde el CGE, la expectativa de una inflación más persistente a lo largo de 2022, en gran parte como consecuencia de la guerra Rusia-Ucrania, "hacen prever que los ciudadanos se vean obligados a reducir su consumo y por tanto se entre en el círculo vicioso de que las empresas reduzcan su producción y el crecimiento económico se vea impactado negativamente".
La situación, por tanto, podría echar por tierra el rumbo que ha tomado la económica en los últimos meses. El CGE recuerda que, de una parte, los ingresos públicos han aumentado vía imposición indirecta, lo cual ha permitido reducir el déficit público hasta el 4,61% del PIB en noviembre. Por otra, la deuda pública a 31 de diciembre, según el avance mensual del Banco de España, ascendió a 1,428 billones euros, el 118,7% del PIB, un comportamiento que, aunque mejor de lo esperado tanto por el Gobierno como por los analistas, es "una cifra muy elevada y preocupante". A la espera de cómo reaccione el Banco Central Europeo y si se retrasan las subidas de tipos, "habrá que seguir de cerca" la evolución del conflicto.
Entre los factores a analizar, recuerdan los economistas, habrá que fijarse en las consecuencias de las sanciones impuestas a Rusia por parte de la Unión Europea y Estados Unidos con el apoyo de Reino Unido y Canadá, "dado que Rusia es un importante exportador de materias primas a Europa, y principalmente a Alemania".