Un refugio de lujo escondido entre la nieve
L’Ovella Negra, en Andorra, funciona como hotel, restaurante y casa rural Para llegar hasta ella en los meses de invierno hay que acceder en ‘ratrack’
Escondida en mitad de las montañas nevadas de Andorra, una acogedora cabaña es el premio para quienes se atrevan a recorrer los tres kilómetros y medio que separan L’Ovella Negra de la carretera principal más cercana. Un camino que los más aventurados podrán recorrer con raquetas de nieve, aunque la casa ofrece un servicio de recogida en ratrack, una máquina pisapistas adaptada para la ocasión.
Un pequeño paraíso invernal decorado con materiales nobles (madera, terciopelo, lana, cuero y cemento) por su fundadora, Prisca Llagostera. El interior de la casa esconde un restaurante de mesas comunales, un mágico rincón de sofás que rodean la chimenea y cuatro habitaciones con mucho encanto para quienes quieran pasar la noche. Así, se pueden albergar experiencias completamente diferentes en un mismo espacio, según la demanda de cada visitante.
En la planta baja y en el cálido cobertizo de madera del jardín, el chef Sergi Simó reivindica los ingredientes de kilómetro cero y las recetas del valle de Incles, en un restaurante en el que todo el mundo es bienvenido. Si se prefiere una tarde tranquila, los sofás contiguos que rodean la chimenea serán el mejor rincón para disfrutar de un libro con una copa de vino. Un ambiente en el que mezclarse con los huéspedes del hotel, alojados en las habitaciones de la parte superior.
Las estancias tienen capacidad para entre dos y cuatro personas. La más pequeña cuenta con una cama doble y sábanas blancas crujientes, un espacioso baño in suite con una potente ducha, un rincón de lectura y una espectacular vista de las montañas. Su precio oscila entre los 280 euros por noche fuera de temporada (sin cena) y los 450 euros durante los meses de invierno. Esta última opción incluye una cena completa (sin bebida), un desayuno casero, amenities de Grown Alchemist y dos viajes en ratrack. El personal de L’Ovella Negra, además, permanece en la cabaña durante la noche para cualquier problema que pueda surgir.
La habitación cuádruple, por su parte, incluye, además de lo anterior, una especie de buhardilla dúplex con dos camas individuales. Su precio varía entre los 630 euros por noche durante los meses de invierno y los 420 euros el resto del año. Quienes busquen una experiencia más privada también pueden reservar la casa completa, con capacidad para un total de 12 personas, y disfrutar de las habitaciones, así como del resto de lugares comunes de manera más íntima, aunque manteniendo el servicio y la cocina del cálido personal. Lo que no se debe buscar es la clave del wifi: no hay. Llagostera insiste en que la desconexión debe ser total para poder apreciar este enclave privilegiado.
El espacio también acoge bodas o eventos privados, así como retiros de yoga o sesiones matinales, acompañadas de un saludable brunch. Las excursiones personalizadas son otro de los atractivos de este rincón perdido en las montañas. Organizan paseos con guía sobre la nieve, heliesquí y esquí fuera de pista, así como pícnics en la naturaleza.
Durante los meses de verano, la experiencia es completamente diferente. No solo porque la nieve deje paso a los caminos y el recorrido hasta L’Ovella Negra se vuelva transitable, sino porque la subida de las temperaturas permite disfrutar mejor del jardín exterior. Así, durante los meses de julio y agosto, el cenador acoge conciertos y sesiones de música en directo. Y aunque recomiendan reservar con tiempo para no quedarse sin mesa, también es posible sentarse libremente con una manta sobre la hierba y disfrutar del momento.