Cómo avanzar hacia un nuevo modelo de gestión de la industria en España
La pandemia ha demostrado que ya no valen los esquemas rígidos y líneales que veníamos utilizando para organizar las plantas de producción
La grave crisis sufrida por la industria española durante la pandemia ha ocasionado el cierre temporal de muchas de nuestras plantas, obligando a enviar a casa a una parte muy importante de sus trabajadores. A diferencia de otros sectores, la industria no permite la extensión del teletrabajo a la mayoría de sus profesionales, ya que los empleados de sus líneas de montaje y producción no pueden, aunque quieran, trabajar desde su casa conectándose con un ordenador a su fábrica, ni producir desde sus hogares sin los recursos de sus factorías. Además, las plantas de producción precisan estar abastecidas de sus materias primas y sus componentes, necesitan los recursos materiales necesarios para la producción en sus cadenas de montaje, tanto mecánicos como energéticos y, por supuesto tienen que transportar sus artículos allá donde se encuentran sus clientes.
Ahora nos encontramos en un nuevo escenario donde las cadenas de suministro de nuestra industria se están viendo significativamente afectadas. Mientras que otros sectores relacionados con los servicios empiezan a recuperarse y a volver a una cierta normalidad, la industria tiene ante sí una serie de retos relevantes que es preciso analizar a fondo para abordar con éxito.
En el caso de España, tenemos frente a nosotros un escenario en el que el abastecimiento de materias primas y componentes se está viendo comprometido debido a la escasez producida por el exceso de demanda y la deslocalización de nuestros proveedores. El Banco de España ha alertado de que nuestro país podría perder tres décimas de PIB este año y hasta nueve en 2022 debido a la escasez, algo que afecta en gran medida a la industria. Al mismo tiempo, se han encarecido significativamente los recursos energéticos que alimentan las líneas de producción de nuestras fábricas. De hecho, el coste de la energía (electricidad y gas) se disparó un 44,1% en julio en relación con el año anterior, según datos del INE.
Adicionalmente, existe un incremento muy importante de los costes de transporte, fundamentalmente marítimo y aéreo, por encima de cuatro veces los precios anteriores a la crisis del Covid-19, provocado sobre todo por el exceso de demanda y las acumulaciones de mercancías producidas durante el período de pandemia.
¿Cómo afrontar el nuevo entorno en 2022 con éxito? Estos meses tan excepcionales nos han demostrado que ya no valen los modelos rígidos y lineales que veníamos utilizando para la gestión de las plantas. Aunque sigamos fabricando y ofreciendo los mismos productos, todo lo relacionado con el diseño, fabricación y entrega ha cambiado.
Nuestras fábricas tienen que estar preparadas para liderar el nuevo contexto a partir de la integración de la resiliencia y la sostenibilidad operativa en su organización. Es el momento de la innovación, de la digitalización y de las soluciones disruptivas que originen nuevas ideas y permitan adaptarse con éxito al nuevo entorno.
Integrar la resiliencia en nuestro modelo de producción será el primer paso para liderar este proceso de cambio. Para lograrlo, es necesario adoptar algunas soluciones de éxito que están ya siendo implantadas y que han demostrado su eficacia. Es el caso de la tecnología que actualmente permite construir de forma rentable un modelo virtual de nuestra cadena de producción, lo que se ha denominado gemelo digital. Este modelo virtual recopila y conecta datos de diferentes fuentes y sistemas de la red de la cadena de producción para crear una réplica que contiene los mismos datos, parámetros y objetivos financieros que nuestro entorno real, lo que nos permite medir y anticipar diferentes escenarios.
La resiliencia también se consigue a partir del desarrollo de un sistema de aprovisionamientos resistente y sostenible que priorice las asociaciones y ecosistemas de confianza. Se trata de establecer un sistema sólido que nos permita mitigar los riesgos de suministro evitando problemas de abastecimiento. En el nuevo escenario es crucial saber en quién confiar y establecer una estrategia de cercanía, rastreando los proveedores hasta llegar a sus materias primas. Actualmente, existen tecnologías como el blockchain que permiten la trazabilidad de las transacciones a un coste razonable.
Y, por último, la construcción de redes de comunicación con clientes desde cualquier plataforma y por cualquier vía (redes omnicanal). Esta forma de trabajar nos permitirá la entrega de nuestros productos y servicios en el momento, el lugar y la forma en la que los clientes esperan.
La integración de la sostenibilidad en la estrategia de producción es el segundo paso que marcara nuestro proceso de adaptación y, por tanto, nuestro futuro a corto y largo plazo. Pero no puede entenderse como un mero ejercicio de cumplimiento sino como una nueva fuente de ventaja competitiva y un importante motor de transformación. Se trata de asumir que es un elemento diferenciador y necesario para estar alineado con los nuevos requerimientos de los stakeholders pero también es una gran palanca generadora de beneficios para nuestro negocio.
En este ámbito cabe tener en cuenta algunas fórmulas que ya funcionan en las compañías más avanzadas. Por ejemplo, potenciar los esfuerzos en descarbonizar nuestra cadena de producción, comenzando por evaluar nuestra huella de carbono, así como la de cada socio o proveedor de nuestro ecosistema. Los beneficios de mejorar el rendimiento de los factores ESG (environmental, social and gobernance) en toda la cadena de valor son claros: mejora de los procesos, reducción de los costes, aumento de la productividad, innovación, diferenciación y mejora de los resultados.
Además, las compañías pueden definir ciclos de vida de productos circulares, esto es, trabajar en el diseño de productos que tengan una segunda vida o que puedan ser reciclados. La economía circular ya forma parte de la agenda pública y empresarial y la industria no puede ser ajena a este modelo.
Los fondos ligados a Next Generation EU y al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia español son también, sin duda, elementos especialmente relevantes a la hora de acometer tanto la estrategia, como las medidas concretas que permitan avanzar en materia de sostenibilidad. En definitiva, el año 2022 plantea nuevos retos a nuestro tejido industrial que se convertirán en oportunidades si apoyamos la transformación en nuestros negocios y aprovechamos todos los mecanismos que nos brindan las nuevas tecnologías, la gestión sostenible de las cadenas de producción y nuestra capacidad de adaptación al cambio. En todo caso y dada la velocidad de los cambios, conviene no perder un minuto y afrontar la transformación con cierta urgencia y, sobre todo, con valentía.
Ramón Masip es Socio responsable del sector industrial de EY