España eleva un 11% el consumo de cemento, pero Oficemen ve en riesgo inversiones en las fábricas
La patrobal urge subastas para consumidores electrointensivos con el fin de abaratar el coste eléctrico
Los 15 millones de toneladas de cemento consumidas en 2021 en el mercado español, con un alza del 11% respecto a 2020, y una nueva estimación de crecimiento para este ejercicio cercano al 5%, han revestido de cierto optimismo el mensaje lanzado esta mañana por la patronal de la industria cementera, Oficemen. Sin embargo, el colectivo ve en riesgo el despliegue del plan de descarbonización, al que se encuentran asociadas inversiones millonarias, por la caída de la rentabilidad. Juegan en contra de este sector industrial el precio desbocado de la electricidad, el encarecimiento de los derechos de emisión de CO2 o la llegada de cemento importado sin costes ambientales.
El presidente de Oficemen, José Manuel Cascajero, ha explicado este mediodía en rueda de prensa que “grandes grupos multinacionales podrían plantearse invertir en países en los que se ha protegido a la industria del coste energético, de las importaciones de países sin compromisos de reducción del CO2 o en los que se han desplegado con agilidad los fondos europeos”. El representante del sector estima que cada una de las 33 fábricas de cemento en España deberá acometer reformas por un valor de 50 a 80 millones de euros en busca del objetivo de la neutralidad en carbono, un proceso que podría verse ralentizado en el citado contexto de pérdida de márgenes.
“Desde el inicio de la escalada del precio eléctrico nuestros costes totales de producción se han incrementado en un 25%”, ha señalado Cascajero, que añade que “el precio final para la industria electrointensiva española es 109 euros más caro que en Francia y 41 euros más caro que en Alemania. Así es muy difícil competir”. Oficemen urge un cambio estructural del mercado eléctrico español: “Hay que secuestrar del mercado diario más energía y ponerla a disposición de los consumidores industriales y los comercializadores a través de subastas, de forma que se obtengan precios razonables y, sobre todo, predecibles”, ha dicho el presidente de Oficemen.
El mejor dato de consumo en diez años
La demanda de cemento en este país ha subido en 1,48 millones de toneladas frente al volumen de 2020. El referido crecimiento del 11% mejora en dos puntos las estimaciones previas de Oficemen, lanzadas el pasado mes de septiembre. De hecho, las ventas ya superan ligeramente las declaradas en 2019, antes del estallido de la pandemia. Pero el mejor dato de consumo de la última década está aún lejos de los 20 millones de toneladas en que Oficemen cree que debería estabilizarse el mercado en España.
Hasta el momento ha jugado a favor el aumento en el número de viviendas visadas en 2021, que al cierre de noviembre sube un 26% respecto a 2020, con 106.000 unidades. También se ve con esperanza el repunte en la obra civil, con un 77% de mejora en 2021 que compara con el decrecimiento del 30% durante el primer año de la pandemia. En este apartado, preocupa que la inflación de los materiales de construcción pueda ralentizar o paralizar obras si no se activa un sistema de revisión de precios que compense los sobrecostes que subren las constructoras.
Las cementeras con actividad en España vuelven a pugnar con las alemanas en el papel de líderes en exportación. Las ventas al exterior se han incrementado un 10,2% el año pasado, hasta los 6,7 millones de toneladas.
Por su parte, las importaciones han crecido un 27,4%, hasta alcanzar 1,1 toneladas. Solo la llegada de clínker del exterior han alcanzado las 511.000 toneladas, lo que supone un incremento del 107,3% respecto a 2020. El 99% de las importaciones de clínker provienen de Turquía, Egipto y Argelia, países que no cuentan con un coste asociado al carbono y no están sujetos a compromisos de reducción de emisiones. Como respuesta, Oficemen sigue demandando mecanismos de ajuste de carbono en frontera que protejan la competitividad de la industria europea y evite la fuga de carbono.