Seaya, Antai, Bonsái y los fundadores de Tuenti se harán de oro con la venta de Glovo
Los primeros socios multiplicarán por hasta 24 la inversión
La venta de Glovo a Delivery Hero marca un punto de inflexión en el mercado español. La startup barcelonesa ha sido uno de los primeros unicornios en España y contó, desde su fundación, con el apoyo de los principales actores del venture capital patrio. Unos actores que, con el acuerdo de venta a Delivery Hero por 2.300 millones, harán la operación de la historia.
Glovo nació en 2015 como la idea de dos emprendedores, Óscar Pierre y Sacha Michaud. Pocos meses después, realizó su primera operación de calado, la fusión con la compañía Just Bell. Esto supuso la entrada en Glovo del venture builder Antai y permitió que sus socios, Miguel Vicente y Gerard Oliver, se sumasen a la plataforma española de delivery como cofundadores. También llegaron entonces a Glovo un grupo de empresarios que acababan de alcanzar uno de los primeros éxitos tecnológicos en España, Tuenti. Sus fundadores –Zaryn Dentzel, Félix Ruiz o Hugo Arévalo– llegaron a Glovo tras la venta de la red social española a Telefónica a través de la fusión con Just Bell, así como Bernardo Hernández, que también había fundado Idealista.
Estos, junto a Antai, formaron parte del núcleo duro de accionistas que acababa dealcanzar Wallapop. Y todos ellos respaldaron la primerísima ronda de financiación de Glovo, en 2015, en la que captó dos millones para abordar ya su internacionalización.
“La operación es un hito muy relevante en el ecosistema español, que creará un círculo virtuoso. Es un ejemplo de cómo los inversores que apostaron por Glovo en sus inicios recibirán ahora unas abundantes plusvalías que podrán volver a poner en el mercado en forma de nuevos fondos de venture capital o businnes angels”, explican Miguel Vicente y Gerard Olive, cofundadores de Glovo y coCEO de Antai Venture Builder.
Dos operaciones destacaron entonces. La primera fue una inyección de Atresmedia, en virtud de un acuerdo conocido como media for equity, en el cual el grupo de comunicación ofrecía publicidad a la startup a cambio de una parte del capital. Y la otra fue la ronda de financiación, serie A, en la que la compañía captó cinco millones de euros y supuso el apoyo de algunos de los primeros espadas del venture capital español, como Seaya Ventures, el fondo comandado por Beatriz González, que ha apostado por otras aventuras españolas de relumbrón como Cabify, Jobandtalent o Wallbox. Seaya ha participado en las siguientes rondas de la compañía y se mantiene como accionista relevante y con un puesto en el consejo. En esta misma ronda de financiación participó también el venture capital español Bonsai Partners. Y el fondo israelí Entrée Capital.
Pese a que las últimas rondas de financiación han diluido consistentemente su participación, estos inversores se embolsarán abundantes plusvalías. Las fuentes del mercado consultadas apuntan a que los primeros en entrar en Glovo multiplicarán por 24 veces su inversión, mientras que los que se sumaron a la compañía algo después cosecharán unas ganancias de 12 veces la inversión.
Algunos de los componentes de este primer núcleo de accionistas, sin embargo, ya decidieron hacer dinero contante y sonante su apuesta por Glovo. Uno de los casos es del Atresmedia, que según sus últimas cuentas anuales se embolsó unas ganacias de 10 veces la inversión. También el fondo de venture capital de CaixaBank, que participó en la primera ronda de financiación, se ha desprendido ya de sus acciones.
El comprador en ambos casos fue, precisamente, Delivery Hero. El resto de accionistas tiene de plazo hasta el 31 de enero para decididr si transforma sus títulos en acciones de Delivery Hero, con un valor en Bolsa de 85 euros. Seaya, que ha sido uno de los inversores que ha liderado la operación, tiene claro que lo hará y se espera que todos los inversores de Glovo (también los que han participado en las rondas más recientes) aprieten también el botón de las ventas. Solo los dos fundadores, Pierre y Michaud, han decidido quedarse en el capital y negocian con el grupo alemán un pacto de accionistas para blindar su poder y mantener la batuta de su compañía.